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Me sentí palidecer en el instante en que se alejó, al parecer le gustaba causar miedo, o algún sentimiento en mi ante él, caminó a la puerta y antes de irse se giró a mí para decir:

- Colócate algo, en treinta minutos volveré con tu comida. - Abandona la habitación y hasta ahora noto que no había respirado, libero el aire retenido en mis pulmones y empiezo a respirar. No sé quién es el, ni que es capaz de hacer, pero de algo estoy segura, debo salir de aquí... debo irme antes de que me haga daño.

Voy hasta el armario y veo que no hay pantalones, solo hay shorts y faldas. Tomo un short de jeans y un suéter tejido color café crema. Tomo unas zapatillas ya que si me coloco las botas de nieve que encontré ahí, tengo miedo de levantar sospechas.

Agarro las botas junto con unas medias y las llevo al baño revisó la puerta del baño y observo que es de cerradura, al igual que la de la habitación. Voy hacia los grandes ventanales que están al lado de la cama y me asomo, alrededor solo hay plantas no hay edificios o casas, no, solo hay árboles y arbustos cubiertos de la extensa cobija blanca. Trato de abrir los ventanales pero estas están cerradas.

La desesperación se apodera de mí y tiro de mi cabello con fuerza. Reviso la habitación de pies a cabeza pero no hay nada que me ayude a liberarme.

Escucho un ruido afuera de la puerta, seguido de este unas llaves.

- ¡ya va entrar! - chilla mi consciencia.

Dejo de revisar los cajones y los cierro de golpe, me lanzo a la cama y justo a tiempo porque la puerta se abre mostrando a ese hombre del que tanto quiero escapar, trae una bandeja en sus manos, lo que supongo yo que es mi comida.

Camina hasta mí y ahora veo que aun lado sobresalen las llaves de su bolsillo izquierdo, quito mí vista rápidamente para que no tenga indicio del plan que se maquina en mi mente.

Llega hasta mí y me extiende la bandeja, la tomo en mis manos y él se sienta en la silla donde se sentó esta mañana cuando trajo mi desayuno...

- Buen provecho espero que te guste. - Quito mi vista de él y la bajo a la bandeja, Encontrándome con lo mismo, distintos tipos de comidas y a la cantidad como si fuera para un batallón. De todo lo que hay tomo él te, lo observo, y lo llevo a mis labios, bebo poco a poco ya a que está caliente. Mi te favorito.

- Té de jazmín.

- ¿No te gusta? Puedo hacer otro para ti si quieres.

- No está bien, gracias. - Respiro por qué no estoy segura de la pregunta que hare - ¿cuál es tu nombre?

Parece nervioso ante mi pregunta ya que se remueve en la silla, llevo de nuevo la taza a mis labios y enarco una ceja.

- Alan.

Mmm Alan lindo nombre para un secuestrador.

- ¿Cuál es el tuyo? - Pregunta y ahora digo ¿es buena idea decirle mi nombre? Tal vez el mienta sobre el suyo.

- Esme - Utilizo mi apellido aunque parece un nombre de todas formas.

- Es un lindo nombre.

- Si, lo es.

Cuando termino él té me levanto de la cama.

- ¿Adónde vas? - Demanda y es hora de colocar en pie mi plan.

- Al baño. - Este asiente y entro al baño cierro con seguro. Tomo las botas de nieve, junto con el par de medias que deje detrás de la puerta y me las coloco. Ahora lo que queda es esperar. Un minuto, dos minutos. Tres minutos y así pasa el tiempo. Hasta que llega lo que quiero.

Dulce Estocolmo. © #MMA2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora