Buenas noches

507 35 35
                                    

Alberto dejó el aire escapar de sus labios de pura excitación y volvió a su trabajo de besar a Íñigo. Intentaba dedicarle un momento a cada rincón de su boca. Sus dientes mordieron el labio inferior de Íñigo que gimió un poco más alto esta vez. Mientras tanto, el más mayor agradecía el tamaño de sus manos que, a pesar de que siempre le habían parecido demasiado grandes, ahora le permitían cubrir más superficie del cuerpo de Alberto. En ese momento se maldijo por haberse mordido las uñas en el bar, esa misma noche y solo pudo saciar su necesidad de Alberto besándolo más y con mayor profundidad. Sus manos se crisparon en la camiseta de Alberto, que empezaba a resultar molesta e impropia de la situación.

-Hazlo -dijo Garzón lamiendo su labio inferior.

Íñigo supo al instante a lo que se refería y agarró el dobladillo inferior de la camiseta de Alberto para que, momentos, más tarde acabase desechada en algún rincón del suelo. Los dedos de Íñigo eran fríos al tacto y al deslizarse por la espalda de su amante, le causaron escalofríos internos que recorrieron toda su espina dorsal. Albertó jadeó contra los labios de Íñigo, que empujó al menor hacia atrás para que quedase tendido sobre la cama, sin bajarse el segundo de su regazo. Sus manos cavilaron sobre la cinturilla de los pantalones de Garzón. Miró interrogante al otro que, apoyado sobre los codos como estaba para verlo bien, asintió relamiéndose los labios y los ojos suplicantes. Íñigo quitó con cuidado los pantalones del otro, poniéndose de rodillas a ambos lados de sus caderas y bajándolos hasta las rodillas, a partir de las cuales se deslizaron hasta el suelo y Alberto se ayudó de los pies para tirarlos lejos de él. No quería ni verlos en ese momento.

Íñigo se tendió sobre Alberto que, libre de la presión de los pantalones, gimió por el contacto del abdomen de Íñigo sobre su bajo vientre. El chico se detuvo un momento, sus ojos ojos azules inspeccionando, analizando todos y cada uno de los gestos del otro. Sus pupilas excesivamente dilatadas,  la adoración en sus ojos castaños, el color sonrojado de sus mejillas, la saliva haciendo que sus labios brillasen. Quería imprimir esa imagen tal y como era en su mente y recordarla cada día, cada hora hasta el día en que muriese. Íñigo se mordió el labio inferior y acarició con la yema de los dedos la barba de Alberto, que cosquilleó contra la zona más sensible de sus manos. Se inclinó, aún sujetándole la barbilla con a penas un roce, y lo besó tan suave y castamente que Alberto pudo jurar que el mundo entero se estremeció con él. 

Las manos completas de Íñigo se hundieron, deslizándose hacia los pómulos, en la barba de Alberto, sin dejar de besarlo, siempre sin dejar de besarlo, profundizando en su boca una vez más. Íñigo quería decirle lo mucho que le gustaba. Siempre había sido bueno con las palabras pero no con los sentimientos así que le dijo con besos todo lo que sus labios no sabían expresar de otra manera.

Alberto no podía creerse lo que estaba pasando. Lo quería todo con Íñigo en ese momento pero no tenía prisa por conseguirlo. Sus manos se deslizaban por su espalda desnuda que era suave y cálida como una tarde de primavera. Cuando se separaron, Íñigo comenzó a besar su cuello, su mandíbula, el hueco detrás de su oreja, todo con una absoluta adoración y una lentitud casi perezosa, como si le doliera separarse de cada rincón de piel de Alberto. Este sonreía mirando al techo cuando el aliento de Íñigo le cosquilleaba en el cuello y se reía tontamente, hundiendo los dedos en el pelo del chico.

Íñigo disfrutaba de las reacciones de Alberto y sonreía contra su piel, esmerándose más en su trabajo, añadiendo suaves modisquitos que hacía el juego un poco más interesante, provocando gemidos que salían sin pretenderlo de entre los labios de Garzón.

-Me encanta cuando haces eso -comentó con vergüenza.

-¿Eso queeé? -las palabras de Alberto acabaron en un prolongado gemido por culpa de los dientes de Íñigo contra su oreja.

Garzíñigo on the roadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora