7. El perro de la reina

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Oscuridad era lo que observaba en este preciso momento la joven. Se encontraba en lo que parecía ser una celda, tirada en el frío suelo.

-al fin despiertas, ya llevabas mucho tiempo inconsciente. Me estaba preocupando-

-¿tú?- dijo la joven con tono burlesco- no me hagas reír, con suerte te preocupas del alma de tu amo-

-veo que me conoces bien- menciono él esbozando una sonrisa- mi amo desea hablar contigo-

-pues será un completo agrado hablar con el dueño de un perro sarnoso-

-espero que sea así mi lady- esta vez era otra persona la que hablaba, era la voz de un niño- soy el conde Phantomhive, Ciel Phantomhive-

Catherine lo observo con recelo, el era el perro guardián de la reina y no podía tomarse a la ligera la ocasión. Él era una persona peligrosa, con y sin demonio.

-muy buenas noches conde, es un placer conocerlo. Me hubiera agradado enormemente que la ocasión hubiese sido mas "formal" por decirlo de algún modo-

-¿qué hacia en mi terreno?, deseaba tener una charla conmigo acaso-

-vaya, directo al grano. No esperaba otra actitud de cierto conde. Bueno, a decir verdad, si tiene un perro que se comporta de este modo tampoco podría esperar otra actitud de parte del amo-

-¡Sebastian!, castiga a esta insolente-

-yes my lord-

Sebastian se acerco lentamente a la joven y cuando estuvo lo suficientemente cerca la golpeo. A Catherine le invadía el orgullo y pensaba quedarse cruzada de brazos por lo que golpeó a Sebastian en el rostro, ella sonrió.

-no creas que por tenerme encerrada me quedare quieta esperando el injusto castigo que se me ha dado- 

-señorita... yo solo obedezco ordenes y por esa razón lo mejor será que hable-

-dígame mi lady, ¿por qué se encontraba usted en mi terreno?-

-ya se lo dije, solo salí a caminar y llegue aquí-

-¿cómo puedo estar seguro de que usted no miente?, después de todo es una intrusa-

-¿quiere pruebas?, se las daré... revise en mi bolsillo, ahí encontrara un reloj, podrá comprobar que digo la verdad-

Ciel hizo un movimiento con la cabeza indicándole a Sebastian que hiciera lo ya nombrado. El mayordomo se acerco a la joven e introdujo su mano en el bolsillo de su falda, ahí se encontraba un reloj con un sello, el sello de la reina.

-¿cómo es que tienes esto?, ¿quién eres?-

-soy Catherine Götz, el ángel guardián de la reina-

El conde quedó sorprendido al igual que se fiel sirviente. Sebastian se acerco rápidamente a Catherine y le quitó las cadenas que la rodeaban, Ciel se lo había pedido en silencio, le daba vergüenza aceptar su error.

-lamento mucho el malentendido mi lady, por favor, quédese... puede ocupar el baño para asearse, le pediré a Sebastian que le lleve un cambió de ropa-

-esto está extremadamente fuera de lugar, pero aceptaré la oferta de asearme, estoy espantosa-

-por favor sigame mi lady-

El demonio llevó a la joven a la habitación de invitados y le indico donde se encontraba el baño. Catherine después de desvestirse fue a tomar un baño, una vez lista espero en la habitación con la toalla que le habían pasado para cubrirse mientras el mayordomo buscaba el cambio de ropa.

Se escucharon unos pequeños golpes en la puerta para luego entrar el joven mayordomo.

-aquí esta su ropa señorita Götz, y creo que debería cambiarse rápido se puede apreciar parte de su cuerpo- dijo Sebastian de manera burlesca

-sale de aquí demonio pervertido-

-con su permiso señorita, me retiro-

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-ya esta lista?-

-le acabo de entregar el cambio de ropa, joven amo. Debo decirle que esa mujer no es normal-

-¿por qué lo dices?-

-bueno a juzgar por su apariencia, no cualquier humano tiene ojos de distinto color... en especial uno rojo. Ademas de que en el momento en el que le entregue su ropa, en la parte baja del estómago pude apreciar la marca de un sello de sangre, es decir, una maldición-

-ya veo, creo que lo mejor será dejarla ir... y Sebastian, quiero que investigues sobre esa mujer-

-como desee-

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Catherine ya se encontraba de nuevo en su hogar. Había sido una aventura estar en la casa del conde. Rara vez alguien entraba en ese lugar, o eso decía la gente de la ciudad.

-me pregunto que pasara de ahora en adelante. Un demonio sirviendo a un humano, en estos tiempos es raro ver demonio ya que la mayoría han muerto-

La joven se llevo una mano al corazón y se dispuso a pensar, ¿qué le prepararía el futuro ahora que por fin había conocido al perro guardián de la reina?

-bueno... después de todo no es nada mas que eso, un perro que obedece a su amo al igual que ese demonio  a él-

Quién diría que ese encuentro cambiaría todo lo que conocía la joven. Y que de algún modo regresaría la vida que había perdido esa fría mañana de antaño.


Un ángel para el demonio. (EDITANDO)Where stories live. Discover now