Capítulo 25 - Ahora o nunca

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Tengo que aceptar que desde que estuvimos a punto de hacerlo Ray y yo, me pone nerviosa tenerlo por casa. Solo un poco. Bueno quizás bastante. Pero nadie me puede culpar por ser una adolescente hormonal.

Todo esto lo digo porque nos hemos escapada de la feria para venir a mi casa, dejando a nuestros amigos solos. He recibido numerosos menajes de Lizzy, incluso llamadas, pero he decidido ignorarlas. Lo sé soy la mejor amiga que se puede tener.

Cierro la puerta y dejo mis cosas en la mesa, junto con la chaqueta de Ray. Le veo en la cocina sirviéndose agua, me acerco y también saco un vaso para servirme.

– ¿Te apetece ver una película? – pregunto sin saber que podemos hacer.

– Acepto si me dejas escogerla – frunzo el ceño queriendo hacerlo yo.

Cedo asintiendo lentamente y dejo que se dirija al salón. Suspiro sin poder evitar sentir nerviosismo. Me siento un poco estúpida. Es Ray. El chico que no ha desistido conmigo. El chico que me ha aceptado a pesar de mi pasado, quien me hace reír, quien me anima y limpia mis lágrimas. No debería sentirme así, quiero decir, confío en él. Completamente.

Cuando llego al salón Ray ya se ha sentado en el sofá y al oírme llegar se gira con una sonrisa. Levanta un brazo invitándome a acurrucarme contra él. Le hago caso y me siento a su lado. En seguida su brazo me envuelve y yo paso un brazo por encima de su pecho. Da al play y veo que ha puesto los Vengadores. Suspiro agradecida. No me apetece una película romanticona teniendo a Ray a mi lado.

A mitad de la película me estoy quedando dormida. Me encanta los Vengadores, sobre todo cuando aparece Tony Stark, peor entre el calor que desprende Ray y que hace unas noches que no duermo bien no ayuda a mantenerme despierta. Ray me da un beso en la coronilla y levanto la cabeza para mirarle. Ray tiene una sonrisa cariñosa y no puedo evitar alzar un poco más la cabeza y darle un pequeño beso. Al separarme Ray acaricia mi rostro.

Me vuelvo a acercar y esta vez no me separo. Mis manos, antes apoyadas en su pecho, ahora suben a su cuello. Ray sube su mano desde la rodilla hasta llegar a mi cadera y su labios se dirigen a mi cuello. EL sueño se me va de golpe al notar su cálida lengua bajo mi oreja, provocando que un escalofrío me recorra la espalda. Tomando fuerza me subo a su regazo, quedando una pierna a cada lado. Ray me mira divertido y le sonrío maliciosamente antes de esta vez ser yo quien se dirija a su cuello. Bajo una de mis manos por su pecho y abdomen hasta llegar al dobladillo su camiseta.

Sin pensármelo dos veces se la saco y la tiro a un lado. Al mirarle a los ojos, veo que éstos brillan de deseo. Ray vuelve a besarme, esta vez con necesidad. Coloca una mano en mi muslo y la otra en mi cadera, sin separarnos, nos levanta. La próxima vez que abro los ojos estamos en mi habitación. Me deja sobre mi espalda y rápidamente se coloca entre mis piernas.

Mi vestido desaparece rápidamente y tengo un pequeño déjà vu. Recorro con mis manos todo su vientre mientras él me acaricia mi muslo derecho. Su abdomen está duro gracias al entrenamiento de natación y al llevar mis manos a su espalda puedo notar sus músculos tensarse con mi tacto.

Sin poder contenerme bajo mis manos a su pantalón, desabrochándolo. Ray me ayuda a sacárselo, quedando los dos tan solo en ropa interior. Empieza repartir besos por mi cuello otra vez mientras su mano acaricia mi pecho por encima del sujetador. Baja hasta llegar a mi hombro bajando un tirante de mi sujetador. Siento un bulto que se presiona entre mis piernas y no puedo evitar soltar un pequeño jadeo.

Calor, siento mucho calor en todo mi cuerpo. Y cuando toco a Ray su piel arde contra mi mano. No creo poder sepárame en estos momentos, por eso me quejo cuando se separa un poco.

– No creo que pueda detenerme si seguimos así – dice Ray con voz ronca.

Oh maldita sea, mi novio tiene la voz más sexy del mundo en estos momentos. Si pretendía hacerme dudar con ese comentario había conseguido todo lo contrario. Era ahora o nunca. Me sentía segura con él. Y en todo lo que puedo pensar es en la necesidad que tengo de sacarle el bóxer negro que lleva.

Como respuesta me desabrocho el sujetador mientras nos seguimos mirando hasta que él baja la mirada y ve como lo tiro a un lado de la cama. Me vuelve a besar mientras noto como su mano vuelve a colocarse encima de mi pecho, pero esta vez si nada que los separe. Gimo en su boca y paso mis manos por su pelo.

***

Me despierto confundida y al mirar la hora veo que es medianoche. Un sentimiento de inquietud me asalta y cuando intento levantarme me doy cuenta que Ray tiene un brazo alrededor de mi cintura. Sonrío, ha sido una buena noche. El mayor miedo que tenía era sentir dolor, un dolor cómo el que sentía cuando el fantasma me tocaba. Y no voy a mentir, me paralicé cuando sentí a Ray dentro de mí. Esperaba sentir el dolor pero en cambio había sentido placer.

Aparto su brazo y me levanto, me pongo mis bragas y la camiseta de Ray para poder bajar a beber agua a la cocina.

Me lleno el vaso hasta arriba y me lo bebo tranquilamente mientras ignoro esa sensación de molestar que se había posicionado en mi estómago. No era nada relacionado con lo que había pasado esta noche. No me arrepentía. Sentía que algo no encajaba, como si se me escapara algo.

Decido ignorarlo y me llevo el vaso hasta el comedor y me siento en el sofá para coger mi móvil y contestar los mensajes de Lizzy. Una sonrisa ladeada se forma en mi rostro al notar lo cabreada que está. Nunca pensé que pudiera recibir tantos insultos hacia mi persona. Río al leer en mayúsculas un: ERES UNA ZORRA, MALA AMIGA.

Toda una dulzura, lo sé. Pero lo que me sorprende es el último mensaje, un simple gracias. Supongo que al final se lo había pasado bien.

Le contesto con un de nada y un guiño. Me vuelvo a reír al imaginarme la bronca que me dará al llegar al instituto el lunes, a pesar de que sé que me lo volverá a agradecer.

Vuelvo a la cocina y vuelvo a llenar el vaso de agua. Cuando me dirijo a las escaleras veo a Baloo que está mirando fijamente a un punto en concreto. Me agacho para acariciarle la cabeza, pero no se mueve. Me incorporo extrañada y dirijo la mirada a donde mi gato mira.

El aire escapa de mis pulmones y noto como el vaso se resbala de mis manos y se estrella en el suelo. Noto como el agua que contenía el vaso llega a mis pies, noto como mi mente se queda en blanco, noto como el terror me invade de nuevo. La clase de terror que te hace quedarte estática, que aplaca tu instinto de supervivencia, ese que te ordena que huyas. Pero yo no hago nada. Ray baja corriendo las escaleras, giro la cabeza para verle, pero rápidamente vuelvo la mirada la ventana y suelto un jadeo. No está. El fantasma ya no está. Mi secuestrador ya no está. Mis piernas ceden y mis rodillas tocan el suelo, noto como los cristales se me clavan y a Ray llamándome. Pero no consigo reaccionar mientras una lagrima cae por mi mejilla.

J%��K%��K%���@P9

Be carefulWhere stories live. Discover now