Flores para BaekHyun || ChanBaek

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ChanYeol no es más que un niño la primera vez que un miembro de su familia fallece.

Se trata de un primo lejano al que jamás conoció y pese a que está rodeado de personas lagrimando dolor, su corazón no siente ni una pizca de pena.

En cambio su hermana YooRa se ha lamentado durante toda la noche, lo sabe porque su madre los mandó a acostar juntos en una casa que no es suya mientras los adultos se reunieron frente a un ataúd para pasar la noche en vela, rezando y pidiendo clemencia por el alma de un joven que los dejó demasiado pronto. ChanYeol no tiene idea de por qué hacer algo así, pero lo han educado para ser un niño respetuoso y no cuestionar las decisiones de los mayores; su primo debió haber sido importante para su hermana, sin embargo asume, porque esa fue la primera vez que la escuchó sollozar entre la pared de sábanas que colocó entre ambos para que no la viera llorar.

El cementerio no es un lugar muy bonito, deduce mirando a todas partes, aunque debería. Debería serlo porque está plagado de color verde, la vegetación predomina y la mayoría de las lápidas son adornadas por coloridas flores encantadoras. Pero no lo es porque la gente llora, porque todo el que camina por los estrechos pasillos construidos con cemento está vestido de negro y trata de ocultar su dolor tras algunos pañuelos.

Debido a los sucesos ocurridos, ChanYeol se preguntó a muy temprana edad qué se sentiría extrañar tanto a alguien.

YooRa le respondió que lo que él sentía cada vez que pensaba en su padre, pero por más que buscó dentro de su corazón, lo único que ChanYeol encontró hacia esa persona fue un sepulcral vacío y, aunque no se lo dijo a su hermana, asumió que extrañar no se trataba de eso.

Siempre fue un niño inteligente, las notas del colegio lo señalaron desde el principio como sobresaliente, como por encima del promedio. Comprendía las cosas demasiado rápido y poseía algo así como memoria fotográfica, jamás se le dificultaba nada, precisamente por eso se la estaba pasando tan mal con las manualidades.

Sabía que un funeral no era lugar para practicar sus habilidades y, sin embargo, sintiéndose incapaz de llorar y pensando demasiado hipócrita el despedir a alguien que no conocía, ChanYeol no pudo evitar sentarse en una lejana banquilla junto a un pedazo de papel periódico.

Lo había robado de su tío muy temprano esa mañana, era una nota sobre la reciente muerte de la esposa de un hombre adinerado del que el pequeño no sabía nada. Pensaba que el mundo estaba teñido de color gris ese día y no le gustaba, prefería el tono amarillento del periódico, el sabor antiguo que venía con el café... ChanYeol pensaba que era preferible el recuerdo al olvido.

No le estaba saliendo muy bien la flor de papel que con tanto esmero había estado queriendo armar, así que suspiró y decidió echarle un vistazo al final del largo pasillo para ver si encontraba en la naturaleza un poco de inspiración, aunque bien sabía que de lo que él carecía era más bien de habilidades.