AMY

923 152 7
                                    

AMY

Durante todo el camino al instituto me he estado mentalizando. En muchos países comen insectos y no les pasa nada, es algo normal. ¿Por qué no voy a poder hacerlo yo? Y más aún si es por una buena causa. Sé que Derek se está esforzando por cambiar. Lleva más de una semana sin comer ninguna persona porque se lo he pedido. Lo hice cuando mi conciencia no pudo más. A cambio he estado buscando una forma de que se alimente sin tener que matar. De momento ninguna ha tenido éxito pero no me voy a dar por vencida.

Cuando aparco el coche enfrente de la escuela comienzo a sentirme nerviosa. El edificio está vacío y oscuro. Derek baja del coche y camina en dirección a la valla. Al notar que no le acompaño se para y me mira.

—¿No me digas que te has rajado? —pregunta metiendo las manos en los bolsillos del pantalón y mostrando una mueca siniestra en su boca. No es la primera vez que estoy a solas con él, prácticamente se cuela todas las noches en mi habitación. Creo que lo hace porque se siente solo. La diferencia es que en mi cuarto junto a las cortinas amarillas y los osos de peluche, Derek no parece tan amenazador como en medio del parking iluminado sólo por la luna. Con esa luz sí que parece de otro mundo más peligroso e inquietante. Respiro un par de veces para coger fuerzas.

—No —digo de forma apresurada mientras salgo del coche.

Una vez junto a la valla veo cómo Derek salta de forma ágil al otro lado. Sólo cuando hace este tipo de cosas o sonríe, me doy cuenta de que no es humano. Al andar apenas se aprecia, pero al hacer alguna actividad más atlética se puede ver claramente que sus movimientos son más parecidos a los de un animal.

—Te toca —dice desde el otro lado.

Contemplo la valla con detenimiento. Nunca he sido una chica muy deportista y los cuatro metros de barras de acero terminadas en punta que se alzan frente a mí, no me inspiran mucha seguridad.

—¿No hay otra forma de entrar? —pregunto sin dejar de observar la valla.

—No lo sé, siempre he entrado así. ¿Por qué no lo intentas? Si no puedes buscamos otra forma.

Frunzo el ceño con desconfianza. Tengo la sensación de que le divierte más de lo que parece, pero tampoco pasa nada por intentarlo ¿no?

En AyunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora