Maldita orgullosa

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Caminaba tranquilo por los pasillos, pensativo y calmado, con el único propósito de entretenerme en algo y dejar pasar el tiempo. Pero como siempre, desde que ella había llegado, mi tranquilidad era perturbada por su voz.
-¡¡Eh, tú!!- Gritó y giré mi cabeza ligeramente para poder observar como caminaba hacia mí con prisa, apresurada pero tranquila a la vez, con la misma actitud rebelde de siempre.
-Vaya...Ya era hora que te despertaras - Comenté, dándome la vuelta completamente, fijándome en su cabello despeinado por la almohada y en la pequeñas legañas que había en sus ojos.
- Callanté Bambi - Protestó llamándome por ese estúpido mote. Rodé mis ojos con desgana.- Tenemos que hablar de lo de anoche-.
Mis ojos expresaron confusión.
-¿Qué ocurrió anoche? -
-No te hagas el loco conmigo Loki y nunca, nunca vuelvas a besarme- Me amenazó mientras sus ojos reflejaban rencor. La verdad, prefería la actitud que tenía anoche.
-Ayer no parecías tan molesta cuando correspondiste ese beso -
Vi como sus pupilas se dilataban ante mi comentario.
-Eso...Eso fue por puro instinto...- Se excusó apartando su mirada hacia otro lado. Yo reí para mis adentros. Ella y su orgullo.
- Soy el Dios del engaño, no puedes mentirme...Sé que te gustó -
Fue divertido ver como el rojo se apoderaba sus mejillas, intentando ocultarlo en vano, y como su cuerpo tembló ligeramente de nerviosismo.
-Bueno...Yo no he dicho que no me...Gustase...- Susurro la última palabra.
-Entonces...No te importará que te otro, ¿verdad? -Susurré en tono bajo, acercándome más a ella, poniéndola más nerviosa. Pero por desgracia para mí y mi diversión, ella puso su mano en mi pecho, deteniendo mi acercamiento. Mis ojos se pusieron en aquella mano pequeña y de finos dedos, y luego en ella, en su mirada seria, sin expresar ningún otro sentimiento que no fuese rencor.
-No soy una muñeca a la que puedas besar cuando te da la real gana cabrito...No soy un juguete...-
Vaya... ¿Acaso pensaba que solo la estaba utilizaba? Ridículo. Podría ser el rey de la mentira, pero no existía nada más verdadero que esos sentimientos que sentía por esta extraña y orgullosa mortal...
- No eres un juguete...- Le contesté, cogiendo delicadamente su mano que aun descansaba sobre mi pecho, apartándola hacia un lado. - Nunca te consideré de esa forma, tú eres mucho más que eso...Y, puede que digas que tú no quieres, pero yo si... Y siempre consigo lo que quiero-
Mis ojos se clavaron en los suyos, y los suyos en los míos, examinándome, intentando averiguar si era verdad o no lo que decía. Al cabo de unos segundos una sonrisa traviesa se formó en sus labios.
-Hump...Me temo que esta vez habrá una excepción-
Su sonrisa se agrandó para luego darse la vuelta y comenzar a caminar triunfalmente, creyendo que iba a ganar esta guerra. Pobre ilusa. Caminé rápido, siguiéndola y dándole alcance al poco tiempo, cogiendo una de sus suaves manos, entrelazando mis dedos con los suyos para luego empujarla hacia mi fuertemente y pegar nuestros labios en un apasionado beso. Cerré mis ojos y puse mi mano libre en su cintura, quitándole todas posibilidades que tenía de escaparse. Al principio ella se resistía, incluso por un momento pensé que me iba a pegar una bofetada. Pero al final acabó correspondiendo, besándome fuertemente. Mis labios se encorvaron hacía arriba en una sonrisa sin dejar de besarla. Me separé dejando que cogiese aire, pero ella apenas se separó un centímetro de mis labios.
-Estúpido idiota...- Susurro cabreada para luego besarme, sorprendiéndome ligeramente. Me reí entre sus labios. Siempre será una orgullosa.
Mi maldita orgullosa.

Estúpido BambiWhere stories live. Discover now