12. Estúpido amor

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Lazio, Italia. 2003.

La tarde era hermosa en el Coliseo y hoy, sobre todo, en un día tan especial para Roma: 14 de febrero "Día de los enamorados". En el mismo lugar donde nace esta romántica celebración se encuentran parejas de todos los tipos y edades compartiendo momentos inolvidables... pero, entre ellos, hay un solitario joven de no más de 15 años con una corta cabellera color chocolate y ojos ansiosos recorriendo a cada persona. Portaba una vestimenta casual que aun a su edad, le daba clase; con una sonrisa reluciendo impecables dientes bajo frenillos bien cuidados y en las manos, llevaba un pequeño ramo de ranúnculos amarillos, rosas y blancos.

15:20. Habían pasado ya una hora con quince minutos desde que había llegado a ese lugar. Hoy era 'ese' día, aquel en el que pediría a una de sus amigas una oportunidad para demostrarle lo caballeroso, atento y romántico que podría ser Bernoulli en una relación... pero ni si quiera pudo preguntarle algo. 'Ese' día, él tuvo que abandonar de la misma manera en la que llego: solo.

Pensó al momento en lo que dirían sus más cercanos amigos: "¡Wow! Es la tercera vez que te dejan plantado este año" O "Hay algunas cosas en las que te envidio... pero en relaciones, no me gustaría estar en tu zapatos". Era comprensible, desde que Francesco tenía memoria, no había tenido una historia de amor... no había disfrutado de alguna oportunidad en la que el pudiese entrelazar las manos con alguien y dedicar un "Te amo". No había palabras para expresar el dolor que sentía. Suspiró resignado, tiró el ramo y siguió su camino.

Desde ese día, no volvió a esperar por alguien.

Montecarlo, Mónaco. 2008.

Eran pasadas las diez de la noche. El eco del Jazz golpeaba en las paredes del establecimiento: un restaurante de elegante adornado de colores formales y suaves, una luz tenue en cada mesa y grandes candelabros colgaban del techo. Era el mismo joven de ojos profundos esperando en una mesa. Sonrió nervioso para sí mismo; se había deshecho de sus frenillos, pero no de las gafas.

Revolvía ansioso la mano en el bolsillo derecho del pantalón y su corazón latía con fuerza en cuanto vio entrar a una señorita pelirroja con un corto vestido negro de detalles dorados, el cual, hacía resaltar las curvas de su figura en una manera despampanante. Bernoulli se levantó de su asiento con intención de acomodar la silla para su pareja, pero esta no lo dejó. Regresó a su lugar.

-Bonne nuit, Corinne - Comenzó emocionado

-Bonne nuit, Francesco - Dejo un pequeño bolso sobre la mesa a su lado derecho y continuó - Tengo que hablar de algo contigo...

-Corso, yo tambien tengo que hablar de algo contigo - La interrumpió.

-No, vous no entiende...

-Mañana es mi primer carrera en el Circuito de Mónaco... y creo que entiendes lo importante que es para mi... - movía las manos explicando cada detalle.

-Bien sûr (1*), lo sé, pero...

-Pero, esta noche, no hay nada más importante para Francesco... que la bella Corinne.

-Très beau, merci beaucoup (2*) - Aun intentaba detenerlo, pero todo era en vano.

-Corinne, hace ya un tiempo que te conozco - Volvió a revolver la mano en el mismo bolsillo - y quiero que una de mis 'más grandes' metas, sea seguida de el que sería mi 'más grande' logro...

-Francesco...

-Corinne... - Con la mano izquierda, tomó la derecha de su pareja y cuando iba a sacar la otra de su bolsillo...

Guía para conquistar a BernoulliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora