CAPÍTULO 17 -¿QUIÉN ES EL PSICÓPATA?

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      —¿Se puede saber qué te sucede? —Pregunto, abordando a Joe mientras hacemos la fila en la tienda del colegio.

      Sus ojos negros se posan sobre mí, y luego ruedan hacía otro lugar.

      —¿A mí? —Replica con evidente enojo. —¿Me jodes? ¡Es él! —Exclama, señalando a la multitud con el dedo.

      Busco, confundida, entre la gente, intentando hallar la persona a la que Joe Parker de refiere. Claro, debí imaginármelo: Lucas Frëy. ¿En serio? Miro a Joe otra vez, arrugando mi cara.

      —¿En serio? —El pelinegro asiente, y da unos pasos hacia delante. —¿Qué te hizo?

      —A mí no, a Amy —suelta, y se siente como un baldado de agua helada.

      Mis pálpitos se aceleran, y un sudor frío empieza a emanar de mi piel. Me pasan por la cabeza muchas cosas, y el temor que comienzo a sentir, me impide realizar la pregunta que sé, debo realizar. Largos segundos de confusión se ciernen sobre mi mente, un mar de preguntas sin respuesta, arremolinándose como un tornado, potente e impetuoso. Respiro profundo y, pasando saliva, tomo valor para hablar.

      —¿Qué... qué pasó? —Balbuceo penosamente.

      —Si hubieras ido a la fiesta, lo sabrías —bufa, y un ligero dolor me atraviesa el pecho.

      La fiesta, ¿cómo había olvidado eso? Amy y yo ni siquiera habíamos tenido tiempo de hablar de lo sucedido en la fiesta. Lo siguiente que supe, fue que le habían diagnosticado, pero en esos días no tuvimos mucho contacto. Crispo los puños, y algo comienza a carcomerme desde adentro, desde el estómago. Pongo mis ojos en Lucas, que se encuentra a unos metros, hablando con una niña que estira su mano para tocar su cabello, lo cual él, inclinándose un poco, le permite.

      —Quiero saber —digo, pero suena más a un lastimero sollozo, suplicante. Joe se gira sobre sus talones y acerca su cara a la mía.

      —Ahora no —susurra, y se aleja, para sentarse.

      —Pero... ¡No, espera! —Grito, atajando a Joe por la camiseta. —¡Tú estabas con ella! ¿Ahora quieres hacerme sentir culpable a mí? —Le espeto con rabia, pero él se zafa y sigue su camino hacia las mesas.

      Resignada, pido algo de comer, y me siento en algún lugar a pensar y a estar sola. No entiendo, días después de la fiesta Joe, Amy y yo estábamos... bien. El fastidio de Joe hacía el albino es tan repentino que no encuentro una idea lógica, ni una razón. ¿Si tanto le odia porqué se sigue haciendo con él en las clases? Al fin y al cabo Joe es el chico más guapo del colegio, y no hace falta más que pedirlo, para que todos quieran hacerse con él. Cierro los ojos. A mi apetito le han salido piernas, y se ha ido corriendo al país de Nunca Jamás. Respiro pausadamente y me apoyo en la pared, poniendo mi mente en blanco.

      Blanco.

      —Hola —saluda alguien, y doy un brinquito de sorpresa.

      Abro los ojos y blanco. Cabello blanco sobre la frente, ojos azules grisáceos y piel blanca.

      —Casi me matas de un susto —le riño, inflando mis mejillas, para luego soltar el aire.

      —¿Has pensado en mi propuesta? —Sisea, soplando hacia arriba, provocando que un mecho de su cabello se eleve.

Lucas. |S.D #2|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora