Capítulo 1

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Raven se observó en el espejo por quinta vez esa mañana. La corona con un moño rojo no le sentaba nada bien. De hecho, no se sentía muy bien. Volvió a tomar un poco de agua antes de querer ir a vomitar. No iba a ser su semana. Desde la mañana sentía que su corazón iba más rápido y que sus poderes se salían de control. Ojala Sarah pudiese hacer algo por ella. Pero su madre no sabía nada sobre magia.

En ocasiones, como esta, no se sentía una White como su madre aclamaba que era. Suspiro. Ni siquiera había salido el sol, pero ella ya se sentía tan cansada como si su vida no fuese más que un vórtice del que no podía salir. Dejo el moño en el cajón de nuevo.

Su padre y madre se lo había regalo en su cumpleaños número trece, esperando que su insípida hija cambiara de actitud y se portara más del linaje de su madre. Pero no había sido así. Raven era distinta. Sarah se había dado cuenta cuando de todas las aves que llegaron a ver a su hija solo una se acercó a darle un obsequio. La pluma negra sobre su escritorio pertenecía al animal que le daba nombre. A un cuervo.

Se preguntó de nueva cuenta porque era tan diferente de las demás personas de su familia. Sus ojos eran diferentes de un color violeta oscuro, su piel era pálida no blanca, y sus labios aunque rojos eran más bien una sonrisa diminuta. Su padre le dijo que lo saco de su parte de la familia. Pero simplemente no lo creía. Era difícil creerlo aunque fuese un poco.

Se paró en su balcón, sin saber cuánto estaba por cambiar su vida en esas pocas horas. Sin saber lo mucho que las cosas estaban por cambiar. Mientras se sentaba en la orilla, recargada en la pared esperando el amanecer se preguntó si alguien más se sentía así. No supo que contestarse. Y sin más, espero el amanecer.

Del otro lado de la ciudad. Alejado del castillo y su majestuosidad se encontraba la pequeña casa de un noble. La familia había tenido problemas en algún momento de su vida, el dinero comenzó a acabarse haciendo que la gran mansión se viese pronto sumida en desesperación y tristezas. Pero a la joven que ahí vivía no le importaba. Como le iba a importar si nunca se enteraba de nada. Su madre y padre le escondían todo.

Ella aún conservaba a su caballo. Aún conservaba sus vestidos de fiesta, aún conservaba su visión de una vida abundante. Aunque sus padres no sabían cuánto tiempo podrían seguir con dicha mentira.

Hablando de dicha joven, apenas el despertador marco las cuatro quince de la mañana se levantó como alma que lleva el diablo de la cama. Se dirigió a su pequeño armario y saco un par de botas para cabalgar. Se puso la ropa más cómoda que tenía y salió directo a buscar una cuerda que guardaba debajo de su cama. Su madre era muy estricta en cuanto a los horarios que ella tuviera. Pero a través del tiempo había aprendido un par de trucos.

Bajo con la cuerda desde su cuarto. Su madre aun dormía así que no había ningún problema. Al menos tendría una hora para ir a ver el amanecer sobre la colina. Se dirigió a los establos, esperando que su padre no hubiese guardado el estúpido caballo la tarde anterior. Se había enojado mucho con su madre y con ella. Aunque ya estaba acostumbrada. Al ver que el establo estaba abierto y que "Ópalo" estaba ahí se sintió feliz. Tomo la silla, la ajusto y salió del lugar.

Mientras cabalgaba hacia la mencionada colina no pudo evitar detenerse cuando de entre los arbustos una hermosa zorra polar corría despavorida. Un simple chiflido fue suficiente para que la misma llegara hasta ella y saltara a sus brazos. Tenía un don con los animales. Cuando era pequeña, solía cantarles a las aves todas las mañanas. Pero su madre decía que eso no era verdadera magia y que le recordaba a una mala época de su vida. Al final, había terminado por no volver a cantar en las mañanas.

Siguió su camino hasta la colina mientras acariciaba a la zorra que llamo "Gala". Al llegar a la cima, pudo ver con sus propios ojos como amanecía. Cada mañana, cada día, solo cuando podía ver el amanecer era cuando Apple Queen se sentía feliz. Se bajó del caballo y se recostó en un árbol cercano. Pronto empezarían las clases, así que pronto regresaría a la escuela. Aunque adoraba estudiar, era un poco difícil cuando no está en tu naturaleza ser como tu madre te plantea. Pero estaba más que decidida a hacer todo lo posible por seguir el majestuoso destino que su madre le tuviera planeado. Era su deber, era su sueño. Ser como la mujer que la crió.

De sus padres, solo su madre había tenido un destino o una maldición según ella. Es decir que era la única de la cual podía heredar algo. Le dañaba esa idea, no se parecía a su madre en nada. Se comenzó a pregunta, si era por eso que ellos siempre peleaban. Aunque su padre era rubio y ella igual no se parecía a nadie de su familia.

Sin más se quedó dormida. Su mente necesitaba un descanso. O tal vez simplemente un momento de calma antes de la tormenta.

Raven, ataviada de un vestido negro y violeta, llego corriendo al café de la villa al final del libro. Su novio le había llamado proponiéndole un día mágico antes de que la próxima semana tuviesen que regresar al internado. Estaba francamente emocionada. Quería creer que la melancolía que la invadía por las mañanas no era más que las simples inseguridades de una adolescente cualquiera.

Abrió la puerta y su sonrisa se desvaneció. En frente de ella estaba Daring Charming, coqueteando con la encantadora Lizzie Hearts. Aunque en esos momentos no se veía tan encantadora como antes. Ahora mismo, no quería demostrar lo mucho que Daring le alborotaba las hormonas. Pero Lizzie era una dama, tenía un código que decía explícitamente que coquetearle al chico de otra no era nada bueno. Además, Raven le caía bien.

Raven carraspeo para llamar la atención de su novio. El joven Charming era el mayor de los tres hermanos. Sin duda era el más valiente y el más apuesto. Despues de él se encontraban los mellizos Dexter y Darling. Dexter era bastante delgado y poco atlético. Tenía don para todo lo que tuviese que ver con tecnología y usaba unos lindos anteojos de armazón negro. En un principio, Dexter se había ganado más el aprecio de Raven que Daring.

En realidad ninguno de los dos sabía cómo habían terminado juntos. Pero se conocían muy bien que era muy fácil seguir con el teatro que habían armado. Raven no era celosa, sabía bien que a Daring le encantaba presumir sus encantos en todo momento. No le importaba en realidad. Daring también sabía que Raven fingía estar celosa para que sus padres no se dieran cuenta del poco interés que mostraba el uno con el otro.

Al final era simplemente que eran muy buenos amigos. Pero no eran buenos amantes. Se preocupaban uno por el otro, pero nunca habían pensado en compartir un lecho. Aunque sus padres hubiesen preparado su matrimonio desde antes de nacer. Eso también contribuyó a que terminaran declarándose en una relación.

Lizzie señalo detrás de Daring a su novia que fruncía el ceño de manera graciosa. A Raven no le salía bien enojarse.

—Parece que tu novia está enojada — susurro antes de salir de ahí con su abra-café en la mano.

Daring volteo con su mejor sonrisa de comercial. Era una escena que se repetía mucho, pero siempre era entretenido ver la manera sutil en como esos dos peleaban. Si tuviesen que repetir la historia de sus cuentos sería la historia de Blanca Nieves más moderna del mundo. Raven alzó la ceja esperando por una explicación mientras que Daring sonreía altanero viéndola desde su no muy grande diferencia de altura.

— ¿Cómo estas cariño?—pregunta Raven.

—Normal—contesta Daring—. Algo aburrido.

—Daring—reclama la chica—andas coqueteando de nuevo.

— ¿Qué quieres que haga si soy tan guapo?

Raven rio. No le importaba sus coqueteos ni su altanería. Le alegraba que fuera así. Se sentaron a tomar un abra-café durante un buen rato. Se sentía bien no tener nada de deberes de los cuales preocuparse. Cerca de la una de la tarde decidieron que había sido mucho tiempo de ocio. Debían de arreglarse para una cena que habría pronto en casa de Daring, esa misma noche. Pero tal vez, Raven no debió salir tan precipitadamente del local. 

Cambiadas al nacer ||EAH||Where stories live. Discover now