Capitulo 6

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Mi mente en este momento es un simple torbellino que navega entre sus labios, me encanta como maneja con tal perfección su lengua causando que mi cuerpo reaccione sin el mayor esfuerzo...

Sentir sus manos acariciando mis muslos, haciéndome estremecer, sube lentamente por debajo de mi vestido presionando suave, delicada, me despego un poco de sus labios soltando un suspiro, me enciende como jamás nadie lo hizo y sin sentimientos de por medio, eso sin duda me sorprende aun más, ya que siempre que estuve con alguien tenia que existir una conexiòn emocional...

- Vamos a subir Andrea..  - Sus ojos, un mar de placer en este momento. Insisto, podría perderme ahí con todo gusto.

- Si, vamos.. - Me baje con todo pesar de su regazo, me gusta el calor que emite, el contacto al estar tan cerca, ella se levanta y toma mi mano, creo que procura que no me escape... Si supiera que ya no podría aunque quisiera.

Nos dirigimos dentro del hotel, sin mirar a nadie, en total silencio, teníamos un destino implícito. Al llegar al ascensor, ella presiona el último piso, me mira y sonríe... Por Dios, maldita sonrisa perfecta.

- No quiero interrupciones, así que iremos a mi habitación. - Me causa gracia su comentario.

- Me parece perfecto. - Es lo único que logro decir cuando me acorrala, me besa desesperadamente, no tardo en responder, mis manos quieren aumentar más la cercanía, me gusta sentir su cuerpo pegado al mio, desprende un calor intenso que me atraviesa como una corriente que invade y envuelve cada centímetro de mi piel.

No se con exactitud como salimos del ascensor aún besándonos y recorrimos la distancia hasta su puerta. Ella se despega para poder abrir la puerta de la suite, no repare mucho en detalle, no me interesaba en lo más mínimo además que ya estaba contra la puerta sintiendo los labios del pecado terrenal encarnado.

Me fue subiendo lentamente el vestido hasta quitármelo por completo y yo pasé a desabrochar su camisa mientras nos dirigimos a la cama... Al llegar al pie de la misma, ya estaba bajando su short.

Nos quedamos observando un momento, lentamente me fue soltando las tiras de la parte superior del traje de baño, su mirada se tornaba oscura a medida que iba detallando minuciosamente todo lo que se iba descubriendo, realizó el mismo proceso con la parte baja, así quedando totalmente expuesta ante ella, estaba admirando mi cuerpo desnudo, sentì el rubor llegando a mis mejillas, ella lo notó así que rápidamente se deshizo de los pedazos de tela que cubrían su piel... Y vaya que me dejo sin palabras aquel cuerpo desnudo esculpido por ángeles.

Mordí mi labio inferior, me acerqué y la besé de forma lenta, adentrando mi lengua en los surcos de su boca entrando en contacto con la suya, me sentí enloquecer, un gemido escapando sin aviso, sus manos en mi cintura guiandome sobre la cama, su cuerpo posicionado sobre el mio, estaba en el cielo y apenas estabamos comenzando...

Sus manos empezaron a recorrer mi figura sin decoro, elevo mis brazos por encima de mi cabeza mientras su boca se deleitaba con mi cuello, no podía pensar en nada, sentirla era algo adictivo, acabó con mi cordura, pasaba su lengua hasta el lóbulo de mi oreja para luego morderme delicadamente, seguía bajando tan lento que era una tortura la espera, llegó a mi pecho rozando con su nariz, luego sus labios, otra vez no pude retener un gemido, lo que fue el detonante perfecto para que sus labios empezaran a rodear uno de mis pezones erectos y sentir como una oleada de placer me envolvía totalmente, baje mis manos hasta su cabello y la presione más contra mi,  quería más, mi cuerpo empezaba a moverse involuntariamente, el calor que se propagaba entre mis piernas era de otro mundo... Solo por ella, y su maravillosa sensualidad.

Todo lo que hizo con mi cuerpo durante esa noche no lo podrìa describir ni en un millón de años, la manera en qué logró que aferrara su cabello mientras me devoraba por completo, gemir su nombre fue tan sencillo, tan perfecto, y no fuí la única... Saborearla fue increíble, sentirla estremecer por mi tacto, por mis besos, por mi cuerpo, es quizás la octava maravilla del mundo, al menos para mi.

Despertè sintiendo el aroma de su piel aun en contacto con la mia, estaba preciosa, ella ya tenìa sus ojos abiertos, me regalo su sonrisa y un beso suave...

- Buenos días hermosa. - Me dice con su voz aun somnolienta

- Buenos días a ti tambien - Me pudo la sonrisa, me sentía tan plena..

- Creo que para que esta mañana termine de ser perfecta nos hace falta un café y un copioso desayuno - ¡Me casaría con ella en este momento!

- Estoy de acuerdo, has dicho las palabras mágicas. - Ella arquea una ceja, su mirar se vuelve depredador.

- ¿Con que mágicas? ¿Y que se obtiene por decirlas? - Oh cielos, por mi mente pasaron todas las imagenes de la noche anterior, mi cuerpo reaccionó y me puse colorada en un instante. Ella sabe el efecto que tiene, no duda en usarlo a su favor...

- Presiento que ya sabes la respuesta. - Rie con gusto.

- Si, lo sé, tu cuerpo lo expresa claramente - Pasa su mano por debajo de la sabana que cubria mi pecho y acaricia lentamente mis pezones erguidos. Se me escapa un leve suspiro ¡Cuerpo traidor! - Y quiero complacerlo pero primero hay que recobrar fuerzas. - Se muerde el labio inferior para luego levantarse... Y ¡oh cielos! con total soltura me deleita con la total magnificencia de su desnudez .

No me importaría tener esa vista, digamos que, por el resto de mi vida... ¡¿Qué locura estoy pensando?!



Sin Aliento. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora