Nos veremos

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Al abrir la puerta el día siguiente, Gerard se encontró con Frank.

— Antes de que digas algo —se le adelantó éste, posiblemente prediciendo una mala reacción de su parte— No estoy aquí para molestar, solo quiero hablar.

Gerard se asomó y miró a ambos lados del pasillo— Okay, ¿dónde están las cámaras?

— No hay cámaras. Solo soy yo, queriendo tener una charla seria contigo.

Gerard transfirió el peso de su cuerpo a otro pie y se cruzó de brazos. Frank veía que no se le haría fácil convencerlo de que solo quería hablar con él. Chasqueó la lengua.

— ¿Y esas flores?

— Oh, cierto. Son para ti —por poco se había olvidado del ramillete en su mano. Se lo extendió.

Gerard frunció el ceño— ¿Esas flores no son del vestíbulo?

— Puede ser. Puede que no.

Soltó una risita— ¿Cómo es que te permiten entrar? Tenía entendido que este es uno de los hoteles más seguros de Los Ángeles y no permiten que cualquiera ingrese.

— Es cierto, pero yo no soy cualquiera.

— ¿Y piensas que solo porque soy gay necesito que me traigan flores?

Frank bajó el ramillete. Se encogió de hombros— No lo sé, yo solo pensé que sería un lindo gesto. Pero ahora que lo pienso...

Gerard suspiró— ¿Qué quieres, Frank?

— Ya te lo dije, hablar.

— ¿Y porque querrías hablar conmigo?

— Porque, obviamente dejando de lado el hecho de que solía torturarte para mi diversión, creo que podría ser productivo ponernos al corriente. Ha pasado mucho tiempo desde la escuela.

— ¿Y tu punto es...? —preguntó Gerard, se le veía divertido por alguna razón.

— Mira, Gerard. Ya no somos niños, somos personas adultas. Reconocí que actúe mal e incluso te he pedido disculpas. Solíamos ser compañeros después de todo, ¿cuántos años cursamos juntos? ¿Seis?

— Yo no definiría nuestra 'relación' en la escuela con la palabra compañeros.

Frank rodó los ojos— Da igual. Pero el caso es que en serio me gustaría tener una charla contigo. Como viejos amigos que se reúnen luego de un largo tiempo sin verse. Ignora lo de amigo, sabes a lo que me refiero.

— ¿Prometes que esto no es otra de tus bromas pesadas? —cuestionó.

— Lo juró.

Gerard lo pensó por un buen rato. Frank le vio confabular en su mente cientos de teorías con respecto al asunto. 

— No puedo —dijo finamente— Debo estar en el set a las diez. Hoy comienzo con el rodaje de una nueva película.

— Pero si apenas son... —miró la hora en su reloj de muñeca— Las nueve y media. Será rápido, daremos una vuelta por el vecindario mientras hablamos y luego regresaremos y podrás hacer lo que quieras.

— ¿Tienes idea de lo complicado que se me hace salir afuera? Los paparazzi me invaden a cualquier parte que vaya. Los paparazzi y fans, no me dan ni un respiro. Y hoy es el día libre de mi guardaespaldas.

— Eres muy dramático.

— Soy un actor. Siempre lo soy —sonrió Gerard.

— Y diva, también.

My Gay Romance ↠ FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora