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—Tu querías entrar en los pensamientos de Jesús, ¿Por qué? —preguntó el policía sentándose otra vez en la silla— Si ya sabías que él había asesinado al jefe de tu padre.

—Quería sentir lo que él sentía en ese momento... —dije mirando al suelo —Quería percibir su frustración, sus ganas de hacerlo.

La puerta se abrió y dirigí mi mirada a esta, viendo la figura de Dani.

Sin previo aviso me abrazó con todas sus fuerzas.

—Madre mía, estás bien... Pensé que estabas muerta... Tus padres están muy preocupados Julia... —sentí como sus lágrimas mojaban mi camiseta.

—Estoy bien... Dentro de lo que cabe. —besé su mejilla.

—No me han dicho nada de él, ¿tu sabes dónde lo han metido? —preguntó y negué mirando al suelo. —No te preocupes... Todo saldrá bien...

•••

—Julia —susurró Jesús en mi oído —Julia ya es de día... —me dio besos en el cuello.

—Ai ya voy —dije dándome la vuelta.

—Si ni te levantas te voy a tirar un caldero de agua.

—Y me lo creo.

De repente me sentí fría, helada y empapada.

—¡JESÚS! —grité.

—Te lo advertí —y salió de la habitación.

Suspiré y me eché otra vez en la almohada.

—¡Julia! —dijo.

—Vooy —me levanté y salí.

•••

—Vale vamos a intentarlo otra vez —dijo Tom —Piensa en un recuerdo que te llene de alegría. Vívelo tu misma.

Cerré mis ojos y me concentré lo más que pude.

Cuando los abrí estaba en el instituto, sentada en las escaleras con las chicas, mientras que los chicos jugaban al baloncesto.

—Jesús está guapo, eh, Julia —todas rieron y me miraron.

Mierda, que dije yo aquel día. No me acuerdo.

Me encogí de hombros y volví a mirar a mi libreta.

—Está tan guapo que querrías quitarle la ropa —dijeron otra vez.

—Si supierais —susurré.

Los chicos se acercaron y Jesús se sentó a mi lado.

Le miré, cada parte de su rostro. Había cambiado tanto... Y solamente por mí.

En este tiempo no tenía tupé y vestía las típicas sudaderas con el logo del instituto.

Sudaba por la frente y sostenía el balón de baloncesto en sus manos.

Me miró —¿Que pasa? ¿Tengo monos en la cara? —rió.

—Solo quería observar como eras una vez más... —dije.

Frunció el ceño.

Intenté besarlo pero me desperté del recuerdo.

Me maldecí interiormente.

—¿Qué tal? —preguntó Tom.

—Que bebé era —me senté en el sofá.

—¿Has vuelto a pensar en Jesús?

—Es que puf... Solo quiero que todo vuelva a ser como antes.

—Pero no puedes cambiarlo. Lo hecho, hecho está. Tengo cosas que hacer, nos vemos para cenar Julia.

—Adiós Tom.

Salió por la puerta y suspiré.

—¡Julia! —exclamó Jesús feliz entrando por la puerta trasera. —La primera vez que pesco y he pescado tres peces, ya tenemos cena. —los dejó en la nevera y luego vino conmigo. Me miró —Algo me dice que quieres llorar —dijo.

—Quiero hacerlo. Intento ser fuerte pero todo esto me supera. Jesús yo te quiero pero echo de menos a Dani, a Calum, a mis padres, a las chicas... Echo de menos mi casa, mi hogar. Mi habitación. Echo de menos hasta el instituto. Eras popular, muy popular. Echo de menos a mi perro, que me debe de estar buscando por todas partes. Lo echo de menos todo. Y tú también deberías hacerlo, porque es tu familia, tus amigos, tu hogar... Es todo. Si vamos podríamos explicarle a la policía que por qué lo hiciste. Podemos volver a ser felices —acabé mi discurso y él me miró.

—Tu no lo entiendes. Me quieren en la cárcel, Julia. Vete tu si quieres, te dije que no te iba a retener aquí, pero yo me quedo.

—Pero Jesús...

—Yo me quedo. —volvió a repetir y subió a su habitación.

Broken. [Jesús Oviedo][En proceso]Where stories live. Discover now