Capítulo 27

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El reservado más caro de la Tentación de Venus estaba ocupado por dos personas, la cama estaba totalmente revuelta, había ropa tirada por el suelo y los cristales estaban empañados. Daniella empujó a su Extraño para que la dejara levantarse de la cama, y se puso en pie.

- ¡Quítate la máscara, ahora! - dijo Daniella enfadada tapándose con la colcha que estaba tirada en el suelo.

- Eso no forma parte del juego.

- No me vengas con gilipolleces. Ya que tú sabes quién soy, creo que el juego ha terminado. ¿Quién eres? - de repente se sintió valiente y segura de sí misma ante aquel hombre.

- Tienes razón, es justo - el hombre con cara de decepción se quitó la máscara. No estaba acostumbrado a perder ni a dejarse llevar por nadie, y menos por una mujer. Pero ya se había divertido bastante con aquella chica.

- ¿Adriel? - no sabía si sentía odio o ilusión -. ¿Siempre has sido tú?

- Claro, ¿te decepciona?

- Ahora sí, porque estoy enfadada contigo. Y más porque esta noche sabías que era yo – se llevó la mano a la cabeza, se quitó la máscara y la peluca, y se sentó en el suelo envuelta por la colcha de color azul cielo -. ¡Qué tonta fui! Yo te lo conté - susurró. Se calló un segundo pensando -. Y… ¡hoy has jugado sucio!

- Lo sé, nena. Pero ha sido divertido - decía mientras se ponía los calzoncillos.

- No seas gilipollas, soy una estúpida.

- ¡Ey! - se agachó donde ella estaba y le sujetó la cara con las dos manos -, no eres estúpida, ha sido una noche mágica, ¿no lo crees?

- Bueno, las he tenido mejores - mintió para que no se lo creyera tanto, pero él en vez de tomárselo a malas se rio.

- ¿Por qué estás enfadada conmigo? Porque no te dije que era yo cuando me contaste lo que pasó tu primera noche aquí o por algo que he hecho.

- Por las dos cosas.

- En mi defensa ya te insinué que era yo.

- ¿Cuándo?

- Después de…nuestro momento íntimo te pregunté si no sentías como si no fuera la primera vez.

- Pero ¿qué insinuación es esa?

- Yo la veo clara.

- Es como si yo voy en tu coche la primera vez y te digo - se levantó y anduvo por la habitación mientras hablaba -: es cómo si ya lo hubiera probado antes, no hay mucha diferencia en el asiento de un coche, si lo ves por fuera sí, pero por dentro todos los coches son iguales.

- ¿Estás diciendo que tú eres igual a otras mujeres? - se burló porque le divertía hacerla rabiar.

- Sí, ¡no! - estaba tan enfadada que se estaba liando en lo que decía -. Quiero decir que el cuerpo de una mujer y el sexo puede ser similar, pero no que yo sea igual a nadie – Adriel se reía y eso la frustraba más -. ¡Adriel, no te rías!, no sabes cómo te odio en este momento – él se levantó del suelo y se puso enfrente de ella.

- Dime por qué estás cabreada conmigo.

- Buff...- bufó, no sabía por dónde empezar ni cómo decírselo –. Después de nuestra noche…ya no he vuelto a saber de ti. Me sentí…usada. He estado pensando toda la semana y… no sé, creo que hice mal en acostarme contigo tan pronto, pero me dejé llevar porque me atraes mucho, sabía que para ti no iba a significar nada, y efectivamente así era. Y decidí venir para desconectar y dejarme llevar por “Lancelot” - hizo el gesto de las comillas con los dedos -, deseaba que fueras otro hombre para así poder vengarme de ti y no resultar una tonta. Pero saber que eres tú y saber que te has reído de mí….me sulfura – dijo con rabia. Se lo había dicho todo de carrerilla porque era así como lo sentía. Él se quedó mirando el suelo y se mantuvo callado cerca de un minuto, Daniella lo miraba desesperada porque necesitaba que le dijera algo.

La tentación de VenusWhere stories live. Discover now