IV

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"Ah... por fin llego".

No se si reírme por lo estupido que soy o llorar por haber estado una hora y cincuenta cinco minutos recostado en una silla del salón de espera del metro (que no es nada cómoda) pero bueno, en fin eso fue lo que decidió el destino "aunque no creo en el destino, pero algo debió tubo que interferir".

Por fin llego el metro y habían muchas personas no se podía ni caminar, pero alcance a entrar al metro, y el viaje era hasta Majorstuen y de ahí me tocaba tomar un avión para poder llegar a mi destino Bergen y vivir en la costa de aquella ciudad pero el viaje duraba tres horas por que teníamos que pasar primero por Buskerud y hacer una parada en Drammen, un municipio de esa providencia y eso duraba hora y media y de Drammen a la costa de Benger también hora y media me esperaba un largo camino.

"Ah... que aburrimiento".

Llevaba cuarenta y cinco minutos sentado en esa incomoda silla del metro pero ya me había acostumbrado. Después de pasar cuatro horas en la sala de espera.

El metro estaba tan lleno de personas que afortunadamente puede coger un asiento pero al mirar hacia la derecha y pobre, había una anciana que no tenía silla y el tren (metro) se estaba moviendo demasiado y nadie le cedía su puesto y a mi personalmente me dio mucha lastima y rápidamente me pare me le acerque y le dije amablemente "señora le cedo mi asiento" a lo que ella me respondió con una sonrisa en su tierno rostro diciéndome "muchas gracias muchacho, eres todo un caballero y una gran persona", me agarro el cachete se voltio y se sentó, sonrió y se durmió, algo que me hizo feliz,
pero en realidad el metro se estaba moviendo demasiado y me intente sostener de la baranda y al intentar cogerla coque mi mano con la de otra persona totalmente diferente, que inmediata me hizo voltear la cabeza y a la de la persona también, y al abrir mis ojos vi a un "ángel" una diosa rubia, ojos azules, nariz perfecta y un cuerpo glorioso, que vestía con una blusita blanca que le llegaba hasta el ombligo, tapada por un suéter largo color gris y un legis blanco y unos tacones blancos, (era prácticamente un ángel), y la mire y ella a mi y sonrojada sonrió y miro hacia la ventana yo lentamente iba soltando la baranda y la chica se dio cuenta y se voltio y me agarro la mano y me dijo suavemente "no lo hagas" y yo penosamente le respondí:

-Lo siento no me dí cuenta de que ya la tenias ocupada.

-Tranquilo aquí cabemos los dos.

-No tranquila si te incomodo, me acomodo en otro lado.

-No queda te, quiero hablar con alguien, tengo pocos amigos y tu ya eres uno de esos pocos.

A lo que le respondí con un simple "bueno", y ella me empezó a contar sobre sus gustos y así comenzamos....

La Rosa Del Viejo JardinWhere stories live. Discover now