Capítulo quince.

36.3K 1.1K 31
                                    

Sus labios hicieron contacto con los míos una vez más. El sabor a alcohol ya se había eliminado por completo; y lo extrañaba en cierto modo.

–¿Tienes preservativos? No quiero más sustos –dije algo apresurada por el beso.

–¿Quién ha dicho que vayamos a necesitarlo?

–Oh, yo… pensé que íbamos a…

–No, Diane, no ahora. Ya te lo he dicho, esta será mi pequeña venganza por haberme mentido antes –esbozó una sonrisa traviesa.

Mis mejillas comenzaron a arder. Tenía miedo. ¿Qué va a hacerme? ¿me dolerá?

–¿Dónde lo habíamos dejado antes de que Samantha nos interrumpiera? –una de sus manos dejó de ejercer presión sobre mis muñecas. Sus dedos dibujaron el contorno del borde de mis pantalones. Temblé debido a un escalofrío provocado por el contacto de su fría mano-. Ah, sí, ya me acuerdo. Estaba degustándote –jadeé frustrada.

El ardor de mis mejillas se extendió por todo mi cuerpo. Un simple roce de sus dedos con mi piel y unas pocas palabras habían bastado para excitarme.

Era increíble el cómo, con el más mínimo toque y un pequeño juego de palabras, Louis conseguía hacerse con el control total de mi cuerpo.

–Tengo tantas cosas en mente… Tantas cosas que me gustaría hacerte… –murmuró en  mi oreja. Sus dientes perfilaron mi oreja, bajando hasta la curva de mi cuello. Dio un pequeño mordisco sobre la delicada piel y esa fue mi perdición.

Coló su mano por debajo de los apretados vaqueros y sobó mi zona más íntima por encima de la fina tela de encaje que la cubría.

–Puedo sentir lo húmeda que estás a través de tu ropa interior –musitó-. Me va a costar retenerme –rió por lo bajo y sacó su mano de entre mis piernas. Besó mi cuello y mis labios una última vez y se posicionó de rodillas en la cama, librando mis muñecas de su agarre.

Sus preciosos y claros ojos me miraban fijamente de forma intimidante y ardiente. Bajó la mirada hacia mi entrepierna, se relamió los labios y me miró de nuevo a los ojos.

–Vamos a jugar a un pequeño juego –la sonrisa maliciosa me adelantó que su siguiente frase me haría estremecer-. Voy a tocarte. Pero si gimes, pararé. Y si me tocas, igual. Así que procura no bajar los brazos ni gemir si quieres conseguir correrte –tragué saliva. ¿Hablaba en serio?

–Eso va a ser una tarea difícil –Rió ante mi confesión.

–Intenta que no lo sea –se burló.

Le sobró tiempo para desabrochar nuevamente mi pantalón y quitármelo.

Se inclinó, levantó un poco mi camiseta -a la altura de mi ombligo-, y repartió cortos besos por la parte baja de mi vientre y, como no, algún que otro leve mordisco. Empezaré a pensar que tiene complejo de animal hambriento.

Se detuvo, me observó sonriendo y devolvió la vista a aquella zona.

Pasó lentamente su dedo a ras del elástico de mis bragas.

Repitió la misma acción con la lengua, mirándome desde su posición mientras lo hacía. Mordí mi labio de la frustración mientras me retorcía en el sitio.

Su cálida lengua pulsó mi húmeda feminidad a través de la tela. Lamió la zona con suma delicadeza y lentitud, con los ojos cerrados, dando a entender que disfrutaba de lo que hacía. La imagen que visualizaba y las sensaciones que me invadían hicieron que un gemido creciera en lo más profundo de mi garganta e intentara atravesar mi boca. Lo retuve, aunque me costara hacerlo.

Cinco minutos le habían bastado para tenerme así, agonizando en el más puro placer.

Cogió mis bragas por los extremos y las deslizó por mis piernas, demorándose en su acción, torturándome más.

Todo esto estaba sucediendo por mi pequeña mentira de que estaba embarazada. He aprendido la lección… Debo mentirle más a menudo. Será una venganza, pero es una venganza tan agradable y satisfactoria…

Su dedo y su boca arremetieron contra mi clítoris ya hinchado, frotándolo, lamiéndolo, succionándolo con cuidado.

Cada vez me costaba más contener mis ganas de gemir y de tocar su sedoso cabello.

Rozó mi entrada con uno de sus dedos y a la vez sopló sobre mi clítoris. La fría y pequeña brisa fue el detonador de mi bomba interior. Llevé mi mano a mi boca pero no fui capaz de retenerlo; Un fuerte gemido atravesó mis labios. Joder.

 

Oí a Louis reír satisfecho mientras se separaba. El juego había acabado.

–Pensé que aguantarías más, pequeña Diane –besó mi mejilla y se tumbó a mi lado sobre su costado izquierdo-. Me ha encantado “jugar” contigo –susurró.

                        ______________________

 

¿Estáis bien? ¿Necesitáis algo? ¿No se ha traumado nadie, verdad?

Yo casi muero a mitad de capítulo mientras lo escribía, JÉ.

 

 

Bueno bueno bueno… primero de todo, perdón por tardar taaaanto en subir capítulo, seguro que me odiáis por ello (?)

 

Supongo que os está gustando la historia… O eso espero.

 

¡Gracias a todas las que leéis, a las que comentáis y a las que votáis! <33333

Secrets. {Louis Tomlinson Fan Ficción}Where stories live. Discover now