Mindless #1

No iba a ir

Mi madre me dió la noticia.

Nunca imaginé que tantas muertes pudieran suceder en tan poco tiempo.

Solo hacía dos semanas y pocos días más que había muerto Natasha.

Pero ahora otro cadáver se sumaba en mi colección de conocidos asesinados, no muertos, asesinados.

Úrsula; mi prima, mi confidente, mi amiga, mi casi hermana.

Muerta. Asesinada. Degollada, como los demás. Como una cualquiera. Como si su vida no valiera nada.

No sé cuanto tiempo estuve llorando. No sé cuanto tiempo tenía que aguantar todo este dolor.

¿Cuánto se supone que tenía que soportar? ¿Alguien podía responder?

¿Por qué nadie nunca contestaba a mis preguntas?

Espera un momento... Lucas.

Lucas tenía problemas, problemas reales con mi prima.

Y si...

NO. Por dios, era Lucas. No podía matar ni una mosca. ¿Verdad que sí?

Pero... Ya no se podía confiar en nadie.

En nadie menos en él.

__¿Cómo si quiera he podido pensar eso?__ Me dije a mi misma.

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Alguien picó a la puerta.

Bajé tranquilamente las escaleras como si tuviera todo el tiempo del mundo. Aún que, en realidad, no fuera así. Abrí sin ganas la puerta, aún sabiendo que Lucas era la persona que se encontraba al otro lado. Estaba tan cansada. Mi novio entró al comedor y me dio un beso con una sonrisa.

—Lena. ¿Qué tal estás? —Dijo apenado. Supuse que se había enterado de la noticia.

—No sé que sentir. —Dije sinceramente, sin ganas.

—Es normal, estas pasando una etapa muy traumática. Pero ya pasará, lo prometo. —Dijo sonriéndome para que me alegrara.

—¿Cómo que has venido? —Pregunté extrañada. Lucas nunca venía a casa a no ser que yo se lo pidiera, normalmente estábamos en la suya.

—¿Qué pasa? ¿No quieres verme? —Bromeó fingiendo un puchero.

—Claro que sí tonto. —Contesté abrazándole. —¿Vemos una peli? No hay nadie en casa. —Sonreí.

—Claro. Iré arriba a por el portátil. Prepara algo para picar. —Me dijo mientras subía con una mochila por las escaleras.

—¿Y esa mochila? —Pregunté con el ceño fruncido.

—Es nueva. —Contestó secamente. No pude responderle ya que llegó a la planta de arriba. Mientras preparaba unas palomitas en el microondas me di cuenta de que hacia mucho rato que mi novio había subido al segundo piso. Así que me comencé a preocupar.

—Lucas. —Le llamé. —¿Estás bien? —Dije en un tono más alto, ya que no había tenido respuesta. Al no recibir contestación comencé a subir las escaleras. Cuando estaba a punto de entrar a mi habitación, que es donde supuse que estaba. Salió por la habitación paralela a ésta.

—Hey. ¿Y las palomitas? —Preguntó mi novio con nerviosismo.

—Ya están hechas. ¿Qué hací... —No me dejó terminar la frase para hablar él.

—Pues vamos abajo, se van a enfriar. —Comenzó a decir mientras bajaba las escaleras de dos en dos. —He cogido tu comedia romántica preferida "10 cosas que odio sobre ti". —Sonrió dándome un beso en la frente.