The King [Haehyuk +18] -PAUSADA HASTA NUEVO AVISO-

Leyendas

Hizo una educada venia hacia su madre -lo que usted ordene Reina- contestó sonriente, caminó hasta tomar una de las espadas destinadas al entrenamiento y se puso en posición, la hermosa mujer de ojos verdes tomó la propia espada y con elegancia se colocó

Siwon sonriente, se cruzó de brazos a lo lejos, observando el encuentro madre-hijo y, después de una colisión de miradas Donghae fue el primero en alzar al aire la hoja filosa, en cuanto ésta bajó a la altura de su madre, ella la evadió sin mucho esfuerzo, haciendo notar su experiencia en los duelos, dobló sobre sus pies y rodeó a su hijo, quedando detrás de él, forzando la espada contra su garganta –jamás debes dar el primer golpe Hae, siempre espera a que el oponente lo haga –recomendó con voz tranquila, regresando a su anterior lugar de un ágil movimiento, tan liviana como el mismo aire

Su madre, era la leona alfa, un mujer bastante hermosa e inteligente, todo el reino le tenía mucho aprecio y respeto, debido a todas las cosas caritativas que había hecho, además de que, en caso de cualquier batalla con las "criaturas" ella, era la general de la principal división de fuerza que debían sobrepasar, todas las leonas del reino eran temibles, pero Donghae, siendo no más que un príncipe joven y altanero, bufó divertido

-gracias por el consejo –dijo, más sin embargo volvió a atacar, un anillo dorado que pasó desapercibido por todos en la sala de entrenamiento, apareció en sus ojos por unos destellantes segundos, su sangre hirvió en poderío y volvió a contra atacar, el filo de la espada brilló contra la luz de las ventanas, lanzó un ataque sobre la Reina, alcanzándole a rozar la mejilla, de la cuál, brotaron unas insignificantes gotas de sangre roja, antes de que ésta se cerrara y curara por sí sola

La mujer divertida en medio de la pelea, jadeó de excitación, sus instintos rugían por continuar con las descargas de adrenalina, así que viendo el orgullo en la cara de su joven cachorro, decidió darle una última lección, sin brío empuñó el arma con más fuerza y lanzó dos golpes rápidos, que fueron detenidos por el hierro chirriante del contrario, un tercer golpe salió de ella, con la espada al aire afianzó el agarre, leyéndo el siguiente movimiento de su adversario

El castaño trató de parar el golpe con la hoja de su fiel arma, pero su madre con una fuerza atropellante hizo que su espada saliera volando lejos, escapando de sus manos y dejándole desarmado en plena lucha, con movimientos ágiles, apropiados de la nobleza, la Reina apuntó la punta del acero contra su garganta –jaque mate –terminó la Leona de hablar y, todos los chicos practicantes en la sala, que se habían acercado para mirar la intensa pelea aclamaron, aplaudieron y silbaron

Donghae alejó el filo de su garganta –jaque mate madre -sonrió el león, se acercó a la mujer que más amaba en el mundo y la acogió entre sus brazos -¿qué te trae hasta aquí?- cuestionó después de haberla abrazado y percibido su colonia a campo, ella, como de costumbre, acarició su cabeza antes de separarse

-Quisiera charlar contigo cariño –pidió mirándolo con dulzura –Beta Siwon, ¿le molesta que tome a mi hijo prestado por unos minutos?- preguntó dirigiéndose al moreno hombre

-por supuesto que no mi Reina, debería venir más seguido, mis alumnos han quedado enamorados de usted – sugirió en broma, secando nuevamente las gotitas de sudor de su frente, con la tolla enrredada alrededor del cuello

Hye Sun sonrió –en efecto, así será- agachó la cabeza con educación, despidiéndose del Leopardo y caminó hacia la salida, siendo acompañada de su hijo

El sol, iluminaba la plazuela rocosa del castillo, la blanca tierra resplandecía bajo su toque y las murallas de piedra se notaban cálidas

-Tienes toda mi atención madre –cortó repentino el silencio, pasear junto a su progenitora, era y siempre sería, una de sus actividades favoritas, desde cachorro había adorado con cada fibra de su ser, acompañarla en sus salidas al campo, añoraba volver a correr por los pastizales y sentir la tierra bajo sus garras, claro que, ahora siendo él un príncipe mayor, con deberes, su espirito implacable se veía siendo adiestrado