capitulo 5

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Para Sakura fue un alivio hacerse cargo del trabajo de un asociado que había tenido que ausentarse por motivos familiares. Así tendría poco tiempo para pensar en sus problemas.

Al menos, eso era lo que se había dicho a sí misma.

Pero la realidad fue muy distinta. La imagen de Naruto iba a su mente con tanta frecuencia que tenía que hacer un esfuerzo para apartarla y concentrarse en lo que estaba haciendo.

No podía cometer ningún error, por eso tuvo que repasarlo todo una y otra vez para asegurarse de que todo estaba perfecto.

Justo cuando pensaba que había terminado, recibió una llamada de recepción.

-Hay un envío a tu nombre -lo informó Sora

Sakura miró la hora y comprobó que le quedaban cinco minutos antes de la siguiente cita.

-Ahora mismo voy.

Estaba esperando un contrato que debía llegarle por mensajería y que ella debía revisar antes de presentárselo a un asociado al día siguiente. Los temas legales solían ser muy engorrosos y había que mirar cada cláusula con lupa antes de firmar.

Cuando llegó a la recepción, lo único que vio fue a un hombre vestido de mensajero con un gran ramo de rosas rojas envuelta en papel celofán. El estómago le dio un vuelco al pensar en quién se las había mandado.

- ¿Celebráis algo? -le preguntó Sora.

Sakura logró esbozar una sonrisa.

-Algo así.

-Voy a buscar un jarrón -le dijo la recepcionista

-Gracias.

Agarró el ramo y esperó a estar sola en su despacho para sacar la tarjeta.

Con amor. Naruto

¿Amor? Aquello debía de ser una broma. ¿Acaso sabría él el significado verdadero de aquella palabra? Obviamente, su interpretación del término no era la misma que la de ella. Y si pensaba que con un ramo de rosas iba a hacerla cambiar de opinión, estaba muy equivocado.

En la privacidad de su oficina se tomó unos segundos para admirar los pétalos aterciopelados de los capullos e inhalar su aroma. Cerró los ojos y recordó otras ocasiones en las que Naruto le había regalado rosas.

«Ni se te ocurra», se advirtió a sí misma.

Escuchó un golpe en la puerta y sacudió la cabeza para recobrar la compostura.

-Un jarrón con agua -le dijo Sora alegremente-. ¿Quieres que te ayude? Tu cliente está esperando en la recepción.

Sakura le dedicó una sonrisa amable.

-Gracias. Dame un minuto y, después hazle pasar.

El mensajero le llevó el contrato que estaba esperando. Aprovechó para echarle un vistazo a la hora de la comida mientras se tomaba un sándwich.

Cuando salió de la oficina, se unió a la corriente de tráfico de manera automática. A los pocos minutos, se dio cuenta de que, en lugar de a su casa, se dirigía a casa de Naruto. Con un improperio, se desvió al carril de la derecha, pero aún tardó varios minutos en poder dar la vuelta.

El teléfono empezó a sonar mientras iba conduciendo. Decidió ignorar la llamada; quienquiera que fuera ya le dejaría un mensaje en el contestador.

Naruto. Podía esperar, decidió mientras abría la puerta del apartamento. Primero quería tomar algo y descansar un rato después de un día tan agotador. Un día que todavía no había terminado. Aún tenía que repasar sus notas, comprobar unas referencias y hacer un resumen. Esa noche, seguro que no se iba temprano a la cama.

Una Boda Por Amor Where stories live. Discover now