Miyu

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Yo entré primero a mi cuarto, cerrando la puerta tras de mi. Escuché un enojado «¡Ey!» por parte de Todomatsu. Luego de declarar nuestro odio mutuo, no podía dejarle la puerta abierta para que pasara.

No. Claro que no.

Todomatsu abrió la puerta muy enojado, entró y la cerró de mala gana. Pasó de mí y se sentó en mi cama, mirando por mi ventanal abierto. Agarró sus piernas y las abrazó. Yo seguía ahí parado, admirándole un poco, el sol le sentaba bien, hacía ver su piel blanca más brillante y suave, algo de viento entraba del ventanal y movía ligeramente su cabello. Él se volteó de repente.

- Sé que tengo una maravillosa apariencia, pero... - Lo interrumpí.

- Oh, gracias. Me alaga bastante. - Puse una expresión burlona e hice un gesto algo dramático. Él gruñó y dejó de mirarme, volviendo su vista a la ventana.

Algo bueno de tener la misma cara es que si intenta ponerse vanidoso por su apariencia, me estaría alagando a mí también. Aunque esto significara que yo tampoco podría alagarme, pero nunca hago eso.

La basura incombustible como yo no necesita alagos, no servirían para nada.

- Todomatsu, sé que esperas que me cambie, pero por lo menos pon las cortinas. - Le ordené. Él, resignado, se levantó y cerró el ventanal con las cortinas.

- Listo. Ahora de prisa, no podemos perder el tiempo. - Con los ojos cerrados, se dirigió hacía mi cama y se sentó, volviendo a su posición inicial.

Yo ya había sacado la ropa de mi cómoda, me estaba desabotonando la camisa de la pijama, observé por unos instantes a Todomatsu, quien tenía aun los ojos firmemente cerrados.

- No necesitas cerrar los ojos, somos hombres. - Él se respingó.

- Los daydreams no tenemos sexo. - Lo dijo con un tono algo avergonzado. Este tema de los daydreams me dejaba perplejo cada vez más.

- Hmm. Eso tiene sus ventajas, como no avergonzarte de que alguien se desvista frente a ti o enamorarte de cualquiera. - Doblé la pijama y la puse en la cómoda. No quería darle más trabajo a mamá.

En serio tenía mucha suerte. Podría enamorarse de cualquiera, no como me pasó a mi con Jyushimatsu...

Todomatsu se rió, noté un deje incómodo en él. - Jeh, sí, supongo. Me puedo enamorar de cualquiera.

- ¿Alguna vez fuiste mujer? - Todomatsu casi se voltea a encararme, quizá para insultarme por la pregunta.

- ¿Te refieres cuando era humano o cuando fui otras veces daydream? - Cierto, Todomatsu ha sido daydream otras veces.

- Los dos. - Me empecé a poner el pantalón. Iba a seguir con el suéter, pero al ver como la cola de Todomatsu se movía de un lado a otro por toda mi cama, quedé algo hipnotizado.

- Ni siquiera recuerdo que sexo fui cuando era humano, o si me lo cambié o si consideraba que no tenía. Estupideces humanas. Y no, nunca me ha tocado tomar la forma de algún ser femenino.

Había dejado de escucharlo al acercarme poco a poco a la cama, aún hipnotizado por el movimiento de la cola. Tenía forma de esas plantas con las cuales juegas con los gatos para que lo atrapen (creo que se llamaban espigas). Acerqué mi mano lentamente a la cola, quieta en un lado, y justo cuando la iba a tomar se movió al otro lado. Algo enojado me acerqué para tomarla, pero se movió de nuevo.

- Aunque es raro que un daydream se enamore, también que tenga ganas de tener relaciones con alguien. Después de todo, sólo queremos ganar el juego. Los que disfrutan de la vida humana son aquellos a los que los juegos les dan igual pero intentan no perder de primeros, serían como la clase media de la sociedad en la dimensión. Son unos totales presuntuosos... Aunque los de la clase alta lo son también. Y por si te lo preguntabas, soy uno de clase baja. Nos llaman daydreams menores.

Game Of DaydreamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora