Capítulo 26

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Pienso que las profanidades que salieron de mi boca cuando golpee el suelo habrían sido comprensibles en cualquier idioma. Dolió. El arbusto no fue en particular afilado o punzante, pero tampoco fue inimaginablemente suave. Estropeo un poco mi caída, sin embargo no salvo a mi tobillo torcerse debajo de mi. ―¡Demonios!‖ Dije a través de mis dientes apretados, poniéndome de pie. Rusia me hacia maldecir mucho. Probé el peso en mi tobillo y sentí una punzada de dolor pero insignificante que no me permitía estar de pie. Un esguince, gracias a Dios. El tobillo no estaba roto, lo que lo hizo peor. Aún así, iba a retardar mi huida. Cojeé lejos del arbusto, intentando retomar el paso e ignorar el dolor. Extendiéndose delante de mí había un estúpido laberinto de setos que la otra noche creí que era genial. El cielo estaba nublado, pero dudé que la luz de luna pudiera brindarme facilidades para mi huida. No había forma de combatir contra aquel desorden frondoso. Debía de encontrar la salida y llegar hacia allí. Desafortunadamente, cuando rodeé la casa, descubrí una verdad desafortunada: El cerco de setos estaba en todo lugar. Rodeaba la finca como alguna clase de foso defensivo medieval. Lo peor era que, dudaba que Galina la hubiera instalado para defensa. Ella probablemente lo había hecho por la misma razón que tenía arañas de luces del cristal y pinturas antiguas en los vestíbulos: Era estupendo. Así que, bueno, no había nada. Escogí una abertura al azar en el laberinto y comencé a serpentear a través de el. No tenía idea de adonde ir, ninguna táctica para salir. Las sombras acecharon en todas partes, y a menudo no veía los callejones sin salida, hasta que ya estaba dentro de ellos. Los arbustos eran lo suficientemente altos y yo solo era una forma pequeña dentro de aquel laberinto, perdí de vista completamente la parte superior de la casa. Si lo habría tomado como un punto de navegación, podría haber logrado moverme en línea recta (o casi directamente) hacia la salida. En lugar de eso, no estaba enteramente segura de si iba hacia atrás o en círculos o lo que sea. En una oportunidad, estaba bastante segura que había pasado la misma planta de jazmín tres veces. Intenté pensar en las historias que había leído, acerca de personas que habían navegado por laberintos. ¿Qué utilizaron? ¿Migajas de pan? ¿Hilo? No lo sabia, y mientras mas tiempo pasaba mi tobillo se lastimaba mucho más, comencé a desanimarme. Había matado a un Strigoi en mi estado debilitado pero no podía librarme de algunos arbustos. Realmente vergonzoso. ―¡Roza!‖

La voz fue traída por el viento, y me puse rígida. No. No podía ser. Dimitri. Él había sobrevivido. ―Roza, sé que estas por allí‖, él llamó. ―Te puedo oler.‖ Tenía el presentimiento de que él alardeaba. Él no estaba lo suficientemente cerca como para que yo me sintiera mareada, y con el empalagoso perfume de las flores, dudé que podría olfatearme pero- solo si yo sudase mucho. El me estaba poniendo una carnada para que yo le diera mi posición. Con nueva determinación, me dirigí abajo hacia la siguiente vuelta entre los arbustos, rezando por encontrar la salida. Ok, Dios, pensé. Sáqueme de esto y detendré mi mierda de practicante no-prometida. Me has enfrentado a un grupo de Strigoi por esta noche. Digo, atraparlos en medio de aquellas puertas realmente no debió de haber funcionado, es tan claro que usted esta metido en todo esto. Déjeme salir de aquí, y yo haré… no se. Donare el dinero de Adrian a los pobres. Me bautizare. Me uniré a un convento. Bueno, no. Lo ultimo, no. Dimitri continuó llamándome en voz alta. ―No te mataré, si te entregas. Estoy en deuda contigo. Sacaste a Galina por mí, y ahora yo estoy a cargo. No pensaba reemplazarla tan pronto, pero eso no es un problema. Por supuesto, no hay muchas personas a las que deba controlar ahora que Nathan y los demás están muertos. Pero eso puede arreglarse.‖ Increíble. Él verdaderamente había sobrevivido a esos obstáculos. Lo había dicho antes y lo digo ahora: Vivo o no-muerto, el amor de mi vida era un dolor el en culo. No había forma de que el pudo haber derrotado a esos tres… y no obstante, pero bueno… le había visto encargarse de locos obstáculos antes. Y claramente su existencia era la prueba de sus habilidades. El camino por delante de mí se dividió, y al azar escogí el camino de la derecha. Estaba inmerso completamente en la oscuridad, y di un suspiro de alivio. Note que, a pesar de su lejano comentario, yo sabia que el también se movía a través del laberinto, acercándose cada vez mas. Y a diferencia de mí, él conocía el camino, y como salir de este lugar. ―Tampoco estoy molesto porque me atacaste. Yo lo habría hecho en tu lugar. Es justamente una razón más por lo qué deberíamos de estar juntos.‖ Mi siguiente giro me hizo llegar a un pasadizo sin fin, lleno de flores nocturnas trepadoras. Contuve mis maldiciones y volví hacia atrás. ―Aun así, eres peligrosa. Si te encuentro, probablemente voy a tener que matarle. No quiero, pero comienzo a pensar que no hay remedio, que los dos no podemos vivir en este mundo. Elije mi opción, y te despertaré. Controlaremos el imperio de Galina juntos.‖ Casi me reí. Aun si quisiese no podría hallarle en medio de este desorden. Si yo tenía esa clase de habilidad. Mi estómago se arremolino un poco. Oh no. Él se acercaba más. ¿El lo sabia? Totalmente, no comprendía cómo asociaba la cantidad de náuseas, con su acercamiento, pero no tenia importancia. Él estaba muy cerca, punto final. ¿Cómo de cerca el necesitaba estar para olerme? ¿Podía oírme caminando sobre la yerba? Cada segundo le acercó más al éxito. Una vez que él encontrara mi rastro, me atraparía. Mi corazón comenzó a correr a mucha velocidad-como si eso fuese posible, ya a este punto-y la adrenalina bombeo a través de mí y adormeció mi tobillo, pero aun así, seguía retrasándome. Otro pasadizo sin salida me hizo girar alrededor, e intenté calmarme a mí misma, sabiendo que el pánico me haría más torpe. Todo el tiempo, esa náusea aumentó, incrementándose. ―Aun si logras salir, ¿dónde irás?‖ Él llamó. ―Estamos en medio de la nada.‖ Sus palabras fueron venenosas, penetraron en mi piel. Si enfocaba mi atención en ellas, mi miedo ganaría, y me daría por vencida. Me enrollaría en una bola y le dejaría venir a por mí, y no tenia ninguna razón, por creer que el me dejaría vivir. Mi vida podía terminar en los próximos minutos. Una curva a mi izquierda me condujo a otra pared de hojas verdes lustrosas. Me aparté rápidamente y me dirigí en dirección opuesta y vi-los campos. Los trechos largos, vastos de hierba se propagaban frente a mí, dejando paso a los árboles, esparcidos a lo lejos. Contra todo pronóstico había llegado a la salida. Desafortunadamente, las náuseas eran más fuertes ahora. La salida, él tenia que saber donde estaba. Miré con atención a mí alrededor, percatándome de la verdad de sus palabras. Nosotros en realidad estábamos en medio de la nada. ¿Dónde podría ir? No tenia ni idea de donde estábamos. Allí. A mi izquierda, vi aquel resplandor púrpura apenas perceptible en el horizonte, que yo había notado la otra noche. No me había dado cuenta de lo que era en ese entonces, pero ahora lo supe. Esas eran luces de la ciudad, Novosibirsk probablemente, si, ahí era donde la pandilla de Galina hizo muchas de sus hazañas. Aun si no era Novosibirsk, era civilización. Habría personas allí. Seguridad. Podría conseguir ayuda. Arranqué en una carrera tan rápido como pude, mis pies golpeaban duramente en contra del suelo. Aun así, la adrenalina no podía eclipsar tanta colisión, y pude notar el dolor subir a través de mi pierna con cada paso. Sin embargo, el tobillo lo soporto. No baje la velocidad ni empecé a cojear. Mi aliento era duro y rasposo, el resto de mis músculos aun estaban débiles por todo lo que había pasado. Aun con un propósito, sabia que la ciudad estaba muy lejos. Y todo el tiempo, la náusea aumentó y aumentó. Dimitri estaba cerca. Él tenía que estar fuera del laberinto, ahora, pero no podía arriesgarme a mirar hacia atrás. Me mantuve corriendo hacia ese resplandor púrpura en el horizonte, si bien eso significaba que estaba a punto de entrar dentro del grupo de árboles. Tal vez, tal vez estos me protegerían. Eres una tonta, una parte de mi, susurro. No hay ningún lugar donde puedas esconderte de el.

Blood PromiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora