La Empleada parte II (+18)

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Continúa...

Extasiado cayó encima de Victoria y ella sobre la superficie de la mesa.
Pasos se oyeron en el recibidor, Heriberto se levantó de encima de Victoria no sin antes morderle la nuca, se alejo acomodándose la ropa y Victoria rápidamente se subió las bragas y bajo la falda, se dirigió a la cocina nerviosa.

Cuando la esposa de Heriberto entró en el comedor se sorprendió de verlo sentado en la mesa con la camisa algo arrugada y algo sudado.

-Heriberto, pero ¿Qué te paso? Parece que has corrido una maratón (Mirándolo de arriba a abajo).
-Nada Linda, solo que tuve que empujar el carro una cuadra porque no me arrancaba.
- ¿Y Victoria? (Mirando a ambos lados).
-Supongo que en la cocina, dijo que iba a traerme un vaso con agua.

Al rato llegó Victoria con una bandeja.

-Aquí tiene el agua señor. Buenas tardes señora ¿Sirvo el almuerzo?
-Por favor, Victoria...

Victoria se fue y al rato volvió con el almuerzo.
Estaba sirviendo la comida, cuando le fue indispensable pararse entre sus patrones. Mientras le servía la comida a la señora, una traviesa mano subió desde su pantorrilla, hasta el tronco de su trasero, haciendo todo el esfuerzo del mundo para no delatarse, apretó sus piernas al sentir la mano de Heriberto acariciar suavemente su feminidad atraves de las bragas.
Se giro y le sirvió la comida a su patrón, lanzándole una mirada de advertencia.

Tiempo más tarde... Ya en la noche.

Victoria terminaba de levantar la mesa y lavar la losa.
Tan ensimismada estaba en su quehacer que cuando estaba fregando la bacha, Heriberto la tomó fuertemente de las caderas y presionó su trasero contra sus caderas. Se quedó quieta y asustada.

-¿Qué hacés? (Nerviosa).
-(Llevo su mano desde su cadera, a su sexo y presionó hacia atrás, atrayendola más a él) Nada...(Respirando pesadamente en su oído).
-La señora se dará cuenta que no está en su habitación... (Cerrando sus ojos).
-Discutimos y le dije que iba a dormir en el estudio (Masajeando la feminidad de ella).
-Hmm...(Reaccionando) Basta, ya basta (Se alejo de él).

Se fue rápidamente a su habitación, ya había terminado con su deber. Se metió a la ducha y se dio un merecido baño, mientras enjabona su cuerpo, mete lentamente su mano entre sus piernas y comienza a tocarse suavemente, dejándose llevar pero, no le era suficiente. Una luz se prendió en su cabeza. Término su baño y en bata se dirigió a su placard, se vistió.

Una de la mañana dio en su reloj de mesa. Impaciente se levantó y se puso nuevamente su bata.
Sin hacer mucho ruido se dirigió hacia donde se supone estaría Heriberto.
Antes de entrar miró hacia todos lados, una vez corroboró que no había nadie se infiltra en el estudio. Allí estaba él, sentado detrás del escritorio mirándola. Se giro y le puso el seguro a la puerta.

Se paró frente a él, y dejó caer su bata. Dejando al descubierto su vestimenta. Un corto camisón de seda color negro con alta transparencia y gran escote V; medias finas del mismo color que llegaban a la altura de sus muslos. Acompañando ambas prendas unos altos tacones agujas.
Embelesado se levantó y camino hacia ella, la recorrió con la mirada de arriba, abajo. La tomó de la cintura pegándola a él, y llevando una mano por atrás entre sus piernas y presionando su trasero. Ella jadeo de anticipación, él llevó su boca al cuello de Victoria, lo beso suavemente, lo lamio y suciono a la vez que lo mordia.

El sexo de ambos palpitaba de necesidad. Victoria sentía latente el placer entre sus piernas. A cada segundo que pasaba más mojada se encontraba.
Sin remedio alguno sus bocas se encontraron brutalmente, haciendo que sus dientes chocarán, sus lenguas labraron una ardua pelea entre ellas. El calor iba en aumento a cada segundo que corría en el reloj.

Mientras el beso continuaba ferozmente, él la acercó a la pared más próxima. La sujeto de la cintura y ella apoyo la mano en su cadera a la vez que levantó una de sus piernas a la misma altura. Con la mano que tenía libre Heriberto comenzó a acariciar los pechos de Victoria. Lo masajeo, y ejerció cierta presión sobre ellos. Ella jadeaba cada vez más.

El fiero placer se hizo presente, causando estragos en ambos amantes. La tomó del trasero y la levantó haciendo que ella enroscara sus piernas en forma de llave en su cintura. Se desvistio como pudo y corrió a un lado el tanga de Victoria, él listo y ella igual, con prisa y necesidad. Se hundió en el centro de su ser. Ambos gimieron de satisfacción, un cadencioso vaivén de caderas, gemidos que eran ahogados en sus bocas y una loca pasión que obligaba a aumentar el ritmo y la fuerza de las embestidas.
Pasos se oían cada vez más cerca, la adrenalina los tenía presos. El miedo a ser descubiertos les jugaba a favor, aumentando más el placer de la fricción de sus sexos.

La penetraba cada vez con más furia, el chocar de sus dientes, el agitado respirar, los gimoteos, el chocar de sus carnes y el fuerte alarido al llegar al clímax... Era la música de fondo en el estudio, donde daban rienda suelta al amor...

Historia Tekila (ALTO CONTENIDO SEXUAL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora