Capítulo 26: Muéstrame para creer

20.4K 2.7K 1.4K
                                    


Por supuesto, la tormenta atacó tan pronto como estuvimos solos en la oscuridad del bosque y lejos de cualquier protección del maldito fuego macabro. La fuerte lluvia tardó tan solo segundos en empaparnos por completo mientras seguíamos avanzando a pesar el barro y el frío. Al parecer ambos estábamos igual de desesperados por alejarnos de ese tenebroso lugar tanto como fuera posible, tan rápido como fuera posible. Menos de un día. Me hubiera encantado sentir la mentira en esa declaración, pero no había habido rastro alguno. Y no necesitaba ser un genio para comprender a quién la muerte estaba acechando. Robin todavía tenía mucho que vivir por delante, su reloj no estaba cerca de marcar la medianoche.

Solté una maldición cuando el primer pedazo de hielo me alcanzó tan pronto como estuvimos en el límite del bosque. Las ramas no eran tan espesas aquí como para protegernos de lo peor. Arrastré a Robin bajo el árbol más cercano y lo sostuve contra el tronco para estar resguardados. Él levantó una mano y tocó apenas el reciente corte en mi brazo, manchando la punta de sus dedos con mi sangre. Siseé con dolor. Maldito fuera el granizo. En el norte no existía nada tan peligroso como las tormentas de granizo, el hielo siendo peor que dagas que caían del cielo. La horrible sensación que dejaba al ser herida tampoco era buena, los fragmentos de hielo aún en el corte se derretían lentamente en el interior del cuerpo.

El brujo estaba temblando, o tal vez yo lo estaba también. Si el frío ya resultaba insoportable para mí prefería no imaginar cómo sería para él. Su piel estaba demasiado pálida y helada, y lo abracé buscando con desesperación una pizca de calor mientras esperábamos a que lo peor pasara. El estar completamente empapados no ayudaba para nada. Robin me rodeó con sus brazos y me sostuvo cerca, frotando suavemente mi espalda mientras yo solo podía rezarle a Loki porque esto se detuviera pronto. El descampado que le seguía al límite del bosque parecía una trampa mortal por el granizo que no dejaba de caer, pero más allá de este tenía que haber asilo en alguna parte.

—Estás helada, mi lady —dijo él con diversión.

—Estás peor que yo, no hables —respondí.

—Tu mano sigue sangrando.

—Las heridas hechas por hielo rojo no se curan tan rápido como el resto.

—No creí que la naturaleza pudiera ser tan cruda.

—El norte no tiene piedad por nadie. ¿Cómo te sientes?

—Sobreviviré. Solo recuérdame retar a duelo a la próxima persona que se atreva a llamarme practicante de seid —dijo Robin y reí.

—Te advertí que era un insulto fuerte.

—¿Estás bien?

—Sí.

—No has dicho una sola maldición desde que dejamos ese lugar.

—¿Y se supone que ese es un maldito parámetro respecto a mi estado? —pregunté y él besó suavemente mi frente.

—Sé que ellos te aterran. No me sorprende que lo hagan. Debo admitir que a mí también me resultan un poquito aterradores. Algo no está bien con esa gente. La magia que practican... No es pura. No debería usarse. No creí que tus historias fueran tan ciertas. No dejaré que te vuelvan a hacer daño, Nina.

—No lo hicieron.

—No sé lo que viste, pero casi te apuñalas. Conozco el poder de tu cuchillo. Podrías haberte matado. Y todo porque ellos querían ponerte a prueba.

—Y para eso estás tú, para evitar que me haga daño —susurré y levanté la cabeza para mirarlo—. Sé los riesgos que estoy tomando, Robin. Son necesarios.

R es de Reina-Como-Debes (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora