Fault

1.7K 165 24
                                    




Todo parecía estar normal.
En casa, las cosas no habían cambiado. Nadie hacia silencio. Nadie lloraba. Nadie se ponía serio. Como si nada hubiese pasado.

"Como si a nadie le importara" una frase que Ichimatsu no podía dejar de repetirse.


Y es que la verdad, no podía evitar el pensar en eso. En como luego de estar su hermano al borde de la muerte y sufrir ahora una ceguera temporal, a nadie parecía importarle. Y no podía dejar de pensar en algo peor, ¿Por qué a él le importaba? 
No dejaba de pensar en todo lo anterior ocurrido. El ver a Karamatsu cortarse. El verlo exponer sus heridas ante sus hermanos y aun así ser completamente ignorado. El verlo entregarse a su vicio como una salvación. Y el verlo entregarse a la muerte frente a sus ojos.
Tal vez era por eso que le afectaba. Tal vez tan solo le afectaba por esos motivos sin sentido. Era la única explicación razonable que tenía ante ese constante sentimiento de angustia.


Ahora mismo se encontraba compartiendo el colchón con cuatro de sus cinco hermanos. El primer aire de la mañana entró en cuanto Choromatsu abrió la ventana.

-¡Es hora de levantarse!- Exclamó.- Vamos chicos, 9 a.m., lunes, es hora de moverse de la cama y buscar un empl- No terminó de decir su última oración cuando fue golpeado con una pelota de baseball que casualmente había tirada por su cuarto.


Obviamente era propiedad de Jyushimatsu, pero fue Osomatsu quien se la tiró de tal forma que golpeó en medio de su frente y logró callarlo. Al ver esto los cuatro hermanos restantes se acurrucaron entre si y se dispusieron a ignorar a Choromatsu. Este último se rindió, y decidió dejar a sus hermanos descansar, era en vano el tratar de discutir con la mayoría.


Les costaría volver a dormirse, pero por lo menos podrían disfrutar de la comodidad y la calidez que les otorgaba ese "abrazo" entre sabanas. No sería la primera vez que evaden a Choromatsu de esa manera, y sin embargo, algo se sentía diferente.


Mientras dormitaban podían notar la diferencia. Como si algo faltara. Como si alguien faltara. 


Ichimatsu sentía que debía decir algo, o sino nadie más lo haría. Sentía como si él fuera el único que se diera cuenta del hueco vacío. Aunque la realidad era otra, y entre sus hermanos también podían notarlo, solo que ninguno era capaz de decir de que se trataba. 

-Se siente...- El mayor de los seis fue el primero en hablar.- Como si algo faltase.

Todomatsu, quien dormía a su lado, volteó la cabeza hacía atrás. Notó que Ichimatsu estaba recostado sobre su hombro, cosa que no era lo normal, pero aun así no dio ninguna respuesta ante la inquietud de su hermano.

No porque no quisiera, sino porque no sabía que responderle.

Y así pasaron unos largos segundos de silencio, hasta que el cuarto de ellos decidió dilucidar cuál era la falta.

-Karamatsu no está con nosotros.- Finalmente escupió Ichimatsu.- ¿No lo recuerdan?

Los tres hermanos restantes abrieron sus ojos instantáneamente, y voltearon a verle estupefactos. Verdaderamente, se habían olvidado de Karamatsu. No necesitaron ni siquiera dar una respuesta para que a Ichimatsu le quedara claro. Una mueca de desagrado se formó en su rostro, y a diferencia de su mueca usual, en esta podía notarse cierto grado particular de desprecio hacia sus hermanos.

-Saben que está en el hospital por nuestra culpa.- Continuó hablando.- Exactamente porque lo trataban de esta manera.

-No lo tratábamos de ninguna manera.- Respondió Osomastu.

SalvameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora