Capítulo 1.

37.3K 1.7K 308
                                    


Mi nombre es Crystal, si, un nombre poco usual; actualmente tengo 19 años. La razón por la cual escribo esto, es para dejar una especie de "testamento" en el cuál cada uno de ustedes tendrá conocimiento de todo lo que ocurrió, está ocurriendo y ocurrirá en mi vida.

A la edad de 10 años fui violada por mi padre, esto me ha traído bastantes problemas, depresión, pánico, intentos de suicidio, en fin. Muchas personas dirán que estoy exagerando, pero es muy diferente opinar a decirlo habiéndolo sentido en carne propia.

No quiero dar muchos detalles de ese día, lógicamente no son buenos recuerdos, solo sé que mi madre nunca quiso creerme, pensó que solo eran historias de una creativa niña, o algo así, ella en verdad tenia un amor enfermizo por mi padre, lo amaba incluso sobre su propia vida o la de sus hijos, pese a ello llevo asistiendo a un psicólogo hace varios años, traté de contárselo a demás familiares, pero nunca me prestaron atención, mi familia no es muy unida que digamos, también intenté hablar con mis compañeras del instituto, pero no soy ni cerca de ser una persona "social" y nunca llegué a tenerle tanta confianza a alguien para contarle tal situación.

Después de la primera violación ocurrieron otras tres más, luego supongo que simplemente se aburrió de mí, y decidió empezar a usar a las mujeres de la vida alegre. Mamá siempre lo supo, pero lo amaba tanto que era capaz de perdonarle cualquier atrocidad que hiciera, aparte de ello, no teníamos mucho derecho a quejarnos ya que él era quién nos mantenía económicamente.

Hace un par de meses decidimos salir de vacaciones, fuimos a la playa, en el hotel en el cual nos hospedamos conocí a una hermosa chica llamada Scarlett, no voy a negarlo, toda mi vida me han llamado la atención las mujeres pero nadie lo había hecho tanto como ella.

Vamos, una chica tan hermosa como ella jamás se fijaría en mí, seguro tenía novio o algo así.

Al día siguiente fui a desayunar al hotel, y para mi fortuna ella decidió sentarse al lado mio, bueno, quizá no fue suerte, casi todas las mesas se encontraban ocupadas, en fin, tuvimos una conversación tipo:

—Hola! *saludó alegremente* ¿Me puedo sentar junto a ti?—

—Hola, por supuesto, le respondí sonriente.—

Estuvimos hablando por uno minutos más y luego me invitó a estar con ella un rato en la playa, nos hicimos buenas amigas en la semana que ambas estuvimos en el hotel, me contó que se cambiaría de escuela, que tenía un novio al cual amaba con todo su corazón, y bla bla bla; El día que partimos nuevamente para nuestras respectivas casas la besé, no sé de donde saqué valor pero lo hice, joder, no pensaba irme y posiblemente no volverla a ver nunca sin un beso de esos hermosos labios rosas, si, me morí de la vergüenza después de hacerlo pero valió completamente la pena. Ella hizo como si no hubiese pasado nada, me dio un abrazo seguido de un beso en la mejilla y salió a tomar su avión.

Esa fue la última vez que la vi en un par de meses, en los cuales no dejé de pensarla ni un solo día, pero bueno, si ella era para mí el destino se encargaría de unirnos nuevamente, y no para bien, como hubiera deseado, pero como dicen... el mundo no es una jodida máquina de conceder deseos, ¿verdad?

Muñecas de porcelana.©Where stories live. Discover now