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Las gotas de sudor caían desde la frente de Jungkook, haciendo su camino a través del rostro de este hasta perderse bajo la camiseta con el logo de la escuela a la que pertenecía. El partido de entrenamiento había terminado, y su improvisado equipo había ganado por varios puntos de diferencia, como no, si la gran estrella del baloncesto había sido parte de él. Todos los participantes del partido se dirigieron a las bancas situadas a un costado de la cancha para limpiar sus rostros y tomar un poco de agua, mientras el equipo ganador festejaba alegremente.

– ¡Jungkook! –el grito de Yoongi lo tomó desprevenido, dejando de prestar atención a su pequeño grupo festejo. Con cansancio se levantó de la banca y caminó hasta el mayor, bebiendo de su botella de agua.– Buen partido el de hoy.

– Gracias capitán. –el menor sonrió al sentir las palmadas sobre su hombro. Cada vez que recibía una felicitación sobre su desempeño en el juego no podía evitar sentirse feliz y orgulloso, eso le recordaba que todas esas horas de entrenamiento valían la pena.

– Deberías ir a la enfermería.

– ¿Mh? ¿Por qué? –el pelinegro frunció el ceño en confusión ante las palabras de su capitán, dirigiendo su mirada hacía donde este señalaba con el índice; su pantorrilla estaba sangrando, no tenía ni la más mínima idea como se había lastimado, en ningún momento sintió dolor alguno, pero quizás era por la adrenalina presente en su cuerpo durante el partido.– Oh está bien hyung, no me duele.

– No te pregunté si te dolía o no. –habló el mayor con firmeza, era parte de su trabajo como capitán del equipo procurar que todos los integrantes estuvieran lo más sanos posible.– Ve a la enfermería, el entrenamiento termina por hoy.

Antes de que Jungkook pudiera reclamar, el rubio se dio media vuelta alejándose de él mientras se acercaba hablando hacia el resto del equipo, no le quedaba otra opción más que hacer caso a la orden entregada por el mayor. Con un suspiro escapando de sus labios envolvió la toalla que cargaba en su mano alrededor de su cuello y se encaminó a la enfermería.

Cuando estuvo frente a la puerta del lugar que era su destino, se quedó ahí unos segundos sujetando la manilla de la puerta, pensando si realmente era necesario entrar, pero sabía que si no lo hacía Yoongi de alguna forma se enteraría y luego sería regañado. Con resignación abrió la puerta, se llevó una sorpresa al encontrar a un chico de cabello castaño que usaba el uniforme de la escuela en el escritorio que debería ocupar el enfermero a cargo del lugar.

– Oh, Jungkook. –el desconocido dijo su nombre con una sonrisa que reflejaba pura amabilidad, dejó el libro que sostenía en sus manos sobre el escritorio, y sin perder aquel gesto amigable de su rostro, dejó el asiento para acercarse unos pasos al recién llegado.– ¿Qué te trae a la enfermería?

– ¿Cómo es que me conoces? ¿Te conozco? –preguntó con extrañeza cuando el contrario dijo su nombre, estaba seguro de nunca haber entablado conversación alguna con él.

– Dudo que me conozcas. –respondió con sencillez y una pequeña risa escapando de su boca.– Pero todo el mundo te conoce, después de todo eres la gran estrella del baloncesto de la escuela.

Jungkook estaba ciertamente sorprendido, él era consciente de que era de los jugadores más destacados del equipo, pero nunca pensó en sí mismo como una gran estrella, mucho menos pensó ser tan reconocido dentro de la escuela, pensaba que solo aquellos pocos que se interesaban en los deportes podrían reconocerlo, pero al parecer era más popular de lo que creía. Dejando de lado esos pensamientos recordó el motivo por el cual había llegado ahí en primer lugar, con una rápida inspección a la enfermería confirmó que no había nadie más ahí que ellos dos.

– Disculpa, ¿Sabes dónde está el enfermero? –preguntó tras unos segundos de silencio.

– Fue llamado por el director, la verdad no sé cuándo regresará. –el chico se encogió de hombros, sin poder más respuesta que esa.– ¿Pero quizás yo pueda ayudarte?

Con la mirada Jungkook examinó el cuerpo del contrario, dudando si aceptar la ayuda que este le ofrecía, pero ya que probablemente se trataba solo de una herida superficial pensó que nada malo podría salir. Con un asentimiento de la cabeza el pelinegro aceptó, moviéndose unos pasos hasta poder sentarse sobre una de las camillas vacías.

– ¿Qué te duele? –preguntó el castaño, plantándose frente a la camilla, esperando por la respuesta para saber que elementos necesitaría.

– No es que me duela precisamente –contestó Jungkook, para luego señalar su pierna que ya tenía rastros de sangre seca. – Es mi pantorrilla.

Con un asentimiento de cabeza el otro chico rebuscó en uno de los estantes que se encontraban al lado contrario de aquella sala, al cabo de unos segundos regresó con una botella desinfectante y un poco de algodón. Acercó un banquito hasta volver a quedar frente al pelinegro, sentándose en este y dejando lo que traía en las manos sobre la camilla, con cuidado tomó la pierna de Jungkook inspeccionándola.

– No parece nada profundo. –comentó el castaño, dejando reposar la pierna ajena sobre sus muslos, mientras vertía un poco del líquido sobre una mota de algodón– Quizás duela un poco. –con estas palabras comenzó a dar suaves toques sobre la herida, tratando de remover todo resto de sangre posible, aunque trataba de ser lo más delicado posible, el pelinegro no podía evitar soltar pequeños quejidos de dolor, al parecer toda la adrenalina había abandonado su cuerpo dando paso al dolor.– Ya está limpio. –dando unos últimos toques el castaño procedió a poner un parche sobre la herida, tomó con delicadeza la pierna de Jungkook bajándola de sus muslos para que esta terminara colgando nuevamente desde la camilla.

- Muchas gracias. -Agradeció el pelinegro con una sonrisa, bajándose del lugar en que se encontraba sentado. – Por cierto, ¿No es contra las reglas que un estudiante este a cargo de la enfermería?

Con una suave risa el castaño negó, mientras tomaba la botella y los restos de algodón para devolverlos a su lugar y botar los desechos. – No estoy precisamente a cargo. –contestó, girándose para poder ver el rostro del contrario. – Solo que como dije, el Sr. Byun fue llamado de urgencia a la oficina principal, y daba la casualidad que yo estaba aquí, y ya que tengo algunos conocimientos básicos de cómo cuidar gente pensé que podía ser de ayuda, aunque si hubiera sido algo grave en definitiva hubiese llamado al Sr. Byun, o a una ambulancia.

Jungkook no pudo evitar soltar una suave risita ante el último comentario. – Pues si fuiste de ayuda... -el pelinegro dejó la frase sin terminar flotando en el aire, a falta de conocer como dirigirse al chico contrario. – Lo siento, pero no recuerdo tu nombre.

- Oh, eso es porque nunca lo dije. -El chico dejó salir otra risita, a Jungkook le pareció un gesto bastante dulce, parecía ser alguien muy risueño. – Mi nombre es Taehyung, Kim Taehyung.

Jungkook asintió en silencio, tratando de guardar el nombre en su cabeza.– De nuevo, gracias Taehyung. –dijo mientras caminaba hacía la puerta de la enfermería, con una tímida sonrisa en sus labios agitó su mano en forma de despedida hacía el contrario, el cual respondió con una gran y brillante sonrisa mientras agitaba su mano con energía. Tras esto Jungkook abrió la puerta para al fin dejar la enfermería atrás. Debía volver al gimnasio por sus cosas aún y su cuerpo estaba pidiendo descanso, y comida, mucha comida, así que sin más hizo su camino de regreso hasta el gimnasio. 



03/12/21

Play with me | TaekookWhere stories live. Discover now