Capítulo 20

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N/A: Espero que el capítulo guste y no sea un poco confuso. Gracias por leer y comentar.


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Una vez más repitió el ritual de cada día. Se despertó, se estiró, se colocó la prótesis y con paciencia bajó las escaleras de casa de su madre.

Suspiró.

No recordaba en qué momento de su triste vida se había "mudado" temporalmente allí. Porque si, estaba prácticamente de ocupa en la habitación de invitados de casa de su madre…

Lo que en un principio había sido un "Kate, no puedes conducir con todo lo que has bebido, quédate a pasar la noche" Había pasado a ser un "Cariño, esta también es tu casa".

Pero no, no lo era.

Ella se sentía fuera de lugar, sin embargo, prefería estar allí en pijama, mirando la estrambótica decoración del salón de casa de su madre mientras desayunaba cereales y contemplaba una vez más como de gris estaba el cielo que estar en su solitario apartamento.

Tan gris como su estado de ánimo.

Se terminó la última cucharada de cereales de chocolate y miró la pared. Realmente a su madre, o tal vez a Joseph; no estaba segura, le gustaban las pequeñas figuritas de todo tipo de búhos.

Era una colección un tanto extraña.

Le parecía demasiado siniestro, pero no era quien para quejarse.

Seguramente encontraría el momento ideal para recoger su bolsa de ropa y su basura y largarse de allí.

Miró al perro que estaba a sus pies y sonrío. Él si era fiel.

Si, volvería a su cabaña de Catskill perdida en la montaña, con la única compañía de sus botellas de JD, sus latas vacías para practicar su tiro y con Tot. El perro adoraría la montaña y siempre podrían salir a pasear hasta el lago…

Todo eso era mucho mejor que regresar a su apartamento donde todavía quedaba una camisa de Rick y todo le recordaba a él… Todo olía a él.

Él había destruido su apartamento también. Odiaba que todo le recordara a él…

Y eso que desde su ruptura habían pasado dos meses.

Dos meses que le había dado tiempo de ir a su cabaña, huir, regresar, encerrarse en sí misma, volver a salir… Intentar hacer planes, volver a las reuniones, beber, salir, beber para celebrar y para olvidar… Y recalar en casa de su madre.

Kate se recostó de nuevo en el sofá frente a la ventana viendo como empezaba a llover. No era de extrañar, la última semana de octubre siempre llovía...

Bostezó sonoramente mientras dejó caer su mano y acarició la cabeza de Tot, quien había crecido una barbaridad.

Miró los ojos tristes del can y suspiró. Él también le echaba de menos.

-Ahora no podemos salir…Esta lloviendo.

El perro ladró.

Kate bufó buscando el mando de la tv cuando la puerta de la calle se abrió, dejando pasar a Jesse que iba con una sudadera de su colegio y la capucha puesta.

-Siempre tiene que llover cuando estoy llegando a casa… Sin paraguas-musitó tirando su mochila-¿Mamá?

-No hay nadie.

El adolescente se sentó en el sofá dejándose caer a los pies de Kate mientras Tot se tiraba sobre él y Jesse le acariciaba.

Ambos estaban en silencio. Jesse miraba de reojo a su hermanastra.

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