Capítulo 15 (parte 5)

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Observa las sábanas en la lejanía y la mirada reprobatoria de James me indica que es mejor que me quede quieta en mi sitio. Me siento cómodamente en la cama y me coloco contra el cabecero de la cama. Cruzo mis piernas y brazos sobre mi pecho disimuladamente intentado que no se percate de que me he tapado a propósito mis zonas íntimas.

Dirijo una tímida mirada en su dirección y James niega con su cabeza con una fría sonrisa. Retiro las manos y las piernas de esas zonas dejando mis zonas íntimas de nuevo al descubierto. No me hace falta levantar la mirada para saber donde está mirando en cada momento. Noto como mis pezones se endurecen bajo su atenta mirada, y a continuación mi coño palpita y restriego mis muslos buscando fricción entre mi coño. He tenido un orgasmo hace nada y ya necesito más. Con ellos a mi alrededor nunca tendré suficiente. Siempre querré más y más. Nunca me había sentido tan salvaje en mi vida.

Vuelvo a mirarle, siendo imposible para mi estar mucho tiempo ignorando su mirada. No lleva nada más que unos pantalones grises de algodón que se moldean perfectamente a sus caderas. Me muerdo los labios al entrever la V de su vientre. Ahora mismo bañaría toda su tableta de chocolate líquido y lo lamería hasta cerciorarme de que no quedara nada.

—Me sigue resultando enternecedor que después de todo lo que hemos hecho contigo sigas sintiendo esa timidez cuando estamos contigo. Nunca me habían gustado las chicas tímidas, siempre me ha parecido aburridas, pero hay algo en ti que no logro descifrar que hace que no pueda dejar de pensar en ti.— exclama mirándome como si fuera un misterioso enigma por descifrar, y que no le importaría pasarse la vida buscando la solución a este.— Cuando me miras con esos ojos de cordero degollado no puedo evitar querer acercarme a ti y cumplir cada uno de tus deseos. Me encantas, pequeña.— susurra agarrando con fuerza el banco.

Sus venas se marcan y siento como si fuera a romper el banco con sus duras manos.

Ambos nos quedamos callados durante un rato mirándonos, disfrutando del agradable silencio que nos envuelve. Me alegro de que no necesite rellenar los vacíos con palabras sin sentido. Me muerdo los labios sopesando la idea de contarle mis sueños, pero de pronto algo más urgente se atraviesa en mi camino.

—¿Estás bien?— susurro en voz baja buscando su mirada.

James me mira confuso y de pronto asiente entendiendo a lo que me refiero. Se queda callado, y me entristezco de que no me responda como yo esperaba que iba ha hacer. James no es muy hablador, no cuando se trata de hablar sobre sus sentimientos.

Aparto la mirada de sus ojos llevando mis piernas hacia mi pecho y cierro los ojos. Espero a escuchar algún gruñido reprobatorio, pero nada ocurre. Vaya, pensé que ahora que estábamos juntos no le costaría abrirse a mi.

—Estoy bien, Alba.— exclama y yo le miro sorprendida por sus palabras. Me había dado por vencida para lograr que hablara.— Siento que me hayas tenido que ver borracho, hacia meses que no bebía hasta perder el control.— exclama pasándose una mano por la cara cansado.— Esta casa no me trae buenos recuerdos, me aterra dormir entre estas cuatro paredes. Hacia años que no dormía en esta casa, y tú conseguiste que durmiera anoche de un tirón. Anoche las pesadillas dejaron de atormentarme.

Me quedo callada sorprendida por su confesión. ¿Le aterra dormir en esta cama? ¿Hay algo en la casa aterrador?

—¿Qué tiene de malo esta casa? ¿Hay algunas presencia fantasmagórica aquí?— exclamo mirando hacia todos los rincones realmente aterrada.

Noto como se me enfría la espalda, temiéndome lo peor.

La socarrona risa fría de James hace que los pelos se me pongan de punta. Se pasa las manos por el pelo y cierra sus ojos impidiéndome seguir contemplando el mar que me calma. Cuando los abre es como si una tormenta hubiera pasado por ellos, oscureciéndolos hasta casi convertirse en grisáceos.

Mi PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora