doce

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Maratón 4/5

–America, ¿me estás escuchando? —Amber me habla de no sé qué.

–Si, claro que si.

–¿Qué dije entonces? —Rodé los ojos y ella carcajeó— Tienes que estar más tranquila.

–¿Cómo quieres que esté tranquila si me desmayé y ni siquiera sé quién me llevó a casa? o ¿cómo llegó mi auto al garaje? Jack no sabe nada, Camille no sabe nada, ni los amigos de Jack saben nada. —Medio grité y medio susurré alarmada.

–Por lo mismo, si te alteras podría pasar de nuevo. —Amber negó con su cabeza y tomó de su jugo— Vamos, iremos de compras.

Me levante con ella y caminamos hasta el centro comercial. Pasamos por muchas tiendas pero no compré nada, en cambio, Amber llevaba unas cinco bolsas en cada mano. La ayudaría pero no me deja tocar sus bolsas, es muy cuidadosa con cada cosa que compra.

–Ya me cansé. —Hablé luego de haber recorrido todo el centro comercial.

–Si, yo también. Además mañana tenemos instituto aún debo terminar el ensayo de literatura. —Me despedí de Amber me dirigí a mi casa.

La noche ya había llegado y al parecer todos se encontraban en sus casas. Ni un alma se veía por las calles y me arrepentí de no haber ido en mi auto. Una pequeña brisa se sentía y cada vez me arrepentía de más cosas, como salir con zapatos abiertos o no llevar conmigo mi abrigo favorito.

Apresuré el paso, mire la hora en mi celular y este marcaba las diez en punto. No era tan tarde ¿por qué no había nadie en las calles?

–Pss, America. —Me sobresalté y me volteé golpeando a la persona que me habló con mi bolso. —¡Demonios!

–Lo siento, en verdad lo siento, Jack. —El moreno se sobaba la frente y me miraba extrañado— ¿Qué? Si sales de la nada susurrando mi nombre obviamente te golpearé con lo primero que tenga a mano.

–No estás tan demente como pensé. —Dijo razonando lo que yo había dicho.

–¿Qué quieres, Gilinsky? —Pregunté cruzándome de brazos.

–Oh, a lo que venía. —Sacudió sus manos en sus pantalones— Vamos, iremos a una fiesta.

Abrí mis ojos y luego solté una carcajada que podría jurar que se escuchó hasta Japón.

–Ok, ahora me voy a casa. —Volteé y seguí caminando hasta mi casa pero su brazo me lo impidió.

–Alto ahí, Whitemore. Es el cumpleaños de Jack y tú vas a estar ahí. —Gilinsky sonrió e hizo un ademán con sus manos hacia su auto.

–El cumpleaños de Jack es la próxima semana. —Hablé divertida— Buen intento.

–Jack se va a decepcionar tanto cuando no vea a su chica en su fiesta sorpresa. —Levanté una ceja— La fiesta que hemos planeado desde que tenemos once años, sería un fiesta en grande, con muchas personas, alcohol, drogas, cigarrillos, eso lo incluimos hace solo dos años, y sería una pena que no estuvieras ahí.

–¿Puedo por lo menos ir a cambiarme? —Pregunté rendida. Jack sonrió y asintió.

–Sube al auto, yo te llevo. —Cansada me subí al auto del moreno y ambos partimos a mi casa.

–Espérame aquí, no toques nada y si aparece alguien no le hables. —Le indiqué a Gilinsky.

Subí a mi habitación dispuesta a cambiar mi atuendo pero algo me distrajo. Una sombra se movía desde la habitación de Austin, me acerqué lentamente y escuché susurros.

–No, tengo que irme.

–Lejos, muy lejos. Si te vas, no vuelvas. —Ese había sido Austin, lo sé.

Traté de acercarme un poco más pero mis llaves me delataron. Cayeron al suelo y salió Austin de su habitación.

–¿Qué haces?

–¿Yo? ¿qué haces tú? —Miré al techo haciéndome la loca.

–Nada.

–Que bueno, yo también hago nada. —Un silencio incómodo apareció— Saldré, volveré tarde.

–¿Y qué con eso? —Austin levantó una ceja.

–Nada. —Negué con la cabeza y sin más me fui a mi habitación.

Cogí un top negro y unos jeans de tiro alto, me cambié rápidamente y me puse unos zapatos altos pero cerrados. Tomé mi abrigo desde el armario y deje mi lugar.

–Estoy lista. —Jack se volteó y sonrío.

–Bien, a Jack le dará algo cuando te vea. —Me sonrojé y trate de ocultarme entre mi cabello.

–Vamos. —Susurré.

–Cuando dijiste que tenían todo planeado, no pensé que fuera en realidad TODO. —Recalqué la última palabra cuando entré a la casa.

–Lo sé. —Jack me sonrió burlesco.

–¿De quién es esta casa? —Jack iba a responder cuando una morena llega de la nada.

–Jack, bebé, vamos a dentro. —Me parecía conocida, su nombre era quizás Melody— ¿Quién trajo a esa?

La miré extraña al notar que se refería a mi. Jack negó con la cabeza y le susurró algo en su oído, ella abrió su boca como si entendiera y sonrío.

–Lo siento, soy Madison, nos conocimos hace un tiempo. —Su sonrisa falsa me perturbaba.

–America. —Dije simplemente.

Los tres entramos y podía ver cómo la mayoría de las personas bebían alcohol y fumaban marihuana. Mordí mis labios nerviosa y me volteé al notar como Jack trataba de decirme algo.

–Agáchate, Johnson ya viene. —La música cesó y las luces se apagaron. Estaba a un lado de Gilinsky el cual le decía a un chico que abriera la puerta.

–¡Hey, Rupp! —Jack apareció en mi campo visual y todas las luces se encendieron y todos gritaron en coro:

–¡SORPRESA! —Jack miraba sorprendió la escena.

Sus ojos chocaron con los míos y sonrío, se acercó a mí pero una chica se cruzó en su camino.

–Feliz cumpleaños, Jack. —La rubia sonrió coquetamente y sentí como algo crecía en mi interior, juro que no eran celos.

–La verdad es que esto es solo una fiesta, el cumpleaños de Jack es la próxima semana. —Hablé detrás de la rubia y esta se volteó indignada.

–Hola, nena. —Jack se acercó y me besó enfrente de la rubia. ¡Já! en tu estupida cara, fea.

–Hola, Johnson. —Hablé despacio y él mordió su labio.

–Suena tan bien mi apellido desde tus labios. —Volvió a besarme.

Un toa falsa nos interrumpió.

–Jack, tenemos un problema. —Jack frunció el ceño— Chace y sus amigos están aquí.

Al escuchar el nombre de Chace todos los recuerdos y al mismo tiempo las lagunas mentales aparecieron.

–Bien, tendremos una agitada noche.

Same and Different «Jack Johnson»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora