‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Cuando su etapa más madura llegó sólo se limitó a caminar por los senderos oscuros que le habían sido brindados como hogar. Lo hacía porque estar estático no le acomodaba, no porque tuviese intención de descubrir algo más.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Su madre, por otro lado, observaba a cada instante a su pequeña creación, riendo y corriendo, a veces caminando y al final, ya sólo permitiendo que la corriente de nebulosas primitivas lo llevaran como el río que traslada un cuerpo sin alma. Conmovida por aquellas emociones que transmitía por medio de sus oscuros ojos, por entre sus agrietados labios que no emitían palabra alguna, decidió darle un compañero. Juntó sus manos pensando en la siguiente criatura que saldría de ella. En un soplo y una caricia creó o a otro ser similar en naturaleza pero contrario en existencia. Todas sus creaciones primogénitas no tendrían raíz en tiempo ni forma, así que sólo procuró que fuese un complemento. Con las manos delicadas detalló el cuerpo luminoso y la voz aterciopelada.

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Su primera creación percibió un chispazo que deslumbró gran parte de su hogar, parpadeó lento con dolor en sus pupilas y se sorprendió. Del otro lado encontró a un ser similar a él pero..., era todo en todos momentos, lo vió transformándose en infancia hasta la adultez para luego abrir paso a la vejez, su cuerpo mutando en distintas criaturas que jamás había visto, formándose después en un halo de luz, un cometa, una estrella explotando y un astro girando, era electrones, fotones, quarks. Lleno de una curiosidad nueva miró sus propias manos iluminadas gracias a la presencia ajena y observó que él mismo poseía esa naturaleza; era todo a la vez, podía notar que sus extremidades pasaban por el tiempo cícilo entre la juventud y la vejez, sus dedos se caían volviéndose polvo para regenerarse en un satélite natural, luego perdía la forma para ser un asteroide filoso de extremidades picudas y al final absorbía cualquier rastro de iluminación para ser algo totalmente oscuro, vió que no tenía pies fijos, todo era sombra por instantes componiéndose de la materia faltante en su entorno, encontrando existencia en los huecos entre los átomos que su compañero recién llegado emitía. 

«Hola...»

Respingó, era la primera vez que oía a alguien ajeno, era una voz aterciopelada, dulce, calma y con el eco en vibraciones tenues, unas desconocidas y totalmente opuestas a las suyas.

«...Hola»

‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ ‎ Respondió dudoso el de mayor experiencia, atreviéndose a girar alrededor del nuevo inquilino, estudiándolo con curiosidad, era como ver a dos astros andando entre sí por la fuerza natural de la atracción.

«¿Cuál es tu nombre?»

¿Nombre? ¿De qué hablaba?

«¿Nombre?»

«¿No tienes uno?»

«No.»

«Creo que yo tampoco.»

«¿Qué es un nombre?»

«Es algo que le pones a las demás cosas.»

«¿Para qué?»

«Para identificarlas.»

«¿Cómo sabes eso?»

«Lo acabo de inventar.»

«Oh...»

Giró de nuevo sobre sí mismo pensando que nunca se había detenido para clasificar e identificar a lo que lo rodeaba, miró el abismo que parecía ser alcanzado por la fuerza de éste nuevo inquilino descubriendo así que existían distintas formas y colores dentro del entorno.

génesis | ymDonde viven las historias. Descúbrelo ahora