Ji se encontraba recostado sobre un sillón, con pantalones holgados y una remera suelta, en sus pies tenía puestas las zapatillas como pantuflas y llevaba el cabello mojado. Una guitarra descansaba sobre su vientre.

-Es increíble cómo eres cuando estás aquí, a cuando sales a la calle. Cualquier persona que ingresara ahora podría confundirte con un vagabundo- SeungHyun le dijo sonriendo mientras se dirigía a buscar dos copas.

JiYong rió –hyung soy demasiado lindo como para parecer uno, no me molestes- puso su instrumento a un lado y se acomodó para poder alcanzar la etiqueta de cigarros que estaba sobre la mesa. El mayor se sentó en el sillón del lado y le alcanzó una copa.

-¿Tuviste un día duro?- dijo tomando un trago de vino. Ji abrió los ojos como platos y luego se relajó.

-Ja! Demasiado duro para mi gusto- le respondió tocándose el pelo algo nervioso. –Escucha, lo de ésta mañana fue un...- SeungHyun lo interrumpió.

-Ji, estuve ausente los últimos tres años viéndolos a ti y a Bae sólo para ocasiones especiales, pero no por eso dejé de preocuparme por ustedes. El día que tu madre me llamó casi histérica contándome que estaban a punto de suspenderte del instituto por mal comportamiento, y que tu padre y ella ya no sabían qué hacer porque no los oías, de verdad quería venir a partirte la cara. No dejé mis estudios en el instituto de artes para venir a ofenderme con la primer cosa que dices sin pensar. Estoy aquí para hacerte entrar en razón pero no puedo hacer milagros, tienes que aprender a controlarte- su voz sonaba tranquila y llena de comprensión. Amaba a su amigo y eso no iba a cambiar. Sacó un cigarrillo, lo encendió y se quedó observándolo esperando una respuesta.

-Realmente nunca les doy el crédito que se merecen- dijo más para él mismo que para el mayor. –Gracias hyung, juro que intentaré no volver a discutir con la cabeza caliente.- Se sonrieron y bebieron de sus copas.


Cuando SeungHyun se encontraba cursando en la misma escuela primaria que sus amigos, era acosado por una de sus compañeras de clase, Nari. Él era un niño de buenos modales, se portaba bien con ella, pero intentaba mantenerla apartada el mayor tiempo posible.

Un día se encontraba en un salón vacío, como era habitual en él, no porque no tuviera amigos, sino porque prefería estar sólo para poder concentrarse en su cuaderno de dibujo. Nari siempre se quedaba oculta cerca de la puerta observándolo hasta que Seung se retiraba para regresar a clases. Pero ésta vez había sido diferente. La niña se acercó sigilosamente por encima de uno de sus hombros y echó un vistazo al cuaderno. Lo que pasó luego de eso fue todo tan rápido que JiYong y YoungBae no lo terminaron de asimilar hasta el mes siguiente que el mayor se fue a terminar la escuela en otra ciudad.

En el cuaderno garabateado había un perfil perfecto, con detalles que incluso serían fáciles de pasar desapercibidos, estaba a medio terminar pero fue suficiente para quitarle el aliento a la niña y hacerla esbozar un grito agudo que sacó a Seung de su asiento de un salto. Era el perfil de uno de sus compañeros... Un niño. Atormentada, Nari agarró la libreta y comenzó a pasar las hojas, Dong Suk se encontraba en todas y cada una de ellas. Mirando a SeungHyun a los ojos, dejó caer el cuaderno al suelo y se retiró corriendo de allí.

El niño pensaba que eso iba a ser todo, pero estaba equivocado. La muchacha le había contado a la suficiente cantidad de chicos en el colegio como para que se volviera producto de bullying. Y fue hasta que lo trataron de "raro" y "delicado" que decidió decirle a sus padres y ellos al instante decidieron cambiarlo a una escuela en otra ciudad.

Nunca hablaron detalladamente del tema, pero no era necesario, su familia y amigos lo amaban y era suficiente.


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