II

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Percy permaneció en silencio, solo se escuchaban las olas golpear la playa. No sabía ni en qué momento Cronos había desaparecido, no podía dejar de pensar en lo que iba a hacer, a pesar de que no había pasado mucho tiempo en el campamento Mestizo no quería ni imaginarse lo que ocurriría cuando el ejército de los Romanos lleguen al campamento, sabía que eso sería una masacre y temía que sus hermanas o Clarisse les pasara algo durante la batalla. Pero por más que se sintiera culpable de lo que podría pasar en el campamento, no podía dejar a su mamá a la merced del Primordial. No tenía que pensar en lo que haría, su decisión la había tomado desde que se enteró de lo que le pasaba a su mamá, para su mala fortuna aún no sabía dónde estaba y no creía tener el tiempo para equivocarse.

Reyna y Hylla intentaron hablar con él, pero este solo las ignoró, no dejaba de pensar en cuál sería la mejor de sus opciones; tal vez podía ir al Campamento Mestizo y junto con sus hermanas empezar la búsqueda de su mamá, pero tal vez estas ya no estaban en el campamento o en el peor de los casos estas aún se encontraban en el campamento y dudaba que pudieran escapar cuando los romanos llegarán. La única opción que tenía era realizar la búsqueda el sólo.

- Percy detente, tienes que esperar - dijo Reyna mientras trataba de que dejará de caminar pero fue Hylla la que se interpuso en su camino logrando que este se detuviera.

- Me tengo que ir, no voy a dejar que algo le pase a mi madre, Cronos la puede estar torturando en estos momentos - explicó Percy con frustración, Hylla le colocó su mano en el hombro de su amigo como consuelo.

- Lo sé Percy y no te quiero detener, pero aún no sabes a donde tienes que ir, no puedes ir por todo el país buscándola. Tienes que tranquilizarte, primero hay que idear un plan - razonó Reyna, él se quedó en silencio por un momento después de todo ella tenía razón, recordaba que su madre le había dicho una vez a cerca de donde estaba Atlas pero en ese preciso momento se le había olvidado.

- Está en San Francisco, ahí está el Monte Tamalpais - dijo Ares hablando por primera vez, desde que Cronos había desaparecido, el Olímpico lucía cada vez peor.

- ¿Estás bien? - preguntó Percy acercándose a donde estaba recostado el Dios de la Guerra.

- Tranquilo niño, estoy bien - respondió Ares intentando esbozar una sonrisa. - No tengo mucho tiempo, el tener los campamentos tan cerca nos afecta a todos los Dioses.

Percy y las chicas guardaron silencio esperando a que Ares continuará hablando, - Mi padre se ha enterado de tu existencia, debes de cuidarte seguramente habrá enviado a alguien para capturarte, así que ya no tomes más de la poción que te dió Hermes, usa tus poderes para defenderte - añadió Ares con esfuerzo, antes de observar a su alrededor. - Creo que Afrodita me dijo que la chica a la que salvaste se encuentra en esta ciudad con su papá, ella te puede ayudar para que llegues a San Francisco.

Después de eso el Dios desapareció del lugar, - Nosotras vamos a ir contigo, vas a necesitar ayuda en todo esto, sabes que cuando lleguemos ahí te estará esperando Cronos - Percy asintió con la cabeza, ya sabía a donde se tenía que dirigir ahora solo tenía que idear una forma de cruzar todo el país, la única opción, aunque descartada era volar, no se podía arriesgar a morir incinerado, eso solo dejaba viajar en auto o en tren y en ambos casos no contaba con dinero y tampoco sabía en dónde empezar a buscar a Piper.

- Tranquilo Percy ya por lo menos sabemos dónde se encuentra tu mamá, ¿Tienes una idea de donde podemos encontrar a la chica? - dijo Reyna.

- No - respondió de pronto, recordando que en ningún momento le había preguntado a Piper acerca de su familia. - Solo recuerdo que se llama Piper Mclean.

En esta ocasión Reyna sonrió de pronto, - Ustedes vayan a recoger las cosas - fue lo único que dijo antes de correr en dirección contraria a donde estaban los chicos.

Percy Jackson El Salvador de la CazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora