Capítulo 4

7.2K 390 13
                                    

-¡Ahora te sientas y me sirves pizza! ¿¡Oiste bien!?-dijo furiosísimo- ¿¡OISTE BIEN MIERDA!? -Dijo enojadísimo, ¿pero por qué tan explosivo?

-S... sí-dije en susurro, fue lo peor haber susurrado.

-¿Qué?-Dijo.

-¡Sí!-le grite.

-Vuelve a subirme el tono y te mato al instante-dijo, comenzé a llorar de miedo- ¿Por qué lloras imbécil?-dijo y empecé a llorar más aún y a temblar, el miedo era impresionante, nunca nadie me había tratado así.

No respondí ante su pregunta, fallé nuevamente, hizo que mi silla, conmigo sobre ella, se apegara a la pared de golpe y él saltó practicamente sobre mí y me agarró del cuello.

-¡Llora! Eso, ¡llora! ¡Hazlo rápido! ¡Una lágrima más y soy capaz de cualquier cosa _____!, ¡Cualquier cosa!-dijo parado frente a mí casi ahorcándome. Voté dos lágrimas que salieron a la par y él se rió- Una y dos, dos lágrimas es mucho para haberte pedido que no derramaras ni una -me apretó más con su gruesa mano. No respiraba y se me subían los colores a la cabeza. Me soltó de sorpresa y comenzó a... ¿acariciar mi cuello? ¿Qué le pasa a este tipo?-Lo siento, oh no, no lo siento, me das lástima, solo que me salí de autocontrol, discutí con Dios y como siempre él ganó y no venía de humor. Tienes solo 4 días para decidir lo que quieres o si no te mataré de inmediato.Y eso que no me descontrolé tanto-dijo.

-¡Oh, Dios! Ya me imagino como es realmente enojado-pensé.

-¡Dije que no nombres a Dios ni en tus pensamientos!-dijo y sus ojos volvieron a ser rojos.

-Disculpa... -dije arrepentida, no me gustaría verlo furioso de nuevo, aún me dolía el cuello. Empecé a tocarme la parte herida -¿Ahora lees mis pensamientos?

-Puedo hacer lo que quiera señorita-dijo con un tono de voz potente- Quita tus manos- dijo relajandose y cerrando los ojos.

-¿Qué? ¡Pero si me duele!-protesté.

-¡Quítalas dije! Eres muy excitante- dijo, al fin decía algo de mi halago -Ven- me acerqué un poco, puso sus manos hirviendo sobre mi cuello y se me quitó el dolor- ¡Vaya! Eres caliente de sangre querida.

-¿Me... me estás provocando?-dije desvistiendolo con la mirada.

-¡Hey!... ¡hey! ¡Hasta ahí no más! No me desvistas más-dijo, Quedé anonadada, justo cuando venía la mejor parte, la ropa interior- Y no, no te estoy provocando preciosa.

-Este es muy bipolar-pensé.

-¿Co... cómo te llamas?-dije, prefiero tomarlo por las buenas.

-No servirá que me tomes por las buenas, no sirve, todos lo intentan y no pueden, mueren más rápido, me desilusionan, no tengo amigos y me llamo Louis... Louis Tomlinson-puse cara de confusión.

-Para nada de malvado Louis... ¿Puedo tutearte?-dije con miedo.

-Sí, eres la primera en pedirme autorización- rió, primera vez que reía, tenía una risa contagiosa y realmente hermosa- Gracias por tu halago mental, ¿en serio te parece contagiosa?-comenzó a reir frenéticamente, me causó risa. Nada que ver con el diablo que tuve frente a mí hace un rato- Oh, puedo ser agradable, pero no duro mucho pequeña.

-¿Puedes dejar de leer mis pensamientos? ¿Por favor?-dije suplicándole.

-Está bien preciosa-dijo mirándome seductoramente- Listo.

-¿Y cómo sé yo que ya no los lees?

-Buen punto, no sé, jamás me lo habían preguntado... pero enserio, no sé que estás pensando, quizás me estás desvistiendo nuevamente- dijo con una sonrisa traviesa.

-¡Oh! ¡Rayos! ¡Lo sigues leyendo!-dije entre riendo y protestando.

-¡Vaya! En serio solo adiviné, jamás me han desvestido con pensamientos- dijo- Le di al punto- y rió de nuevo, su sonrisa era hermosamente blanca y perfecta y su risa era hermosamente sonora y contagiosa.

El Diablo es Malo, Pero no Feo (ADAPTADA)Where stories live. Discover now