-¿Desde cuando lo sabes? -preguntó.

-Hace una un poco más de una semana. -admití avergonzada.

Jayson asintió y el brillo de sus ojos se opaco un poco mostrándose confuso.

-¿Por qué no me lo dijiste?

《¿Qué?》

-¿Qué?

-Me hubiera gustado saberlo desde ése día -dijo.

-Tenía miedo -confesé -. Miedo de que me dijeras que no podía ser tuyo, miedo de mis padres, que lo rechazarás. De todo.

Jayson asintió y por un momento me sentí peor de lo que ya estaba sintiendome.

-Lo lamento. -pronuncié.

-No dudé que fuera mío Alexa, sé lo que pasó aquella noche y también que no usé protección. -me sonrojé como una idiota al recordarlo.

-Bu-ueno, creo que es culpa de ambos.

-Estoy encantado de recibir esta culpa -sonrió y no pude evitar hacer lo mismo.

-¿No te irás? -musite. Él negó y yo no pude sentirme más feliz por ello.

-No te agradecí por haberme traído aquí -comenté. -Gracias

-De nada. ¿Está todo bien con el bebé? -preguntó con tono preocupante y llevando una de sus grandes y tatuadas manos a mi vientre. Me sorprendí por ello y enseguida mi cuerpo se tensó. En embargo, en cuestión se segundos sentí una corriente recorrerme el cuerpo entero mientras ambos nos observabamos. Absortos de todo y con el su mano haciéndome estremecer.

-Uh... sí fue sólo la fiebre y el no alimentarme.

-Bueno Alexa...

-Lex imbécil, Lex.

-Alexa. Vendrás a mi departamento conmigo y yo me encargaré de que consumas alimento saludable por el bien de ambos y en especial de mi hijo.

《Mi hijo》

-Yo tengo mi departamento Jayson, deja de ser tan idiota.

-Sólo quiero que mi bebé sea sano y que su madre deje de ser tan pija.

《Mi bebé》

-Bueno tal vez si su padre dejará de ser tan imbécil lo dejará estar.

-Por ahora. -ambos sonreímos y sus dedos comenzaron a moverse sobre mi vientre.

《MIERDA》

-¡Helado a la orden! -escuché de pronto y la puerta de la habitación fue abierta. Por ésta entraron Chad y Bella ambos sonrientes y al vernos se quedaron en silencio. Jayson me miró antes de quitar su mano de mi vientre.

-Te traje de chocolate Lex -dijo Bella asentí y me tendió mi bote de hablado junto con una cuchara. -. Le puse lluvia de colores y chocolate líquido como te gusta...

-¡Gracias Bells! -chillé. Pero de pronto el helado desapareció de mis manos, Jayson negó haciéndome fruncir el ceño.

-Estás enferma y no es saludable para mi bebé.

Me quedé piedra, Bella soltó un jadeo y parecía que Chad estaba a punto de desmayarse.

-¿Lo sa-abes? -balbuceó Bella. Jayson asintió y con el ceño fruncido le dijo:

-Sí lo sé, y no me parece que alimentes con comida chatarra a mi bebé Bells. -murmuró en voz baja.

-Bueno Jayson, creo que no eres el único que se quedo congelado con la noticia -reí y ambos miraron a Chad que tenía los ojos como platos mientras nos miraba.

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