Capítulo uno

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Los impactos de las cajas de madera golpeando la inmunda superficie del navío retumbaban en los oídos de Eragon, ecos vacíos ensordecían sus tímpanos, pero más que perturbarse se encontraba absorto con el panorama frente a él

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Los impactos de las cajas de madera golpeando la inmunda superficie del navío retumbaban en los oídos de Eragon, ecos vacíos ensordecían sus tímpanos, pero más que perturbarse se encontraba absorto con el panorama frente a él. Observaba cómo las cajas desaparecían del exterior, pretendía verificar por última vez que todas las provisiones fuesen introducidas en la embarcación, selladas y camufladas.

Los cálculos que realizaba lo hacían extasiarse, sabía que lo se avecinaba para él y su familia. Traficar whisky y cocaína a los países y ciudades vecinas era arriesgado y peligroso, pero traficar pólvora, balas y armas era indudablemente mortal. Sobre todo, si aquellas municiones se encaminaban a ser utilizadas por la mismísima rebelión, la resistencia irlandesa sería la que recibiría los cargamentos.

Ya no había distinción para los Bradbury, no les incomodaba si sus socios eran enemigos, desertores, aliados o compatriotas, no les consternaba la causa que siguieran. Tampoco le preocupaba cuánta gente fallecería por su traición y su osadía, cualquier infortunado que fuese sacrificado por su propia causa y bienestar sería un lamentable daño colateral, pero significaría la gloria para los Bradbury.

Eragon no ignoraba cualquier escenario catastrófico que pudiese desenlazarse por sus decisiones, pero sabía que cualquiera que fuese su elección, terminaría en algún momento colgado por la ley o con una bala clavada en el cráneo puesta ahí por sus enemigos. Pero estaba determinado a hacer lo que necesitase con tal de que su familia fuese admirada y respetada por los que en algún momento fueron sus enemigos, jueces o ejecutores. Era lo único que lo tranquilizaba, el consumar su ambición. Si moría tratando de obtener el prestigio y el renombre, confiaba en que su hermano menor seguiría su objetivo.

Sucumbir en el intento de lograrlo no le atemorizaba, muy en el fondo lo encaprichaba fervientemente. Estaba exhausto, física y mentalmente. Lo consumía su en torno, nadie se revelaba contra los White Wolves, ni un alma quería ofrecerle una ofensiva, tampoco un enfrentamiento u oponerse a sus demandas. Sus enemigos se habían dispersado y los demás gangsters lo querían como aliado o respetaban su territorio, evitándolo. Eragon se sentía vacío, hastiado e impotente. No había emoción, acción o delirio que lo cautivara. Solo un vacío que le carcomía la mente y le arrebataba la poca alma que le quedaba.

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⏰ Última actualización: Oct 12, 2023 ⏰

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Pecado mortal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora