Capítulo 25: El último día de paz...

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Parte 1

Desperté la mañana siguiente en compañía de dos lindas mujeres; una era una princesa draconiana, y la otra era una ex-asesina el'doraw. Sus suaves pechos trajeron una sonrisa a mi cara, recordándome una vez más lo mucho que disfruto los pechos grandes. Tal vez se debía a que terminé con lealtad hacia un dios de ese tipo. Si él estaba ahí, seguramente me estaba bendiciendo en ese momento.

Buenos días, Maestro... Me susurró Shanteya.

Abriendo mis ojos, miré hacia ella y luego la acerqué a mis labios para un beso suave. Fue tan placentero como siempre. Entonces era el turno de Ayuseya, pero ella aún dormía. Decidí no molestarla, pero tampoco quería que se despertara sin mí en sus brazos. En ese momento, nuestras piernas estaban entrelazadas, y su cola estaba enredada en mi cintura como si ella tratara de proclamar que mi cuerpo era suyo. A Shanteya no le importó lo que hacía y se alejó de nuestro abrazo.

Ayuseya... Susurré a la mujer draconiana, pero ella no pudo abrir sus ojos.

Moviendo mis manos alrededor de su cintura, empecé a sentir la forma de su cuerpo. Además de ser muy alta, también tenía una buena figura. Su gran pecho tenía una flexibilidad divina, y la forma en la que sus curvas seguían por su cadera me hacía creer que su figura era más parecida a la de un reloj de arena en vez de ser sólo delgada o alta. Basado en mi análisis, su cola no era una continuación de su coxis, sino más bien una extensión de la espina sobre la pelvis. Des-afortunadamente, el vestido que ella llevaba no me permitía tener un buen tanteo de su trasero para 'probar' su elasticidad. Por el lado positivo de las cosas, debido a que su cola estaba enredada a mi alrededor, esta levantó su vestido los suficiente para permitirme dar un vistazo a su muslo, y usé esa oportunidad creada por Dios para tocar suavemente.

¿Te gusta lo que sientes? Me preguntó ella de repente.

Tragué saliva y miré hacia arriba. Ayuseya ya estaba despierta.

Sonreí y retiré mi mano, poniéndola sobre su cintura. Acercándome, quería capturar sus labios con un beso, pero ella se hizo hacia atrás, también retiró su cola.

¿Es... ¿Es necesario? Preguntó con las mejillas un poco sonrojadas.

¿Te desagrada? Le pregunté.

Ella apartó la mirada, pero no me dio una respuesta adecuada.

Entonces, disfrutaré este beso. Le dije mientras tocaba gentilmente su barbilla y giraba su cabeza hacia a mí.

Desde que no se negó ni se alejó, recibí sus labios para que se moldearan con los míos en un tierno beso. Una vez más, sentí su sabor y áspera lengua. Ella no mejoró en besar durante la noche, pero este sólo era su segundo beso a lo mucho. Ese fue el motivo por el que cuando separamos nuestros labios, sus mejillas y la punta de sus orejas tenían un rojo brillante. También tenía una mirada febril en sus ojos. La dulce danza había terminado, y ella ahora tenía permitido apartarse de mí.

Gracias Ayuseya... Le dije mientras me alejaba de sus brazos.

Era tiempo de liberar a Shanteya, y una vez que ella estaba fuera, le di sus órdenes para ese día.

"Quiero que vayas al bosque y caces todos los monstruos que puedas. Todo lo que mates contará como un asesinato mío, y eso me ayudará a subir de nivel. Junta sus restos, y cada dos o tres horas, iré a verte y juntarlos. Además, déjame encantar tu vestido." Dije.

"Entiendo, Maestro. Haré como me pide, pero si puede, ¿podría devolverme mi vieja armadura de cuero? Seré capaz de pelear mejor con ella que en este vestido." Ella me dijo con una sonrisa.

Reencarné como una Academia MágicaWhere stories live. Discover now