— ¿Me estás escuchando, Ann? — preguntó Luke, frunciendo el ceño, y negué con la cabeza.

— Lo siento, he vuelto a perderme en mis pensamientos. — sonreí, disculpándome.

— ¿Seguro que está todo bien, Annie? —volvió a preguntar, mirándome preocupado, y asentí. Noté que no estaba convencido con mi respuesta, pero no hizo más preguntas sobre el tema.

El estadio estaba lleno de gente, algo que sólo pasaba en los últimos tres partidos, que eran donde la gente que no estudiaba en el instituto actualmente podía entrar. Y eso no ayudaba a mis nervios en absoluto.

Después de unos minutos de calentar para el partido, vimos a un grupo de gente vestida de rojo entrar en el campo de fútbol. En frente de todos ellos, estaba nadie más y nadie menos que Aaron.

Le observé por unos segundos hasta que giró su cabeza para mirarme y me dí la vuelta. No estaba dispuesta a aguantar a imbéciles como él, no ahora.

Me dirigí a la portería y me pasé las manos sobre mis rodilleras, tratando de limpiar el sudor que se había creado en mis manos, antes de ponerme los guantes.

Después de eso, todo pasó demasiado rápido. Estaba cansada de tener que tirarme al suelo cada tres segundos para parar la pelota y todavía quedaban diez minutos de partido, que iban a ser más si alguien no marcaba gol, ya que íbamos empatados.

Entonces, en el último minuto, alguien de mi equipo se acercó a la portería contraria y, justo cuando iba a marcar, alguien del equipo contrario le quitó la pelota. Ah, ¿en serio?

Levanté la mirada y miré el reloj en la pared de las gradas. Treinta segundos.

Vamos, por favor, marcad gol.

Veinte segundos, quince segundos.

Por favor, por favor, por favor.

Diez segundos.

¡Vamos, vamos, vamos!

El sonido de una pelota chocando contra una red y miles de aplausos me hicieron abrir los ojos para ver quién había marcado el gol. Chris.

Me quedé paralizada en medio de la portería, sonriendo como una tonta, hasta que sentí que alguien se lanzaba sobre mí para abrazarme. De hecho, más de una persona.

Cuando se apartaron y me dejaron salir, nos acercamos todos al entrenador quien nos felicitó por nuestro esfuerzo, después le entregaron un trofeo al capitán del equipo masculino, Adam, y una medalla a cada uno, y luego nos dirigimos a los vestuarios.

Antes de que pudiera entrar, alguien me agarró por los hombros y me hizo chocar contra la pared, apoyando una mano a cada lado de mi cabeza.

— Buen partido, rubia. — le oí decir a la persona de en frente, y no me hizo falta mirarle para saber quién era.

— ¿Siempre tienes que hacer eso? Acorralándome no conseguirás nada, lo sabes. — rodé los ojos antes de girarme a mirarle, y sonrió de lado.

— Oh, ¿qué pasa? ¿Me denunciarás por acoso o algo así? — soltó, con un tono divertido.

— Después de que te ate y te tire por un quinto piso, sí. Ahora, aire. — le ordené.

— Sí tú lo dices. Espero que nos veamos en el baile, Brianna. Si es que no te siguen asustando el alcohol y las fiestas, gatita. — rió, antes de soltarme y dirigirse a su vestuario.

Oh, genial. Ahora no sólo tendría que ir al baile sola, sino que también tendría que aguantar al idiota de Walk. Perfecto, va a ser el mejor baile de la historia.

Si él iba a ir al baile, algo tenía claro, y era que no iba a permitir que pasara lo mismo que pasó hacía unos años. Estuviera Chris a mi lado o no.

Todo era una fiesta en los vestuarios, con todos saltando y cantando, pero no tenía tiempo para eso si quería hacer lo que tenía pensado hacer.

Me duché rápidamente, me vestí con una simple camisa blanca y unos pantalones cortos, me volví a poner mis deportivas y salí de ahí antes de que alguien me lo impidiera.

Empecé a caminar por los pasillos, casi corriendo, hasta que llegué a la salida y frené de repente para mirar a mi alrededor, pero no había nadie.

Si hubiera llegado antes, podía haber hablado con Chris con la excusa de felicitarle por el último gol que nos hizo ganar el partido. Podría haber hablado con él y disculparme por lo que fuera que le hubiera hecho, pero ya no estaba.

Me apoyé sobre la pared de afuera del instituto, y me dejé caer sobre ella hasta quedar sentada con mi cabeza entre mis rodillas. Obviamente, era demasiado tarde.

N/A:

Supongo que es obvio que no veo fútbol y soy un asco narrando los partidos, ¿verdad? Lo siento, jo :(.

No soy tu princesa.©जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें