chocolate y dulces sueños

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El cabello rojo del joven de 20 años caía por casi todo su rostro, y las hojas de otoño caían incluso cada vez más cuando aceleraba el paso. Un chico-gato se le acercó y ronroneó, pero el joven se limitó a mirarlo y continuar. Tenía mucho apuro ese día; el frío estaba envolviendo todo su cuerpo. Tan pronto como llegó a casa, preparó un chocolate caliente y se envolvió con todas las mantas posibles, mientras veía el noticiero.

Ya era media noche y el joven Park finalmente se quedó dormido. Su taza de chocolate estaba terminado a la mitad y una de sus mantas estaba tirada en el suelo.

Baekhyun, el chico-gato quien hace una semana exacta que no entraba a la casa del mayor desde aquel incidente, volvió, pero no encontró a Chanyeol donde siempre lo veía. Inspeccionó la habitación por un rato; la mayoría de cosas que tenía eran de rilakkuma, lo cual le pareció tierno, pero un poco infantil para la edad que lucía el pelirrojo. Dudó un poco, pero decidió salir de la habitación —algo que jamás había hecho desde el primer día que empezó a visitarlo a escondidas—. Inspeccionó cada habitación en el segundo piso. Nada. Bajó al primer piso y vio al grandulón echado dulcemente en el sofá. Vio la manta en el suelo para recogerla y cubrirse con ella, acurrucándose en un lado del sofá, muy lejos del propietario de la manta, y sintiendo el dulce aroma del mayor entre sus narices. Pudo percibir el olor a chocolate caliente y logró terminar con lo que había sobrado. Por un momento pensó de qué lado habrá tomado el mayor, pero retiró ese pensamiento de su mente rápidamente al notar que fue muy extraño. Se mantuvo mirando al joven Park con ojos deslumbrantes solo para admirar su belleza.

Acto seguido, apagó la televisión, dejó el vaso en la cocina y volvió para cubrir al pelirrojo con todas las mantas que habían, incluyendo la que se había colocado él mismo, y acomodó sus almohadas.

Lo admiró un rato más y luego lamió una de sus mejillas tiernamente para después acariciar su cabello e irse. Chanyeol no se daría cuenta; tiene sueño pesado cuando hay demasiado frío. Pero casualmente esa misma noche, el joven Park durmió cálidamente, gracias al chico-gato que vivía al lado.

pequeño intruso; unoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora