—Ares, por favor— ni siquiera se lo que estoy pidiendo.

Ares se separa tan solo un centímetro de mi, sus ojos penetrando los míos, sus dedos aun moviéndose dentro de mis panties, —¿Quieres que te folle?— solo puedo asentir con la cabeza, —¿Quieres que te penetre, huh?— lame mi labio inferior —¿Quieres sentirme dentro de ti? Dilo.

Me muerdo el labio inferior mientras sus dedos me llevan a la locura, —¡Ah! Si, por favor, quiero sentirte dentro de mí.

Él se echa hacia atrás y busca algo en sus pantalones, lo observo inquieta sacar un condón y ponérselo.

Oh Dios, de verdad voy a hacer esto.

Voy a perder mi virginidad con Ares Hidalgo.

En segundos, está encima de mí en medio de mis piernas, una ola de miedo me atraviesa pero el me besa con pasión alejándola y haciéndome olvidar mi nombre.

Él se posiciona y se separa de mí, mirándome a los ojos, —¿Estas segura?

Me lamo los labios nerviosa, —Sí.

Ares me besa y cierro mis ojos, perdiéndome en sus suaves y ricos labios.

Pero entonces lo siento penetrarme lentamente, gimo de dolor y lágrimas brotan en mis ojos, —Ares, duele.

El deja besos cortos por toda mi cara, —Shh, está bien, ya va a pasar— entra un poco más en mí y arqueo mi espalda, siento como si algo dentro de mi se rompiera hasta que me penetra por completo y las lágrimas ruedan por los lados de mi cara, —Bésame— está dentro de mí pero no se mueve. Sus besos son mojados, apasionados mientras sus manos tocan mis pechos con delicadeza distrayéndome, devolviendo la excitación a mi cuerpo adolorido.

El no se apura en moverse, solo se enfoca en excitarme aun mas, tentando, besando, mordiendo mis labios, mi cuello, mis pechos. El dolor sigue ahí pero es cada menos y solo queda la molestia del ardor de que algo se ha roto.

Necesito mas, necesito algo y necesito que el se mueva, ya estoy tan lista para que se mueva, —Ares,— jadeo en sus labios.

Como si supiera lo que quiero, el comienza a moverse lentamente, el roce arde un poco pero estoy tan mojada que empieza a sentirse delicioso. Oh Dios, la sensación me sobrepasa, nada se ha sentido tan bien en mi vida entera. Dentro, fuera, dentro, fuera.

De pronto quiero que vaya más rápido, más profundo. Pongo mis manos alrededor de su cuello y lo beso con todo lo que tengo, gimiendo y sintiéndolo perfectamente duro dentro de mi, —¡Ares! Oh Dios, Ares, más rápido.

Ares sonríe en mis labios, —¿Lo quieres más rápido, ah? ¿Te gusta?— me penetra profundamente antes de empezar a moverse más rápido.

—¡Oh por Dios!

—Te dije que serias mía, Raquel— murmura en mi oído mientras me aferro a su espalda, —¿Te gusta sentirme así, todo dentro de ti?

—¡Si!— puedo sentir el orgasmo venir y gimo tan alto que Ares me besa para silenciar mis gemidos, mi cuerpo estalla, ola tras ola de placer invadiendo cada parte de mi. Ares gime conmigo y sus movimientos se vuelven torpes y aun más rápidos. Él se viene y cae sobre mi.

Nuestras respiraciones aceleradas hacen eco por toda la habitación. Los latidos de nuestros corazones se sienten claramente a través de nuestros pechos pegados.

Mientras los últimos rastros del orgasmo me dejan, vuelve la claridad a mi mente.

¡Oh por Dios!

Acabo de tener sexo con Ares, acabo de perder mi virginidad.

Ares usa sus manos para levantarse y me da un beso corto, saliendo de mí, arde un poco pero no es nada que no pueda soportar. Veo rastros de sangre en el condón y aparto la mirada, sentándome. Él toma el condón y lo lanza a la basura para luego ponerse sus pantalones y pasarme mi ropa. Él se sienta en el brazo del sofá y solo me mira sin decir nada. No me habla, no me dice cosas bonitas ni siquiera me abraza o algo así. Es como si estuviese impaciente porque me fuera.

El silencio es demasiado incomodo así que me visto tan rápido como puedo. Ya vestida, me levanto y hago una mueca de dolor, — ¿Estas bien?

Solo asiento con la cabeza, los ojos de Ares se posan en el sofá detrás de mí y sigo su mirada, hay una pequeña mancha de sangre en el sofá y se nota bastante. Ares parece notar mi vergüenza, —No te preocupes, hare que lo laven.

Con mis manos frente a mí, hablo, —Yo... debería irme.

Él no dice nada y eso me duele. No hay un 'No, no te vayas' o '¿Por qué te vas?'

Comienzo a caminar a la puerta, con el corazón en la garganta. Tengo ganas de llorar pero no dejo que las lágrimas se formen en mis ojos.

Tomo el pomo de la puerta y el habla, —¡Espera!

La esperanza se enciende en mi pero se convierte en decepción cuando lo veo caminar hacia mí con la caja del teléfono en su mano, —Por favor, acéptalo, no seas orgullosa.

Y ese leve gesto hace que me sienta aun peor, se siente como si estuviese pagándome por lo que acaba de pasar. Lagrimas rebeldes llenan mis ojos y ni siquiera le respondo.

Abro la puerta y salgo de ahí rápidamente, —¡Raquel! ¡No te vayas así! ¡Raquel!— lo oigo gritar detrás de mí. Sin darme cuenta ya estoy corriendo a la salida, me tropiezo con la chica de servicio pero la ignoro y sigo mi camino.

Ya en la calle, las lágrimas corren libremente por mis mejillas. Sé que soy responsable por lo que acaba de pasar, él no me obligo, pero eso no hace que me sienta menos mal. Acabo de perder algo muy importante para mí y él no le dio importancia, ni la más mínima.

Siempre pensé que mi primera vez sería un momento mágico y especial, que el chico con el que estuviera lo valoría y apreciaría, que por lo menos tuviera sentimientos por mí. El sexo fue maravilloso, e hizo que lo que siento por el crezca en niveles incontrolables, pero esto no significo nada para él, solo fue sexo.

Y él me lo advirtió, él me dijo claramente lo que quería y aun así fui una estúpida y le entregue lo más preciado para mí.

Sigo corriendo y mis pulmones arden por el ejercicio y porque estoy llorando mientras corro. Al llegar a mi casa, me lanzo en mi cama a llorar desconsoladamente.

Hoy perdí algo muy importante para mí, algo que no podre recuperar nunca pero eso no es lo que más me duele, no me arrepiento porque quería que el fuera el primero, ¿Qué es lo que más me duele? Que estoy enamorada de él y supe de la peor manera que el sentimiento no es mutuo.

X A través de mi ventana X

Nota de la autora: ¡No tengo nada que decir esta vez! *lanza el micrófono al suelo*

Muakatela,

Ariana G.

¡Dejen los gritos, jalones de pelo y chillidos por acá!

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