Just A Fan Jacob Whitesides

capítulo nueve.

Iba caminando al supermercado, el cual esta a unas cuadras de mi edificio y me comencé a sentir ser perseguida por alguien.

Seguí caminando y me gire, la calle estaba llena de personas y algunos animales, nada sospechosos.

Mi teléfono comenzó a sonar y conteste sin dejar de ver a la calle, por si algo interesante o inusual llegaba a pasar.

―Amor. ―Dijo alguien al otro lado de la linea. Y reconocí su voz al instante.
―Jacob, cariño... ¿Que pasa?
―Creo que llame en mal momento. ―Dijo algo triste.
―No, claro que no. ―Dije emprendiendo paso nuevamente. ―Solo que siento que alguien me persigue. ―Dije susurrando.
―Quizás sea un fotógrafo. ―Dijo riendo.
―No te burles de mi. ―Adverti uniendome a su risa.
―Como digas.
―¿Para que me llamabas? ―Dije entrando al supermercado y tomando un carrito para meter mis compras dentro de el.
―¿Acaso no puedo llamar a mi hermosa novia? ―Pregunto coqueto.
―No cuando es perseguida por un fotógrafo o lo que sea. ―Dije riendo, mientras tomaba una bolsa para colocar algunas papas dentro de ella.
―¿Que haces? ―Pregunto.
―Escogiendo papas. ¿No tenias una prueba de sonido ahora? ―Dije mirando mi reloj.
―Si, pero se atraso un poco y es más divertido hablar contigo. ―Dijo coqueto.
―Bueno señor Whitesides, es todo un honor ser motivo de su distracción.
―Jacob, prueba de sonido. Ahora. ―Escuche una voz al fondo.
―Ya me tengo que ir. Te quiero.
―Ya escuché. Te quiero más.

Al finalizar la llamada, proseguí con lo mio. Justo en ese momento me gire para seleccionar algunos tomates, pero al devolver mi mirada al frente, algo hizo que fueran a dar al piso.

―¿Quien eres? ―Pregunte mientras recogía la bolsa con tomates del piso.
―Marco. Fotógrafo, periodista y escritor. ―Dijo extendiendo su mano.
―No me gusta dar la mano, mucho menos a los hombres. ―Dije colocando un nudo a la bolsa y lanzándola al carrito.
―Que curioso. ―Dijo con cierto tono de ironía.

Seguí con lo mio siendo perseguida por el y su molesto flash.

―Puedes parar de tomarme fotos. Estoy tratando de hacer mis compras. ―Dije un poco molesta.
―Solo si contestas una de mis preguntas.
―No eres quien para ponerme condiciones.
―Y tu no eres quien para darme ordenes. ―Contesto rápidamente.
―Te recuerdo que estas invadiendo mi privacidad. Nadie te ha dado permiso para hacerlo.
―Soy fotógrafo y periodista. Tengo permiso para fotografiar a quien yo quiera.
―Pues a mi no. Así que ya dejame en paz.

Seguí con lo mio, mientras seguía siendo perseguida por este chico y su molesto flash.

Me dirigí a la caja a pagar todo. Tome mis compras y equilibre el peso en cada una de mis manos.

Camine de vuelta a mi edificio, siendo aun perseguida. La verdad es que la situación era frustrante.

Llegue a la entrada y coloque las bolsas en el piso. Saque la llave y entre.

―Ni creas que vas a entrar. ―Le dije al molesto chico que tomaba fotos. Hasta su nombre había olvidado.
―Como sea.

Entre al edificio y tome el ascensor. Presione el botón numero cinco, para dirigirme al piso donde vivía. Al estar frente a mi puerta, coloque nuevamente las bolsas en el piso y saque las llaves, la introduje y abrí la puerta. Lleve casi arrastras las bolsas a la cocina y me senté en uno de los taburetes que allí se encontraban.

Me dispuse a hacer la comida y tres golpes en la puerta detuvieron mi acción.

....
Hola. Capítulo sorpresa.

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Ana.