Capítulo 3

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Había sido una semana desde el accidente. La gran revelación se había mantenido en secreto por parte de ambas familias. Las cosas habían sido difíciles para Apple. No había sabido que hacer cuando su madre le presento a la reina como su otra madre. Era una situación complicada. No lograba recordar cómo se lo dijeron. Era difícil de pensar aunque sea un poco en eso.

Salió del hospital al siguiente día de que le dijeran la noticia. Aunque no sabía que era peor. Saber que su madre no era en realidad su madre biológica, o saber que la otra chica (a quien le gustaba llamar ella en otra vida) estaba en estado de coma inducido. No había sido nada sencillo pensar en eso. La fue a visitar muchas veces, creyendo poder saber qué es lo que pensaba. Pero la verdad, es que solo veía a su madre y a su padre en la chica.

Y se sentía muy culpable.

Cuando regreso a su casa encontró a su madre y a la reina peleando. Al parecer, se había enterado de una cosa muy pequeña que tenía que ver con el estado financiero de sus padres. No había dinero. Apple nunca se había enterrado de ese detalle hasta que la reina le ofreció un ala del castillo para que vivieran. Su madre se negó, alegando que nunca volvería a ese lugar.

—Solo piénsalo Elvira, tú y tu esposo están sin dinero. Mantendrás a mi hija en estas condiciones — dijo la Reina, y Apple no supo a qué hija se refería.

—Hemos vivido mucho tiempo así — aseguro la antigua reina malvada —no hay mucho que decir que le hemos dado a Apple una buena vida.

—Pero una de las alas sin usar del castillo sería mejor para vivir

—Tienes razón—intervino su padre.

Al final hubo una pelea, una muy ruidosa pelea. Su padre y su madre terminaron aceptando mudarse a una de las alas del castillo de la reina. Pero primero querían que Apple fuera. Como si fuese un experimento, la reina tenía muchas ganas de convivir un tiempo con su hija biológica. Antes de que se diera cuenta, Apple ya estaba inscrita en una escuela privada y viviendo entre lujos.

Era demasiado para ella.

Para cuando las clases comenzaron el rumor de la posible muerte de Raven White se esparció con rapidez. Pero aquel rumor fue rápidamente acallado con la llegada de una nueva alumna. En el momento en que Apple entro a su primer salón, Duchess Swan la miro con malos ojos. Se sentía bastante perdida sin una de las más fuertes chicas de su lado.

Cualquiera que las viera diría que Duchess y Raven no se llevaban ni un poco. Pero la verdad era muy distinta. Raven nunca estuvo de acuerdo con seguir el cuento de sus padres, siempre decía que no quería esperar a un príncipe para que la salvara. Y eso llamó la atención de la bailarina. Una tarde platicaron.

Duchess también quería un final feliz. Quería luchar por él. Pero le dolía saber que su maldición lo impedía por completo. Hasta que Raven le hizo ver que no era así, nunca tendría porque ser así. Al final, su relación se mantenía por debajo del agua. Duchess no podía decir abiertamente que era amiga de la hija de Blanca Nieves, porque ese tonto apellido siempre significaría que las cosas son color de rosa. Y para Duchess no lo son.

Ver a una chica nueva ocupando el lugar de su amiga le ponía los pelos de punta. Pero se calmó antes de hacer alguna tontería. A su alrededor, todos estaban siendo increíblemente amables con la chica. Era rubia, era linda, y no le sorprendería que fuese sobre todo otra princesa. Pero no lo era, se terminó presentando como una simple campesina, aunque claramente no lo era.

Cuando la clase termino trato de dejar el salón sin que nadie se diera cuenta pero su mejor amigo/amigo con derechos no pudo evitar verla. La verdad es que Sparrow Hood no podía estar más que atento a los gráciles movimientos de su amiga. La verdad es que siempre la estaba viendo. Había cometido la equivocación de enamorarse de ella, pero Duchess no parecía sentir nada profundo por él. De cualquier forma, salía un tanto enojada del lugar y el decidió seguirla.

La alcanzó cuando llegaron a la castillería. Ahí Apple se sentaba en la misma mesa que Raven junto a Maddeline Hatter, la mejor amiga de Raven, Ashlynn, Hunter, Briar, y sobre todo su novio Daring. Duchess no lo pudo evitar, casi la podía sentir robar la vida de su amiga. Y casi podía sentir a sus amigos abandonando a la princesa y heredera Raven White. Y esta vez no lo pudo evitar.

— ¿Quién te crees para quitarle la vida a Raven? —le dijo apenas la tuvo cerca.

—Cálmate — le dijo Briar desde su puesto.

Maddie también se levantó. Aunque no lo demostraba con su naturaleza de por sí juguetona, estaba bastante preocupada por su mejor amiga. Rodeo la mesa y se acercó a Duchess.

—Sé que eres amiga de Raven — le dijo en un susurro — atacar a Apple no la va a regresar pero podemos ir a verla.

—No te das cuenta — alzo un poco la voz — le roba su vida.

Sparrow tuvo que intervenir en ese momento. Si Duchess creaba un escándalo la podían expulsar por al menos una semana y ya tenía muchos problemas como para agregarle otro más. La tomo por la cintura alzándola unos veinte centímetros del suelo.

—Es suficiente Duch — le dijo.

—Suéltame — grito la chica comenzando a patalear.

Cerise pasaba por el lado sin pensar en nada en específico. Iría al hospital saliendo de clases, tenía planeado ir a visitar a su mama y debía de entrenar un poco. Sus músculos comenzaban a necesitarlo, teniendo en cuenta que es una persona que tiene mucha actividad debido a su mitad lobuna. No se dio cuenta cuando una de las pataletas de Duchess envio su desayuno a volar. Y aterrizó sobre la chica nueva.

Apple no sabía qué hacer. Nunca había pasado por una situación así. Siempre había sido la chica que todos querían, la humilde, la buena onda, la popular. Se sentía perdida. Así que hizo lo que mejor sabía hacer. Puso una enorme sonrisa, se disculpó y salió del lugar en busca de un teléfono. Necesitaba hablar con su mama, no con la reina, con Elvira. Porque aunque casi siempre se llevaban muy mal siempre se ponían apoyar una en la otra.

Pero antes de poder hacer algo se topó con quien no quería. Sarah White decidió terminar el papeleo de inscripción de Apple en persona. También decidió dar las noticias sobre Raven en persona al director. Sabía que este no le creería si no iba ella misma. Era un hombre estricto que como ella nunca había estado de acuerdo en que Raven se negara a seguir los pasos de su madre. Ahora entendía porque pero seguía sin gustarle.

Al ver a Apple supo que algo malo había pasado. La chica aun no traía sus cosas al internado por que no estaba del todo inscrita. Entonces tomo a la chica rubia de la mano y con una seña le dijo que la siguiera. Aun había muchas cosas que hablar pero lo primero era cambiarle la ropa. Una princesa siempre debe verse impecable. Aunque Apple no fuese del todo una princesa por su apellido. Que complicado era todo esto.

Sarah había decidido llevar a Apple a su castillo. No estaba del todo segura que las cosas saldrían del todo bien. ¿Qué se supone que le diría al reino ahora? No estaba segura si debía de decir algo o de comentar algo ahora. Raven seguía en el hospital, después de unas semanas apenas se recuperaba. Aun no la habían despertado.

Decidió dejar de pensar en eso y guio a la chica a su habitación en el castillo. El lugar no estaba adornado, pues Sarah había mandado a enviar todas sus cosas al internado. Igual que las cosas de Raven esperando que pronto se recuperase. Excepto por un par de vestidos que acababa de comprar para Apple. Le paso uno de ellos y le enseño un cuarto para que se cambiara.

Así lo hizo, entro al cambiador y se quitó la ropa sucia. En el lugar había una pequeña regadera, así que se limpió rápidamente, salió y se puso el vestido. En realidad, nunca había utilizado ese tipo de color tan llamativo y nuevo. Ella era una chica distinta, o al menos eso creía. A penas salir y mirarse al espejo quedo impactada.

Se trataba de un vestido con falda roja/rosada degradada. Adornado con flores blancas por todos lados. El corsé era de color rojo sangre y le dejaba la cintura definida completamente. Un pequeño adorno en su espalda y brazos de color blanco con líneas entrecruzadas hechas con hilo dorado. Resaltaba su cabello rubio en más de un sentido. Estaba extasiada con su nuevo atuendo.

Sarah apareció detrás de la chica con una pequeña caja roja. Al abrirla, una corona dorada con moño apareció. Sin duda le quedaba perfecta, lo noto cuando se la puso. Y sonrió, porque esto representaba que estaba teniendo una nueva vida. Aunque a Elvira, a quien aún consideraba su madre, no le gustaría.

Cambiadas al nacer ||EAH||Where stories live. Discover now