Parte tres - Sólo somos un experimento.

121 6 1
                                    



Seis de la mañana, aún no entendemos nada. No tengo instinto asesino ni siento maldad en mi interior pero soy un demonio. Sus ojos de Cynthia volvieron a ser marrones y los míos negros, las manos secundarias ya se ocultaron.

-¿Qué clase de juego es este? -Pregunta Cynthia.

-No lo sé. Pero si vamos al refugio terminaremos muertos o aún peor... terminaremos asesinándolos.

-Debemos ir. Ellos están rodeados de demonios, podríamos intentar hablar con alguno de esos...

-¿Hablar con un demonio? ¿Estás loca? Ellos sólo piensan en eliminar a los humanos.

-Nosotros también somos demonios y no pensamos en matar. Quizá nos encontramos con Net y Sophia, quizá también fueron traídos de vuelta.

-Está bien, iremos a las afueras del refugio. -Sé que ese "Quizá Net y Sophia sigan vivos" no es posible. Y no es porque sea pesimista, sino porque ellos fueron asesinados por ángeles al igual que el resto.
Soy un demonio y no pienso en matar, supongo que habrán unos cuantos más demonios que no tengan instintos asesinos con los cuales podamos hablar y me puedan explicar por qué terminé convertido en demonio.

Salimos de casa, dejamos al perro por su seguridad. Llevamos una mochila con bebidas, abrigos y cuchillos.

-Podemos coger un coche. -Dice Cynthia. -No creo que a alguien le importe si robe en estos tiempos.

-Esta bien, cojamos un coche. -Siento que le doy la razón en todo a Cynthia y termino haciéndole caso pero es que realmente tiene razón en todo, además ella es la cerebrito.
Cogemos un coche, claro que yo no manejo, estaba demasiado enfermo como para aprender a manejar. ¿Estaba? Cierto, ¿seguiré enfermo? Agarro el cuchillo e intentó hacerme un pequeño corte. Pero antes que logre hacerlo, Cynthia frena el coche.

-¿Qué se supone que haces? ¿Eres tú quien está loco? Maldita sea Flix! -Dice Cynthia.

-Recuerdas que... cuando estaba enfermo y tenía un pequeño corte, me desmayaba. -Explico. -Eso intentaba hacer, quería comprobar si seguía enfermo.

-Entonces déjame hacerte el pequeño corte, quizá tú exageres cortándote.

Ella coge el cuchillo y me hace un pequeño corte en el dedo pulgar.

-No te desmayaste. -Dice.

-Aún peor... No sentí dolor.

-¿No te duele? Pero si...

No dejé que terminara de hablar, le quite el cuchillo y sin pensarlo lo clavé en la palma de mi mano.

-¡Maldita sea! ¿Qué crees que haces? -Grita asustada. Arranca la manga de su polera e intenta vendar mi mano. -¿Estás bien? ¿No morirás desangrado verdad?

-Estoy bien, pero... sigo sin sentir dolor. -Digo, mientras aparto su mano y la venda. Ambos observamos como mi piel fue regenerándose hasta quedar como si no me hubiese echo daño alguno. -¿Qué clase de demonio soy?

-Entonces yo... -Cynthia coge el cuchillo y hace lo mismo. -Tampoco siento dolor. ¿Acaso somos inmortales? -Ella saca conclusiones demasiado rápido y siempre parece estar en lo correcto.

Suicídate ConmigoWhere stories live. Discover now