Capítulo 11: Coche a juego con tu cara

4.6K 285 15
                                    

*ESTHER'S POV*

Era de noche y aquí empezaba mi venganza. Nadie sabía lo que iba a hacer y esperaba que fuera así hasta que Noah se lo encontrara él solo.

Fui a su casa, ya que sé donde vive (se lo pedí a una ex novia suya), con un montón de material necesario para empezar la venganza.

Esta noche sería inolvidable.

*NOAH'S POV*

En vez de dormir, que era lo que se suponía que tenía que hacer, no dejaba de pensar en el beso de Esther y yo.

Se creyó la broma que le hice aun que no sé si se lo tragó, o si sigue pensando que me ahogué.

Aun así, cualquiera no me habría creído y ella lo hizo. Sabía que lo iba a hacer por que no me conocía, así que intenté no respirar todo el tiempo posible.

Aguanté por los pelos y empecé a respirar en cuanto noté el aire. Esther no pareció notarlo ya que estaba concentrada en ponerme estirado en el suelo pero entonces cogí aire otra vez y dejé de respirar de nuevo.

Notaba golpes en la barriga y yo estaba muy nervioso por saber si iba a hacer el boca a boca, por que ese era mi objetivo.

En cuanto noté sus labios contra los míos me desperté de repente y la empecé a besar rodeándola con los brazos aun que ella no moviera los labios. Estaba paralizada, sorprendida. Ella no me quería besar.

Aun así, nunca me había besado con nadie igual que con Esther. Aun que ahora ella debe de estar enfadada conmigo, o algo así.

Da igual, nunca se me iba a olvidar esa sensación.

Aun que la odiara con toda mi alma, una parte de mí quería besarla, no sé por qué, pero quería hacerlo, entonces se me ocurrió eso. No tendría que haberlo hecho, ahora ella está enfadada conmigo y seguro que me evitará, o algo peor.

Pensando en todas esas cosas, no me di cuenta de que ya se había hecho de día y que no había dormido nada esa noche.

Tengo que salir antes por que el instituto está muy lejos de mi casa y solamente puedo ir en coche, ya que ninguno de mis amigos vive por donde yo vivo.

Mi madre sólo trabaja por las tardes y noches, y normalmente su coche está en el trabajo ya que ella va a trabajar en metro.

Abrí el armario y me vestí con ropa normal para luego bajar a la cocina a desayunar.

Mi madre estaba sentada en una silla de espaldas a la ventana y al televisor.

-Buenos días, mamá. -Dije saludándola y ella me hizo un gesto con la mano. Ya, ella no era mucho de hablar.

Me preparé un vaso de zumo de naranja y me lo tomé mientras miraba por la ventana.

De repente, escupí todo el zumo en la ventana al ver lo que había en el jardín.

Mi madre se giró rápidamente preocupada y yo sonreí tapando la ventana.

-¡Cariño! ¡Has empapado todo! ¿¡Por qué lo has hecho!? Ahora lo limpio... -Gritó mi madre cogiendo un trapo pero se lo quité en seguida aún tapando el cristal todo lo que pudiera.

-¡No! Es mi culpa, ya lo limpio yo. -Dije sonriendo como un niño bueno y me giré tratando de que mi madre no viera lo que había a través de la ventana y empecé a limpiar disimuladamente.

Acabé y me fui rápidamente a ver qué coño era eso.

-Adiós. -Dije ajetreado y salí por la puerta disparado dejando a mi madre con la palabra en la boca.

Corrí hasta mi coche que estaba aparcado en en jardín al lado de un árbol.

Me paré en frente de él, observándolo con la boca entre abierta.

Mi coche estaba todo cubierto de compresas.

A la de una...

Dos...

Tres...

-¡OSTIA PUTA! ¡JODER! -Grité y pegué un puñetazo al coche pero en seguida me arrepentí al tocar una de las compresas asquerosas. Estaban todas escampadas por mi coche sin dejar ni un hueco vacío. Estaba completamente lleno.

Di un golpe al coche por la parte de abajo con el pie y me arrastré las manos por el pelo cabreado estirándome los pelos.

¿Quién diablos había hecho todo esto? Por que lo iba a pagar.

Pero ahora no es momento para preocuparse por eso. ¿Cómo diablos voy a ir al instituto con esta mierda de coche? ¡Y el de mi madre está en el trabajo!

-¡Maldita sea, joder! -Grité cabreado tensando la mandíbula. No tenía más remedio que ir en ese coche, no tenía otra opción. Quedaban 10 minutos para que empezaran las clases y yo tardaba un cuarto de hora.

Abrí la puerta del coche con mucho cuidado de no tocar ninguna compresa y entré dentro con cara de asco.

Era lo más asqueroso que había visto y tocado en mi vida. No sé como las mujeres pueden soportar eso.

Cuando llegué al instituto todas las miradas se posaron en mí, y, en menos de un segundo todos se empezaron a reír. Incluido los nerds, que saben que les podría caer una buena ostia.

Bajé del coche y mi mirada se paró en los ojos azules de Esther. Estaban achinados y ella estaba haciendo lo mismo que todo el mundo. Reírse de mi coche.

-Tío, ¿qué coño es todo esto? -Susurró uno de mis mejores amigos acercándose a mí.

-Ayer alguien hizo esto. -Susurré de vuelta enfadado con los puños apretados.

-Sí, pues sea quién sea, te está arruinando tu reputación. -Dijo Lewis al lado de Jacob.

Nosotros tres éramos los únicos que no nos reíamos, y me sentí muy humillado y cabreado con la persona que hubiese hecho esto.

Miré a Esther que se dirigía hacia mí y se paró justo en frente mío cruzándose de brazos y observando el coche un buen rato sonriendo.

-Bonito coche, a juego con tu cara de gilipollas. -Dijo flojo solo para que lo escucháramos Jacob, Lewis y yo y luego se fue caminando hacia la puerta del instituto.

-Uuh... -Dijo Lewis tapándose la boca.

Puede que Esther me hubiese humillado delante de mis amigos, pero ya sabía quién era la responsable de todo esto.

-Esther...

Cuento Hasta Tres ©Where stories live. Discover now