—Querrás decir telepatía.

—Lo mismo es.

Dos de sus dedos avanzaron rápidamente hasta los orificios de mi nariz y los metió con tanta fuerza que pensé que me iban a llegar al cerebro. Quería golpearlo, más que nada porque aquella manía de violarme la nariz me molestaba demasiado.
La idea de que quizás mi hermano fuese adoptado me cruzó la mente por millonésima vez, aunque el parecido físico fuese más que notable.

—¡Joder! —chillé, apartando la cabeza.

—¡Joder!

Me imitó con voz aguda; el chico rosado nos observaba en su sitio con diversión. 

—Acompáñame al despacho del director. Tengo que ir a cumplir el castigo que no merezco.

—No puedo, Namjoon va a darme clases de Microbiología. 

Fruncí el ceño.

—¿Quién es Namjoon?

—El más listo de la Universidad, Brooke. ¿¡Cómo no lo sabes aún!? —exageró Seokjin, agitando la cabeza con fingida exasperación—. Es el único que no lleva ninguna asignatura atrasada de años anteriores cursando Medicina y Derecho al mismo tiempo, un auténtico...

—Soy yo —interrumpió por fin su amigo, inclinándose levemente en forma de saludo. Le correspondí, recordando la conversación de Dooly donde indicaba que aquél chico iba a tercero de carrera junto a los gemelos— Fui algo maleducado los otros días, lo siento. 

—¿Br-brooke?

Hablando del rey de Roma, el trillizo castaño apareció en mi campo de visión con sus cejas arqueadas y los labios apretados, notablemente nervioso. Sujetaba algunos libros entre sus manos firmemente, como si aquello le estuviera dando algún tipo de fuerza que le ayudara a dirigirnos la palabra. No pudo hacer contacto visual con ninguno de los presentes; en cambio, sus ojos se mantenían clavados en el suelo, como si aquello pudiera hacerlo más invisible ante nosotros.

—Debemos ir a ha-hacer el castigo... —murmuró apenado, jugando un poco con sus dedos.

Asentí con la cabeza y volteé hacia Jin, dándole un beso de vaca como solía hacer siempre sólo porque a él le enfurecía, llenando su mejilla de saliva. Su grito de horror me hizo sonreir satisfecha y comencé a caminar junto a Dooly, dejándolo atrás limpiandose la cara.
Lo sé, la confianza da asco, pero a veces me encanta.

Desviando la vista hacia el chico tímido, lo descubrí riendo por lo bajo ante la escena. Sonreí con él, se veía tan tierno e inocente con los pómulos en alto y los ojos en una fina línea, parecía aún más adorable. Mantenía el cabello bien peinado y su ropa perfectamente puesta, la cual era acompañada de un dulce perfume apenas perceptible pero, aún así, supe que aquella mañana estaba más arreglado que de costumbre.

—¡Pasen! —indicó el director al llegar, recibiéndonos a ambos con una sonrisa amplia.

Una sonrisa que no traía nada bueno. Y estaba en lo cierto, a aquél hombre le gustó vernos sentados como pequeños recaderos frente a su escritorio y disfrutó aún más cuando comenzó a dictar cada una de las cosas que deberíamos hacer durante esos días de castigo, que por suerte tan sólo eran tres.

¿Lo malo? El castigo caía en fin de semana.

¡Era injusto! ¡Iba a perder mi primer fin de semana en la Universidad limpiando basura de otra gente y haciendo tareas absurdas, mientras el resto se esfumaban de allí con sus familias y amigos! La Universidad iba a estar desierta los dos días que quedaban, Jin seguramente se marcharía a casa y yo no tendría a alguien a quien molestar para matar el tiempo. El trillizo tampoco parecía estar muy feliz con aquello, pero se mantuvo en silencio durante toda la charla del hombre mayor.

Triple Catástrofe. - btsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora