26.

3.3K 240 59
                                    

Sasha en multimedia.
______________________________

— Sasha, vístete —la potente voz del hombre con el que me había acostado esa misma noche, varias veces, llegó a mis oídos como un fuerte timbre, despertándome por completo y asustándome en partes iguales.

Me incorporé de golpe, sin pararme a pensar en que seguía desnuda y provocando que la sábana se deslizara hasta mi cintura, dejando mis pechos descubiertos. No me di cuenta del detalle hasta que vi a Riker tragar saliva mientras observaba fijamente aquel punto. Él estaba completamente vestido, como si allí no hubiese ocurrido nada y de repente, sentí toda la vergüenza y timidez que no había sentido aquella noche. Podía ser cosa mía, pero para mí no era lo mismo estar ambos desnudos ambos y a prácticamente a oscuras, a estar solamente yo como Dios me trajo al mundo delante de él, a plena luz del día, estando él vestido y bajo su atenta mirada. No estaba cómoda, así que agarré la sábana y me tapé, interrumpiendo el espectáculo al que él estaba asistiendo.

— Buenos días a ti también —me frote los ojos para despejarme completamente del sueño, ya que me había dormido bastante tarde y por lo que parecía, era muy pronto.

— Tienes que vestirte —no podía comprender sus cambios de humor. ¿Qué demonios le ocurría ahora? Refunfuñé y puse los ojos en blanco.

No esperaba un desayuno en la cama ni nada parecido, pero un comportamiento diferente al que estaba mostrando, claramente que sí. Había sido nuestra primera vez juntos, la primera vez que habíamos hecho el amor y su humor estaba tan oscuro como su interior.

Agarré mi ropa y me vestí lo más rápido que pude, dándole la espalda pero siendo consciente de que me estaba mirando porque notaba sus ojos clavados en mi cuerpo desnudo y me incomodaba bastante. ¿Por qué no me mostraba un poco de cariño en esos instantes? Me recoloqué la camiseta de tirantes y me puse de pie, intentando peinar con mis dedos mi pelo enredado y alborotado.

— Eres un idiota —las palabras salieron de mi boca antes de que yo pudiese retenerlas, pero no estaba segura de si de verdad quería retenerlas. Era lo que pensaba, lo que se me pasaba por la cabeza y tenía que soltarlo, le gustase a él o no, pero al ver como su mirada cambiaba a una de pura furia, empecé a arrepentirme de mi osadez y mi espontaneidad.

Se cruzó de brazos, aumentando la musculatura de sus bíceps y adoptando una postura chulesca e intimidatoria que removió algo en mi interior. Se veía tan sexy, tan tentador y tan peligroso que hacía la mezcla perfecta para ir de cabeza al infierno. Y merecía la pena.

— Ven.

— No —yo también me crucé de brazos y me coloqué en la misma postura que él, tratando de imitarle, aunque ni en mis mejores sueños me parecería a él ni tendría su sensualidad. Era de otro planeta.

La sonrisa ladeada que me dedicó me incitaron a volver a desnudarlo y meternos en la cama de nuevo, dándome completamente igual si alguien entraba y nos encontraba en pleno acto. Empezó a caminar hacia mi dirección y yo me puse nerviosa. Sabía que esa sensación de puro nerviosismo jamás desaparecería. Podría hacerme la más chula, la más valiente o la más segura, pero en cuanto Riker aparecía en escena, mirándome así, como si estuviese apunto de cazar a su presa y sonriéndome como lo hacía, caía a sus pies como una estúpida niña. Todo se desvanecía, mis muros se derrumbaban, mis seguridades se convertían en debilidades, las fuerzas se me escapaban y solo era capaz de quedarme inmóvil, esperando a que ese animal salvaje llegase hasta mí y me hiciera lo que fuese.

— Mi niña... tan desobediente como siempre —susurró cuando llegó hasta mí. Arrastró sus manos por mi cintura hasta colocarlas en mi trasero y apretarlo con suavidad. No podía estar permitido que alguien hiciese eso con una persona totalmente vulnerable. No podía reaccionar y me sentía idiota. Me di una bofetada mental y me obligué a apartarme de él.

RikerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora