Capitulo 13

1.7K 121 12
                                    

N.A: ¡¡¡Estoy viva!!!  


Hacía un calor horrible para ser tan temprano, pero eso era algo habitual. Suti contemplo desde su ventana las desiertas calles, a esa hora estaban tan vacías que era casi desconcertante, solo los mercaderes más madrugadores comenzaban su rutina diaria, preparando sus puestos y productos para los posibles clientes. Esos eran los primeros murmullos del día, pronto el lugar estaría abarrotado. Ese mercado atraía a muchas personas de distintos lugares del reino, se pregunto si ella vendría, posiblemente no, quizás un familiar. Realmente quería verla...

-Hermano Suti- una voz suave, femenina, le llamo desde el umbral de la puerta. Él se limito a sonreír con condescendencia, todavía observando los mercaderes ir y venir. ¿Hermano? Si que se tomaba confianzas, para alguien que aun no era de la familia. Ella se acerco, el suave ruido de sus caras tobilleras al chocar entre si llego a sus oídos. -He oído que discutisteis con madre. ¿Es cierto?- pregunto. No contesto, no tenia nada de que hablar con aquella mujer, ni siquiera cuando sintió sus delicadas y bien cuidadas manos, deslizarse por sus costados y apoyarse sobre su pecho, ni cuando sus senos se presionaron sobre su espalda o el frió de su joyas y ornamentos contra su piel recalentada. Él cerro los ojos, tratando de fingir que la figura que se presionaba en su espalda era la chica del oasis y no la prometida de su hermano, pero no funciono, el aroma de la mujer a su lado era completamente diferente. -Siempre fuiste mi favorito, hermano Suti.- ella susurro, sus labios rozando contra su hombro en una pequeña caricia mientras hablaba. -Sálvame, por favor... no quiero un matrimonio sin amor...- Así que de eso se trataba... pensó con diversión. Sus padres habían elegido a alguien que encajaría perfectamente en ese nido de serpientes que llamaban familia. Ella era tan retorcida como el resto de ellos. Esa mujer pensaba que podia seducirlo y manipularlo para obtener poder, ahora que había descubierto el error de su madre. 

-Es muy atrevido de tu parte entrar en la habitación de un hombre, cuando estas prometida a otro, hermana.- dijo, ignorando el estremecimiento que recorrió el cuerpo de ella cuando la llamo hermana. Suti la miro por encima de su hombro. 

-Yo... me disculpo...- ella retrocedió un par de pasos de él. -No me di cuenta de lo inadecuado que mis acciones podían ser, hermano Suti.- sus grandes ojos marrones le miraron con una inocencia y timidez que sabia que eran falsas.

-¿Que diría mi querido hermano si se entere de esto?- él le sonrió con suavidad, estirando una de sus manos y acariciando su rostro. -¿Que opinas tu, hermano?- Suti miro hacía el umbral de la puerta, sonriendo horriblemente en su dirección. 




Adrien abrió los ojos con un gemido, la cabeza le palpitaba de dolor. Tardo unos segundos en orientarse,  todavía estaba en el baño, desnudo y Plagg se encontraba por encima de él, mirándole con preocupación. Se medio incorporo frotándose la cabeza, como si eso lograra calmar el dolor. Esta bien, se dijo, esto no augura nada bueno. 

-¿Te encuentras bien?- pregunto el kwami de la mala suerte. Adrien asintió con la cabeza, mirando de forma ausente los dedos con los que se frotaba antes la cabeza. Sin sangre, eso era bueno ¿no? -¿Quieres?- pregunto tendiéndole un trozo de queso maloliente.

-Ese olor despertaría hasta a los muertos, pero no, gracias.- le contesto, riéndose. Plagg se encogió de hombros.

-Más para mi, entonces.- dijo, engullendo el queso sin ninguna dificultad. -Por cierto... llegaras tarde.- Adrien se quejo. Tenia la sensación de que seria uno de esos horribles días en los que todo salia mal.




Por suerte había llegado a tiempo a la escuela, Marinette todavía no había llegado. La clase estaba llena de los bajos murmullos de sus compañeros, comentando el ultimo incidente, el modelo permaneció escuchando sus teorías y comentarios, ellos estaban tan lejos de la realidad que era casi risible, pero era mejor de esa manera. Nino se sentó a su lado, hablando con Alya sobre las posibles relaciones entre ambos accidentes. Ellos dos eran posiblemente los más cercanos a la realidad, aunque aun ni de lejos se acercaba a la verdad. ¿No estaba tardando demasiado Marinette? ¿Acaso su princesa se metió en problemas por el camino? Cálmate, se dijo, estas exagerando, si continuas así terminaras pensando que encerrarla encadenada a una habitación, es una buena idea. No es tan mala idea, replico su conciencia. Adrien frunció el ceño, esa era una idea horrible y punto. No pensaba discutir eso con su conciencia, al menos no todavía... Esta bien, se dijo, no acababa de considerar encerrar a su compañera de clase para mantenerla a salvo. No, no lo había hecho. Su conciencia se limito a reírse. 

Con un suspiro volvió a frotarse la cabeza y se levanto.

-¿Adrien?¿Donde vas?- pregunto Nino, interrumpiendo su nueva teoría a favor de interrogarle.

-Necesito ir al baño.- le contesto.

-¿Estas bien, amigo? Estas muy pálido.- parecía realmente preocupado.

-Si. No te preocupes.- Adrien le sonrió para tranquilizarle, para su completo alivio, Nino asintió conforme, aunque todavía parecía preocupado. 



No podia creer su suerte, al final estaba resultando que tenia razón acerca de como resultaría su día. Si definitivamente ese no estaba resultando un buen día para él, la laguna en su memoria, el golpe en la cabeza, casi llegar tarde a clase... y ahora un akuma, pensó con fastidio, un ridículo akuma que controlaba a los ratones y se hacía llamar señor rata... ¿No habían tenido un enemigo similar antes? se pregunto, tratando de esquivar a los ciudadanos en pánico y encontrar un lugar para transformarse. ¿Por que justo frente su escuela? pensó. Al menos estamos en nuestro elemento, susurro su conciencia con diversión. Adrien no pudo negar esa afirmación, su propia sonrisa divertida deslizándose por sus labios, mientras se ocultaba en una clase vacía.

-¡Plagg, garras!


Ladybug aun no había aparecido, eso le complico un poco las cosas, al fin y al cabo Chat Noir no podia purificar los akumas. No es como si lo hubiera necesitado, en aquel entonces, pensó esquivando  uno de los ataques de su enemigo. Tampoco podia tomarse en serio a su contrincante, no era ningún desafió, solo una molestia que no dejaba de huir. Claro que eso también era lo que hacían las ratas. Siguió al akuma hasta un callejón oscuro. No pudo evitar sonreír al ver que era uno sin salida. Completamente aislado y sin testigos, susurro la voz en su cabeza, perfecto para ventilar algunas frustraciones. Chat Noir le sonrió a su enemigo de forma depredadora.

-Creo que es hora de terminar este juego del ratón y el gato ¿no te parece, rata?- su presa se encogió contra la fría pared de ladrillos. ¡Ellos iban a divertirse tanto! o al menos mientras nadie más les interrumpiera. Esperaba que Ladybug no pensara demasiado en las lesiones de ese insignificante akuma o darse cuenta de las manchas de sangre que podían salpicar sobre su traje. -¡Juguemos a matar al ratón! 



N.A: En uno o dos días subiré el siguiente capitulo, lo prometo.








El secreto del primer Chat Noir (Marichat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora