Público: CAPÍTULO 12 (Parte 2)- CUANDO LA ESPERA MERECE LA PENA

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El dolor de tener una relación fría con su padre y de saber que la culpa por la muerte de la persona que más amaba, su madre, siempre recaería sobre él, era algo que lo asfixiaba hasta hacerlo sentir ahogándose en un mar de desgracias, pero el recordar como el único que le ayudó a pasar esos amargos momentos era en verdad el más asqueroso traidor y causante de todos aquellos problemas, eso simplemente acabó de destrozarlo.

Porque si la desgracia le había molido el corazón a golpes, Reine lo había echado la hoguera y había prendido hasta los cimientos de todo lo bueno que podía haber en él.

Ya se había acabado toda la comida, porque aunque fuese un chico de poco comer, estaba famélico. Si le hubiesen puesto un cerdo delante lo había degollado con sus propias manos y se lo habría comido a bocados.

Alguien retiró la bandeja vacía de sus piernas y lo miró con unos ojos casi negros llenos de lástima y compasión.

Adam dejó la bandeja en el buró y una de sus manos pasó por la mejilla de Dean, recogiendo el producto de su doloroso y solitario llanto, la otra mano acarició con suavidad los nudillos tensos del punto de Dean y este se dio cuenta de que estaba sujetando con más fuerza de la que creía tener un cuchillo manchado de mermelada. El deseo de empuñarlo y abrirse el cuello se apoderó de él unos segundos, pero cuando sintió las dulces caricias del vampiro creyó que no tendría perdón si abandonaba una vida donde ese hombre pudiera permanecer eternamente.

Relajó el agarre y, algo preocupado, el vampiro le arrebató el cuchillo dejándolo sobre un plato lleno de migajas.

Se sentó junto a él y sin pronunciar palabra le besó lentamente en los labios, moviéndose despacio y comprendiendo que a Dean había que cuidarle, el pobre estaba tan roto que temía que si no lo acariciaba gentilmente se rompería.

Y lo hizo. Rompió a llorar.

- Escucha, sé que ayer fue una noche muy dura para ti. Llora todo lo que quieras- Adam entonces destapó al menor descubriendo su pequeño, frágil y dulce cuerpo y se puso sobre él de forma dominante y protectora. Abrazándolo, cubriéndolo.

¿Ayer? Entonces Dean cayó en la cuenta, desde que Adam lo había curado había dormido esa noche y un día entero, debió perder mucha sangre.

Adam besó el cuello blanquecino del menor mientras notaba sus saladas lágrimas embadurnarlo con pena.

- Reine es un hijo de puta... ¡Él mató a mi madre! Y s-solo lo hizo para entrar a la puta ma-manada y quiere matar a los vampiros y los humanos, y, y- Adam lo calmó con su melodiosa voz. Dean hablaba tan rápido que le faltaba el aire y el mayor solo se enterneció por ello.

- Lo se. Esta mañana lo dijiste en sueños.- Acarició con dulzura su cabello y el menor miró sus profundos ojos, apreciando que no eran negros, sino marrón oscuro. Jamás había estado tan cerca suyo y con tanta calma como para apreciar todos sus detalles.

Adam tenía una ligera barba y sus ojos eran más expresivos de lo que parecía, pero su oscuridad lo enmascaraba, cuando sonreía se le formaban hoyuelos y no solo sus colmillos estaban afilados, también los dientes de detrás de estos, pero menos, sus labios eran gruesos y carnosos y se los mordía mucho cuando le miraba, su boca olía a menta y su pelo a avellanas.

Dean se fijó en todo lo que no podía apreciar cuando Adam se acercaba a él, desesperado, y después huía, desconcertado.

Cerró los ojos y siguió llorando, le daba vergüenza que Adam también pudiera observalo con precisión. Vería sus imperfecciones y sus vergonzosas lágrimas.

Sobre sus belfos un tierno y paciente beso, al que no correspondió por culpa del llanto, le calmó. Sintió que pesar del dolor todo valía la pena si Adam estaba a su lado.

Inaceptable (gay) [En Amazon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora