Capitulo 2: Actos y No Palabras.

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POV Lauren

Camila no paraba quieta. Todos mis juicios sobre lo tranquila y responsable que era se esfumaron tan pronto como vi a la pequeña – porque suponía que era más pequeña que yo – levantarse tres veces en el poco tiempo que llevábamos en el tren. Yo intentaba leer mi libro preferido, pero a veces no podía evitar mirar a la belleza que tenía delante de mí.

- Lauren – me llamó. Me topé con sus ojos e instintivamente apreté un poco el libro entre mis manos. Su mirada me estaba penetrando, por primera vez la vi un poco seria, lo que hizo que me impusiese su simple presencia. No Jauregui, no le mires ahora las tetas, ni te atrev-mierda, sucumbí - ¿Puedes dejar de pretender que lees ese libro? Sé que me estás mirando – su gesto se suavizó tan pronto como mis mejillas ardieron de la vergüenza. Se acercó a mí quedando su rostro muy cerca del mío. Mi respiración se agitó, mis pupilas se dilataron y noté toda la energía que desprendía Camila. Ella sonrió seductoramente y su mano se movió hacia la mía, con su pulgar acarició mi palma y sin darme cuenta me arrebató el libro – Solo te voy a pedir una cosa – sus labios se acercaron a mi oído y tragué en seco, ahora era cuando teníamos un beso acalorado y acababa con ese culo enorme entre mis man-basta Jauregui, ni que estuvieses cachond-oh... si, tarde. Mi pulso se estaba acelerando y mis palmas estaban sudando. Mi cerebro estaba imaginando miles de escenarios, algunos hasta indecorosos y poco apropiados –como cogerla del pelo y empezar a besarla con pasión- pero ni en un millón de años lo haría, nunca, en cuanto probara esos labios mi cordura desaparecería, y eso  – Entretenme – dijo de repente. Se apartó de mí y se sentó en el asiento de enfrente riendo inocentemente.

- Es-espera... ¿Por qué has hecho eso? – Miré a los lados observando que un señor y un grupo de tres amigos se nos habían quedado mirando. Qué vergüenza...

- Uhm... Simplemente quería – se estiró y se acomodó en el asiento con un sonoro bostezo. La miré con incomprensión – Nunca hiciste algo en el momento en el que lo querías ¿Verdad? – me quedé pensando, tratando de encontrar un ejemplo para cerrarla la boca, y no, no iba a besarla para callarla como en los fanfics locos de algunas gordas fan, sino con hechos, pero... no se me ocurría ninguno - ¿Se te comió la lengua el gato Ojitos Serpiente? – ella rio pícaramente. Fruncí el ceño y decidí volver a volcarme en mi lectura arrebatándole el libro que me había quitado antes de las manos – Encima te picas rápido. Estas van a ser ocho horas muy entretenidas – hizo una pausa – Lauren – susurró seductoramente, y todos los pelos de mi cuerpo se erizaron imaginándomela en mi cama mientras gemía mi nombre de esa forma y pedía más. No, espera, nunca iba a pasar eso, no es lógico que se hagan esas cosas con un desconocido, aunque es una desconocida que vaya cuerpaz-¡NO! Dios solo espero que pasen estas horas lo más rápido posible.

Ella se pasó los siguientes veinte minutos mirándome, yo cada vez poniéndome más nerviosa. Creí haber sido salvada por la campana cuando un chico moreno, blancucho y alto se nos acercó – H-hola – decía tímidamente a Camila. Ella lo prestó mucha atención y sin ningún tipo de descaro lo miro de arriba abajo y se recostó en la silla mirando la cara de perdido que tenía el chaval. ¿Así que no era la única Culobello? No tengo que tener celos... ella no es nada – Uhm... yo... y-yo o sea... tu y ... no, tu... - intentaba articular el chaval.

- Te atraigo, quieres saber mi nombre y no sabes cómo iniciar una conversación conmigo, pero para tu suerte amiguito Lechita – ¡¿lo acaba de llamar lechita?! Miré la escena por encima de mi libro un rato – soy muy sociable, así que te lo pondré muy fácil.

Camila se levantó de su asiento y se puso al lado del chico mientras miraba al asiento vacío que la pertenecía, se aclaró la garganta y tomó aire – Hey chica guapa – puso una voz grave que llamo la atención de todo el vagón – Me llamo... - miró al chico alto y espero que le dijera su nombre.

- Shawn – dijo él más rojo que un tomate. Parecía estar gustándole las tonterías y locuras de Camila. No le culpo se veía realmente adorab-Jauregui tu sigue leyendo nadie te pidió opinión.

- Me llamo Chon y...

- Es... Shawn - dijo él un poco inseguro si debía corregirla.

- Da igual lechita, déjame continuar - se aclaró la garganta - y veo que eres preciosa por eso quería saber tu nombre y... - miró al chico de nuevo - ¿Quieres saber algo más? – volvió a usar su voz normal. Él sacudió la cabeza – Oh, asique joven padawan solo quieres mi nombre e irte ¿no? Que cosas tiene la vida... - se sentó de nuevo en el asiento – Camila, y ya puedes irte porque es lo único que querías – por sus palabras podría decirse que parecía que estuviera enfadada, pero Camila es un caso aparte, lo dijo tan tranquila como siempre.

- Pero... yo... sólo yo umh – el chico se atragantaba con sus palabras y liaba con sus propios pensamientos. Intentar ligar con Camila podía parecer intimidante, pero este chico estaba realmente hecho un saco de sudor – No quería solo saber tu nombre – al final dijo con su tono dulce e inseguro. Se le notaba buena persona a este Chon, o Swan y Shawn como fuese, ahora que sabía que Camila no le iba a hacer ningún caso.

- ¿Entonces por qué me has dicho que sólo era eso? Puedes irte y mentirle a otra – cogió de su mochila otro plátan-otra banana, Lauren, banana.

El chico bajó su cabeza y se fue por donde había venido.

- El chico solo trataba de ser agradable Camila... fuiste muy dura – musité insegura. Yo no era nadie para decirle nada, y menos cuando me alegraba que se haya ido sin nada de Culobe-Camila...

- Él no fue sincero. Si desde el primer momento me hubiera dicho lo que quería ahora estaría o hablando con él o en el baño del tren – esperen... ¿Qué? La miré incrédula dejando mi libro a un lado – No te sorprendas Ojitos Serpiente, soy libre de hacer lo que me plazca, pero siempre que sean sinceros conmigo. Si algo es solo sexo, lo es, si es una conversación que quiere ir a más lo es, pero no me gusta que me mientan viniendo como si solo quisiesen conocerte cuando lo que quieren es tener el mejor orgasmo de su vida conmigo – a este punto mi mandíbula creo que ya tocaba el suelo, y esta vez no era por su cuerpo – la verdad va por delante. Por eso odio las palabras, las palabras mienten todo el tiempo, pero los actos no. Los actos de las personas hablan por ellos mismos.

- ¿Entonces te da igual que solo te utilicen para el sexo? – atreví a preguntar, pero en bajito para que nadie nos oyera.

- Si yo accedo sabiendo que es solo sexo... ¿Quién utiliza a quién? Nadie, se pacta que es solo un calentón, no hay nada intelectual, es todo físico. Esa persona sabe que es solo sexo y yo también. Por eso me gusta que la gente me venga con sus intenciones reales. Si lo deseo en ese momento... hago lo que quiera, las personas se guían demasiado por su cabeza, pero el corazón es el que manda lo que quiere "The heart wants what it wants" o algo así cantaba Selena Gomez ¿no? – Camila siguió comiendo su banana tan tranquila mientras me miraba con una sonrisa.

Acababa de descubrir que Camila era una persona loca, pero tenía su cerebro, y tal vez tenía más sentido lo que había dicho de lo que parecía al principio. Pero entonces una duda asomó mi cabeza y decidí, por primera vez, decir algo sin pensar.

- ¿Entonces por qué hablas conmigo? – la miré a los ojos y ella sostuvo mi mirada. Sus ojos fueron hasta mis labios y luego volvieron. Ella ya sabía la respuesta, pero trataba de ponerme nerviosa.

- Eres diferente, al menos para mí. Sé que te guías por lo racional, no porque quieras mentirme o utilizarme con mentiras. Seguro que desde esta mañana alguna vez has pensado en mi culo, pero no me lo dices, tampoco me dices lo que quieres de mí, pero ni lo intentas tener. Eres diferente a los demás, y aprecio eso en una persona, aunque sea tan aburrida como tú. Voy a acabar sacando tus deseos, tengo ocho horas Lauren, ahora siete, pero las pienso aprovechar – nuestras miradas no se movían de los ojos o de los labios de la otra. Camila me iba a traer problemas seguro, pero perecían ser unos problemas bastante húmed-Jauregui contente, porque ella reencarne el deseo no significa que tu debas caer, aunque quiera.


Cordura contra Deseo |Camren|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora