LXXXII

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13/10/15

Michael caminó hacia su novio, wow, que bien suena eso. Le hizo cosquillas y él volteó.

-Hola, Mikey.

-Hola, "amigo"-dijo Michael con una sonrisa. Daría la vida por decirle "Hola, amor" o "Hola, bebé"

Allí estaba Camila otra vez. No le importó, Luke era suyo y nadie se lo iba a quitar.

-Un segundo, necesito hablar con Camila.

Luke se dirigió a su amiga y esta le preguntó:

-¿Y?, ¿ya son novios?

Luke asintió emocionado y la chica gritó. Le emocionaba tanto de que su amigo tenga un novio; a decir verdad, se les veía muy bien juntos.

Al fin, Muke era 109182763187171719018273636% real. Aunque, ¿qué digo?, Muke siempre fue real.

Luke volvió con Kurt y su novio. Michael no podía quitar la sonrisa de su cara, Luke era suyo y, joder, no se cansaría de decirlo jamás.

-Ya tenemos que irnos, tenemos clases-dijo Kurt.

-Lo siento, tengo que irme.

-Está bien, ¿te veo después?-preguntó el teñido.

-Claro.

Michael depositó un tierno beso en su mejilla y se dio la vuelta para irse a su salón.

-;-

Michael corrió hacia Luke y cubrió sus ojos, este ya sabía que era su Mikey y volteó con una sonrisa en sus labios.

-Hola.

-¿Qué tal?-preguntó Michael.

-Bien, me gritaron ayer.

-¿Qué te dijo mamá Liz?-bromeó el teñido.

-Ya no voy a poder ir a tu casa.

-Entonces dile que vas a casa de Kurt y vienes a mi casa.

-A ninguna casa.

-Mierda. Yo te dije que era tarde y tú "un rato más, Mikey".

-Pero tú tampoco querías que me vaya, "no te vayas, Lukey. Quédate un poco más".

Michael empujó a Luke y él lo empujó también, siempre jugaban así y les encantaba.

Ninguno de los dos tenía clases, así que se quedaron juntos por el resto del día.

Hablaron sobre muchas cosas, sobre ellos, su relación, que tenía que ser secreto, sobre sus clases, sus profesores, etc...

Se la pasaban bien juntos y Luke era más cariñoso con Michael, algo que al teñido le encantaba.

-¿Quieres ir al gimnasio?-preguntó Michael. Ese lugar estaba siempre vacío, era perfecto para ellos.

-No podemos entrar allí sin permiso...

-¿Y eso qué? Podríamos entrar...

Michael se paró de las escaleras y caminó con el rubio hacia el gimnasio; al caminar, por primera vez, Luke cogió la mano de Michael y entrelazó sus dedos con los pequeños del teñido. Michael se sonrojó, Luke nunca había hecho eso. Fue algo que le alegró demasiado.

-¡Lukey! ¡quiero subirme ahí!-gritó Michael como un niño pequeño al ver el pequeño carrito en medio del patio.

Luke sonrió al ver a Michael ya instalado en el carrito y se acercó a él.

-¿Me empujas?-preguntó Michael.

-Claro, princesa.

Luke empezó a correr con el carrito y Michael en este. Mientras Luke subía la velocidad, Michael gritaba pidiéndole que pare entre risas.

-¡Luke! ¡idiota! ¡casi me muero!-grito el teñido, aún en el carrito.

-Cállate.

-Cállate tú.

Los dos rieron y Michael suelta:

-Me amas.

-Obviamente, sr. Hemmings.

Michael sonrió. ¿Cómo es que este rubio apareció en su vida tan rápido y le hizo amarlo sin control?

El día pasó tan rápido que ya era salida. Luke tenía que quedarse hasta las dos de la tarde por un examen de inglés, así que Michael se tuvo que ir solo.

-Tengo que irme, Lukey.

-No te vayas...

-No quiero irme, pero mi mamá me va a gritar.

Luke lo miró con tristeza, no se verían todo el fin de semana y lo iba a extrañar demasiado.

Luke estrechó a Michael entre sus brazos, apretando más su agarre para sentir su cuerpo con el suyo. Se quedaron así por largo, largo rato... Podrían quedarse toda una vida así, abrazados, sintiendo sus cuerpos juntos, acariciándose entre sí y disfrutando del perfume del otro.

-Mikey, te-tengo que irme...

-Solo un rato más, tus brazos son muy cómodos.

Michael escondió su rostro en el blanco cuello de Luke, algo que le dio escalofríos y puso su piel de gallina. Con el más mínimo roce del teñido, su corazón latía con rapidez y sentía que estaba en el mismísimo paraíso, siendo tocado por un ángel llamado Michael Gordon Clifford, el chico que lo haría sentir la persona con más suerte del infinito universo.

Se separaron del abrazo y unieron sus manos entrelazando sus fríos dedos. No les importaba que la gente los viera, les enorgullecía que la gente sepa que ellos estaban enamorados y que su amor duraría para siempre.

Volvieron a abrazarse, vuelvo a repetir, los abrazos de Luke son muy cómodos para el teñido y él no quería irse tan rápido.

-Te amo-le dijo Luke a su amado.

-Yo te amo más.

-No, yo más.

Los dos rieron, se amaban en serio y era algo de lo que ya no había dudas.

Luke sabía que Michael lo amaba.

Michael sabía que Luke lo amaba.

Y ya no había dudas de eso.

Just Friends; Muke Clemmings #AwardsShipp TERMINADAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن