Capítulo 4

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N/A: Avisos previos e importantes: 1. Siento que sea corto. 2. Espero que este capítulo os guste... es diferente... y es centic Beckett. Solo ella, asi que espero no decepcionar. 3. No os confundais con los Flashbacks. 4. thanks por leer y thanks por comentar.

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Respiró agitada. Su pecho subía y bajaba con dificultad. Sus pulmones ardían y sentía la necesidad de parar.

Y así lo hizo. Frenó lentamente y se inclinó dejando escapar el aire denso de sus pulmones intentando calmar su respiración y su pulso.

Sus manos se posaron en sus rodillas mientras descansaba sus piernas fortalecidas de tanta carrera.

Miró a su alrededor y sonrió viendo como las hojas de los árboles empezaban a caer. Algunas rojizas resistían en sus copas.

Adoraba esa zona para poder olvidarse de todo y echar a correr, dar vueltas por el pasto verde, por los caminos de cemento, perderse en sus pensamientos mientras el frío aire azotaba en su cara y despeinaba su pelo cuando aceleraba.

Disfrutaba sentir como forzaba los músculos de sus piernas.

Respiró hondo y se irguió echando a caminar.

No iba a dejar de hacer aquello por nada del mundo. Desde que había cumplido veinte años, cada mañana durante todos los días del año salía a correr.

El detonante había sido la muerte de su padre... Deseaba huir de todo... Correr. Y empezó a correr para poder huir.

Luego su entrenamiento diario se había intensificado a causa de su trabajo.

Se paró en una de las muchas fuentes de Central Park y se inclinó para beber un poco de agua. Dio dos tragos y el tercero lo escupió a un lado sintiendo su boca húmeda y fresca, algo que necesitaba desde que había empezado su carrera.

Miró su pulsímetro y leyó las marcas. Había corrido cinco km.

No estaba nada mal.

Kate apartó algunos mechones sueltos y deshizo su coleta de su larga melena castaña oscura y ondulada. Se lo volvió a recoger sin olvidarse un solo mechón y pasó su mano por su pecho para secarse algunas gotas que habían escurrido al beber.

Su camiseta negra de licra se ceñía a su busto a diferencia de los shorts morados que se ajustaban a su cintura pero dejaban libres sus muslos, algo que adoraba, sobretodo por el aire que corría entre sus piernas.

Se sentía viva.

Siempre usaba ese estilo de ropa para correr, era como un ritual. Se levantaba antes del amanecer y buscaba esa ropa, se ataba las zapatillas deportivas de un azul intenso y bajaba las escaleras de su apartamento en Tribeca dispuesta a correr hasta Central Park y perderse por allí.

Sintió una gota de sudor caer por su nuca y miró su reloj. Era momento de regresar a casa y darse una buena ducha antes de ir a trabajar.

Retomó la carrera cada vez corriendo más rápido, ignorando todo el cansancio.

No había nada mejor que poder salir a correr y olvidarse de los problemas, concentrarse en eso, en simplemente correr...

Llegó a su casa y lo primero que hizo fue quitarse las zapatillas deportivas. En dirección a su baño fue desnudándose y tirando la ropa por el camino... Una de las ventajas de vivir sola, podía desnudarse y hacer lo que quisiera cuando quisiera.

Se tomó una relajante ducha de agua templada y mientras se anudaba la toalla a su cuerpo, empezó a sonar su móvil.

Kate corrió hasta encontrarlo y contestó al ver de quien se trataba.

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